Diario de León

SANIDAD

El robot Da Vinci amplía prestaciones al sumar la cirugía esófago-gástrica

Trescientas operaciones al año con cirugía robótica. La cirugía esófago-gástrica del Hospital de León es la primera unidad del servicio de Cirugía de la Comunidad que introduce el robot para operaciones mínimamente invasivas. Los cirujanos acaban de practicar las dos primeras intervenciones de hernias de hiato. El robot se pone así a pleno rendimiento tras año y medio de funcionamiento con Urología y Ginecología. La previsión es llegar a las 300 operaciones al año entre los tres servicios

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León

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Primero fue el servicio de Urología, después Ginecología y el pasado jueves 12 de septiembre entró en el quirófano del robot Da Vinci el equipo de la unidad de Cirugía Esófago-gástrica del Complejo Asistencial Universitario de León (Caule) para practicar las dos primeras intervenciones a dos pacientes con hernia de hiato del Servicio de Cirugía de León. Con este paso, la unidad se convierte en la primera de esta especialidad en Castilla y León que utiliza el robot Da Vinci, tecnología que incorporó Sacyl en León hace año y medio. Con el aterrizaje del Servicio de Cirugía, la herramienta más evolucionada para la cirugía mínimamente invasiva, el Da Vinci, se pone ya a pleno rendimiento para llegar a operar a 300 pacientes al año (120 de urología, 120 de cirugía y 60 de ginecología).  

El equipo liderado por el cirujano José María Canga Presa, con Miguel Alcoba García como primer asistente, y Carlos Gavilanes Calvo como segundo asistente, practicaron las dos operaciones de hernia de hiato a pacientes que acudieron al especialista por reflujo gastroesofágico. Para estas primeras operaciones, el equipo de León contó con el apoyo del cirujano del Hospital de Basurto, Ismael Díaz del Val, con 10 años de experiencia en el uso del robot.  

«La intención de la unidad es la de implementar las indicaciones del uso del robot Da Vinci en su campo de acción. Comenzaremos por patología benigna como el reflujo gástrico, tan frecuente en la población, o la acalasia, un trastorno motor por el cual los pacientes presentan una enfermedad del esófago que les dificulta la deglución», destaca el cirujano José María Canga. El objetivo es introducir más adelante los procedimientos malignos como los cánceres gástrico y esofágico. «Nos centraremos en la utilización del robot como herramienta en la confección de la anastomosis esofago-gástrica (conexión de dos partes) en el tórax». Esta es la principal utilidad en la cirugía del cáncer de esófago «ya que de él dependen las complicaciones más graves que pueden ocurrir tras una cirugía de este tipo, cuya mortalidad supera a cualquier tipo de cirugía anualmente».  

León es uno de los centros hospitalarios con menor mortalidad peroperatoria (durante la intervención) en cirugía esófago gástrica. «El último registro del Sistema Nacional de Salud registra un 6% de fallecimientos cuando la media nacional y de otros hospitales de la Comunidad es del 10%. Con estos datos tan buenos, experiencia y con la ayuda del robot, aspiramos a convertir al Hospital de León en un centro de referencia en patología esofágica, con el fin de aunar pacientes en un mismo centro con buenos resultados y más experiencia, en detrimentos de otros hospitales, tal y como se hace en otros países europeos», espera el cirujano Canga Presa.  

Pero no todos los pacientes son candidatos al Da Vinci. «La mayoría no van a ser intervenidos con el Da Vinci porque en algunos casos el beneficio pueda ser pequeño o nulo en comparación con una cirugía laparoscópica convencional y en segundo lugar porque tendremos a nuestra disposición la cirugía robótica un día a la semana, y deberemos priorizar los recursos hacia aquellos pacientes que puedan beneficiarse con mayor medida». Los más beneficiados serán los procedimentos en campos reducidos o de difícil acceso, como algunas patologías gastroesofágicas. «No creemos que sea bueno idealizar este tipo de cirugía».  

Cómo es el robot  

El robot quirúrgico puede operar hasta con cuatro brazos. Uno de ellos para la cámara con la que se visualiza el interior del cuerpo del paciente. El cirujano opera sentado delante de la consola, colocando su cabeza mirando hacia abajo a una pantalla que retransmite la operación en directo en 3 dimensiones, con sensación de profundidad, a la vez que magnificada o ampliada, lo que permite visualizar los órganos que opera dentro del abdomen o el tórax con más detalle.  

«Pero estos robots no son máquinas autónomas capaces de realizar toda una cirugía por sí mismos, ni resolver un problema dado con instrucciones pre-programadas. Sólo complementan o mejoran las habilidades del cirujano, transformando los movimientos humanos en movimientos robóticos sumamente estables y precisos. Por estas razones, el equipo humano continúa siendo el protagonista de la sala de operaciones donde participan al menos dos cirujanos, un anestesiólogo, dos enfermeras y el personal auxiliar». El cirujano pone en valor a todo el equipo participante.

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