Diario de León

La otra pandemia

El doble encierro de las personas con alzhéimer

Más de 7.000 personas padecen alzhéimer y otras demencias en León. Y detrás de ellas otras tantas familias y centenares de profesionales se ocupan de su bienestar. En el Día Mundial del Alzhéimer las asociaciones leonesas reivindicaron romper el doble encierro de las personas que viven en residencias.

León

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Las personas mayores han sido las grandes perdedoras de la pandemia. El virus se cebó con ellas con una tasa de mortalidad elevada y las medidas restrictivas para pararlo han producido un efecto de doble encierro, particularmente en los centros residenciales.

«Todos hemos vivido una situación dramática, pero especialmente las personas que viven con demencia y sus cuidadores. La pandemia, el aislamiento, lo que ha ocurrido en las residencias, la incertidumbre, el miedo, la falta de contacto social… Esta enfermedad afecta en nuestro país a cerca de 800.000 personas y a sus cuidadores y esta pandemia nos ha puesto sobre la mesa una reflexión muy importante: cómo se ha tratado y cómo se está tratando en esta situación de emergencia a las personas mayores y a las personas con demencia, que en muchos casos no tienen capacidad para exigir ni exponer sus derechos», recuerda la presidenta de Alzheimer León, Regina Granja.

Cuando reabrieron los centros de día los terapeutas corroboraron lo que las familias venían observando en esos duros meses. La pérdida de capacidades fue mayor que en condiciones normales. Y eso que desde la red de centros de Alzhéimer León y sus entidades asociadas no se paró durante el confinamiento.

Situación especial

El tejido asociativo pide más ayuda para afrontar todas las situaciones derivadas del Covid-19

«Primero de forma telemática y a partir de mayo acudiendo a los domicilios porque las familias ya no podían aguantar más. Vivían una situación crítica», explica Flor Juan, gerente de Alzhéimer León. «A las personas mayores con demencias no se les tuvo en cuenta a la hora de las salidas. No se les sacaba de casa y no entendían. Ha sido muy duro para las familias».

Actualmente atienden al 60-70% de personas respecto a las que acogían antes de la pandemia. «Hay que cumplir las ratios de distancia de seguridad y accesos y no nos permite asumir más, pero estamos teniendo demanda», explica.

La sonrisa en la mirada de la monitora, junto con el termómetro y el bote de gel se han convertido en los nuevos signos de bienvenida de las personas con alzhéimer y otras demencias que acuden al centro de día de Alzhéimer León en José Aguado.

Reflexión

«Tenemos a nuestros mayores aislados, sin contacto social en la última etapa de su vida»

La rutina, al igual que la mascarilla, ha sido asumida con total disciplina y normalidad por las personas que acuden de lunes a viernes a las ‘clases’ de memoria, a hacer ejercicio, manualidades e incluso a rezar el rosario, una de sus actividades preferidas.

De la mano de sus familiares o personas cuidadoras de referencia entran y salen en fila. Vuelven cada día con ganas. Desde que en el mes de junio, con la fase 1, el centro de Alzhéimer León reabrió sus puertas tras tres meses de confinamiento no han tenido ningún caso de Covid-19.

El caso de los centros de día —en Astorga son visibles en la calle por los paseos que les dan las monitoras de AFA Astorga— choca con el encierro que sufren las personas mayores en los centros residenciales, privados de la cercanía de sus familias y sometidos a un «doble encierro», como ha expresado la gerente de Alzhéimer León, Flor Juan, con motivo del Día Mundial del Alzhéimer.

«Tenemos a nuestros mayores aislados, sin contacto e interacción social en la última etapa de su vida», comenta. Un aislamiento que afecta de modo especial a las personas con alzhéimer y otras demencias, pues «les lleva a perder las capacidades más rápidamente. No sé si se están haciendo bien las cosas, no sabemos si es lo correcto y lo suficiente, pero lo que sentimos las familias y las organizaciones es que necesitamos más ayuda», concluye.

Imaginación

«Hemos usado nuevas herramientas de acompañamiento, estimulación y apoyo»

«Las personas con demencia no pueden entender que su familiar les vea media hora a través de un cristal», explica. No ver ni poder tocar a los familiares ha podido tener unas consecuencias tan fatídicas para algunas personas como el propio virus. «Hay gente que ha fallecido de pena», señala Flor Juan, mientras reivindica que las instituciones reflexionen sobre otras formas que protejan su salud, pero también sus derechos. La confianza en las familias debe ser igual, opina, en las residencias que en los centros de día. «Creemos que esta generación que ha pasado todo lo puede aguantar todo», subraya.

Desde AFA Bierzo señalan que la crisis del coronavirus no sólo se ha cebado más con las personas mayores, sino que «ha representado una nueva situación en la vida de la persona con Alzheimer que no es capaz de comprender». Alertan de que ha aumentado la vulnerabilidad de estas personas ante situaciones de abuso y maltrato y han sufrido un empeoramiento de la demencia «por la interrupción, prácticamente inmediata, de las atenciones especializadas que ofrecen las terapias no farmacológicas».

Las personas cuidadoras han sufrido el confinamiento de forma especialmente dura, con «su vida condicionada aún más por la imposibilidad de compatibilizar momentos de cuidado con momentos de ocio, de descanso o de respiro, agravándose su salud física, psíquica y anímica», añade la entidad berciana.

Desde El Bierzo, la asociación de alzhéimer, que dirige Ana Pilar Rodríguez, recuerda también que «la demencia sobrevuela también a otros grupos de personas de edad avanzada confinadas en sus domicilios que abrazan procesos de soledad no deseada».

La pandemia se ha olvidado de la otra pandemia. Pero las asociaciones de alzhéimer en la provincia han echado mano de imaginación y esfuerzo para intentar mantener el máximo de actividad y estímulo. Han usado nuevas herramientas de acompañamiento, de estimulación, de apoyo, creando nuevos materiales de trabajo que se han llevado hasta los domicilios, utilizando los soportes de las tecnologías de la comunicación y la información, las redes sociales, el teléfono, las mensajerías instantáneas, la radio e, incluso, la televisión.

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