En la escena del crimen

El estudio del cromosoma R1b-DF27 permite rastrear las migraciones española y portuguesa a lo largo de la historia. Un claro ejemplo está en Hispanoamérica, donde esta variante de ADN se encuentra en el 40% de los hombres de Colombia, en el 36% de los puertorriqueños y tan sólo en el 10% de los mexicanos y 8% de los peruanos. Esto último se explica porque la presencia de indígenas es más fuerte y se mezclaron menos con los colonizadores que colombianos y puertorriqueños. Incluso en Europa, la frecuencia de subgrupos del cromosoma Y se ha utilizado para detectar pequeñas migraciones. Por ejemplo, la expansión medieval del Reino de Aragón hacia el Mediterráneo en los siglos XIV and XV o la ocupación castellana de Flandes en el XV.

Las variaciones cromosómicas como la R1b-DF27, que es muy frecuente entre la población ibérica y rara en otras regiones europeas, también puede ser utilizada en la ciencia forense y su presencia en la escena de un crimen puede ayudar a identificar el origen geográfico del ‘propietario’ de la muestra biológica obtenida. Además, el cromosoma Y se utiliza muy a menudo en investigaciones relativas a los apellidos. Y es que en el análisis de los subgrupos del cromosoma y teniendo en cuenta las similitudes entre los hombres que comparten el mismo apellido, se puede determinar un origen genético común.