Diario de León

Diez claves para atender a los mayores

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El testimonio de los principales agentes implicados en el sistema asistencial a los mayores –responsables de Servicios Sociales, patronales de residencias, sociedades científicas, trabajadores, asociaciones de mayores y expertos en arquitectura y planificación urbanística– permite avanzar cómo deberían abordarse los cambios en el actual modelo asistencial. Estas son las diez claves en las que coinciden los expertos:

1. Coordinación Sociosanitaria. Garantizar el derecho a la sanidad universal para los mayores que viven en residencias pasa, según apuntan, por que los médicos de atención primaria asistan a esta población igual que al resto de pacientes asignados al centro -tanto en consulta como acudiendo a la residencia- y por asegurar su derivación a los hospitales de referencia sin limitaciones de edad ni de patologías y en cualquier circunstancia.

2. Derecho a decidir. La modificación del modelo asistencial debe partir de la premisa de que el anciano es el protagonista y debe ser quien elija dónde y cómo vivir cuando necesite cuidados. Nueve de cada diez mayores de residencias preferirían seguir viviendo en sus casas, según estudios de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. Preguntar a la persona es esencial para evitar que esté donde no desea.

3. Más ayuda a domicilio. Reforzar los servicios domiciliarios con más horas de asistencia a la semana y con horarios que incluyan tardes, noches y fines de semana para facilitar que el dependiente pueda vivir en su casa si es lo que quiere. El servicio debe ofrecer una atención integral al mayor, no limitarse a las tareas domésticas.

4. Teleasistencia avanzada . Dar entrada a las nuevas tecnologías en la teleasistencia para permitir una comunicación fluida con los mayores que viven solos. Fomentar el uso de dispositivos móviles para hacer videoconferencias, telemonitorización de enfermedades y control telemático de constantes vitales, así como instalar mecanismos que detecten si el mayor ha dejado de moverse por la casa durante muchas horas.

5. Residencias hogar. Humanizar las residencias requiere cambios en su diseño arquitectónico. Frente al modelo tradicional de grandes centros asistenciales, fomentar el modelo nórdico: residencias con un máximo de veinte internos que sean una continuación del hogar. En las residencias actuales, habilitar unidades convivenciales donde se agrupe a un reducido número de mayores para ofrecer una atención personalizada.

6. Más personal y con más perfiles sanitarios. El refuerzo de la ayuda domiciliaria y la creación de unidades convivenciales necesitan más profesionales y con más perfiles técnicos: terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas y psicólogos clínicos deberían formar parte de los equipos asistenciales junto a enfermeros y auxiliares, porque el paciente geriátrico tiene patología clínica, funcional, psíquica y social.

7. Más geriatras. Una población cada vez más envejecida —más personas mayores y con mayor esperanza de vida– requiere un refuerzo de la atención geriátrica, especialmente en los hospitales, para una respuesta más eficaz a sus enfermedades. Fomentar que los médicos de atención primaria adquieran conocimientos de esta especialidad es otra demanda, junto a la apuesta por la enfermería geriátrica.

8. Más dinero público. Conseguir que el sistema cuente con más profesionales y garantizar que ningún dependiente se quede sin ayuda exige un esfuerzo económico que, según los expertos, pasa de forma prioritaria por aumentar el presupuesto de la Ley de Dependencia. Cambiar las prioridades presupuestarias y redistribuir los recursos para avanzar en nuevos modelos.

9. Criterios unificados. Los distintos modelos de Servicios Sociales correspondientes a cada una de las comunidades autónomas que los gestionan no necesitan un mando único, pero sí unificar criterios. Disponer de una normativa común para garantizar que los mayores tengan los mismos derechos al margen del lugar donde residen ayudaría a evitar desigualdades.

10. Aprender a convivir con la vejez. Una mayor esperanza de vida es un triunfo de las sociedades avanzadas, pero no se corresponde con los estereotipos que prevalecen en la sociedad. Conseguir más profesionales con vocación para especializarse en la atención a mayores no solo precisa inversión pública, sino también una nueva conciencia colectiva que entienda la vejez como una conquista social.

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