«Después de un aborto es difícil que una mujer hable de lo que vivió»

«El aborto es un derecho muy frágil», aseguró una sanitaria en el coloquio de una mesa de debate sobre el tema en León que organizó el PSOE la semana pasada. El hecho de que los datos se anonimicen en un código numérico de IVE no responde, en su opinión, a garantizar la confidencialidad porque «los profesionales están obligados a guardarlo». Es una forma de mantener el tabú, aseguró. «Tenemos miedo al aborto, no estamos preparados como sociedad a que una mujer pueda abortar», sentenció.

Ni tampoco hablar de ello. Una leonesa que ha acompañado a dos mujeres a abortar en dos momentos tan diferentes como principios de los años 80, cuando era ilegal en España, y hace pocos años, asegura que «después de aquello nunca más se volvió a hablar. Una mujer que aborta nunca más vuelve a hablar de lo que vivió», asegura.

En su caso acompañó a una menor a Barcelona a un aborto clandestino «en el que di mi nombre». La otra opción era ir a Inglaterra, que era el camino que seguían la mayoría de las españolas que querían abortar incluso hasta después de la despenalización por falta de centros acreditados. Hasta los años 90 que se empiezan a autorizar las primeras clínicas. Oviedo y Valladolid fueron los puntos más cercanos para las leonesas hasta que se abrió en León, ya en el siglo XXI, la clínica Buenavista, donde se practican la mayoría de los abortos privados a las leonesas que recurren a una ive. El año 2021 un total de 314 interrupciones voluntarias del embarazo de las 580 que se practicaron a leonesas fueron por lo privado.