Del estado de alarma al de fatiga
El 13 de marzo de 2020, el presidente del Gobierno comparece en televisión para anunciar el primer decreto de estado de alarma, una medida prevista inicialmente para quince días. Dos años después, con tres estados de alarma sucesivos, confinamientos, seis olas, más del 100.000 fallecidos en España —2.630 en León— la fatiga pesa en la ciudadanía.
Ponferrada amaneció con las calles vacías en la mañana del 13 de marzo de 2020, horas antes de decretarse el estado de alarma. ANA F. BARREDO
Pasan las nueve de la noche. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comparece en televisión para anunciar la decisión tomada por el Consejo de Ministros, reunido en sesión extraordinaria. Es el segundo estado de alarma de la democracia. El primero fue por una huelga de controladores aéreos, pero el 13 de marzo de 2020 España entera se paraliza por un virus desconocido que empieza a llenar las ucis de enfermos graves con neumonía y se ensaña con las residencias de mayores. Hoy hace justo dos años, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció en televisión que tardaríamos semanas en vencer al virus. Un plazo que delata el desconocimiento que en ese momento tenían los responsables sanitarios y el gobierno entero de lo que estaba por venir. «Tardaremos semanas, va a ser duro y difícil, pero vamos a parar el virus con responsabilidad, unidad y disciplina», dice el presidente en una intervención televisada a última hora de la tarde, una jornada que ya suma 4.200 contagios y 120 muertes en España. En la provincia de León se acumulan ese día 32 infectados, 22 nuevos declarados en esa jornada. La primera víctima mortal en León se produjo un día antes.
Poco o casi nada se conocía entonces de las consecuencia de una decisión que en ese momento se anunció para quince días y que se prolongó hasta el 9 de mayo de 2021 con tres declaraciones de estado de alarma sucesivos.
Cierre de residencias de mayores, hostelería, colegios, suspensión del servicio público urbano, transporte por carretera y cancelación de toda la actividad privada y comercios a excepción de los servicios esenciales. Más de 12.000 personas se vieron obligadas a dejar de trabajar por esta medida en León.
La alarma ya había crecido entre la ciudadanía de León y esa misma noche las calles, los bares y las zonas públicas estuvieron todo el día desiertas, aunque las medidas anunciadas entraron en vigor al día siguiente, el 14 de marzo.
La sanidad se preparaba para un aluvión de pacientes con pocos medios y sin capacidad física para ingresar a los contagiados graves, lo que obligó a suspender operaciones y reestructuras los equipos médicos.
El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, apeló ese mismo día a la madurez y al esfuerzo colectivo. «Todos juntos seguro que lo superaremos», dijo.
El 13 de marzo de 2020, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, ordenó el cierre total de Cataluña. Nadie podría ni entrar ni salir para frenar la propagación del virus. Fue la primera comunidad en anticiparse a un confinamiento general. Toda España quedó confinada a partir del 16 de marzo, con todo el peso del Estado que paralizó el país y movilizó al Ejército para hacer cumplir el real decreto aprobado el 14 de marzo en una sesión extraordinaria de otro consejo de ministros que se prolongó durante seis horas. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, puso todos los medios «civiles y militares, públicos y privados» bajo el mando del ministro de Sanidad para la gestión de la crisis y centralizar la atención a los afectados. «El impacto económico será grande y habrá gente damnificada, el enemigo común es el virus», dijo el presidente del Gobierno en otra comparecencia pública en televisión. «Todos y cada uno de nosotros somos imprescindibles para contener esta pandemia, debemos ser ejemplares», afirmó ese mismo día el presidente de la Junta.
Dos años después, seis olas, más de 100.000 muertes en España y 2.630 muertes en León, con más de 150.000 personas infectadas en la provincia, el subdelegado del Gobierno, Faustino Sánchez, pone en valor la respuesta de la ciudadanía de León en los momentos más críticos de la pandemia. «Desde el primer momento, la ciudadanía leonesa acató las restricciones que afectaban a los derechos fundamentales con mucha responsabilidad. En los momentos importantes León siempre ha demostrado su alto sentido de la responsabilidad en una situación que no fue ni es fácil, con la práctica totalidad económica paralizada, durante el confinamiento, los cierres perimetrales, los llamamientos en las campañas de vacunación. Hemos dado un ejemplo de responsabilidad».
La declaración del primer estado de alarma y todas las decisiones que el Gobierno tomó después «tuvieron una aceptación ejemplar en todos los responsables públicos de las administraciones, fueran del color político que fueran, impulsados por el ejemplo que daba la ciudadanía. En todo momento tuvimos claro que era una situación dura a la que había que asomarse con responsabilidad ante situaciones no previstas» que comenzaron «tapando goteras» hasta que «conseguimos ver el bosque de lo que había» y se tomaron «decisiones correctas desde el Gobierno, la Junta, la Diputación y el Ayuntamiento».
Los contagios, las muertes, el miedo, las restricciones y la debacle económica ha dejado, según el subdelegado, «una sociedad más madura, pero con signos de fatiga. Confío en que se mantenga la responsabilidad y el grado de exigencia para mantener un escudo social que ha mostrado sus fortalezas y sus debilidades. Es verdad que el sistema sanitario se ha estresado, pero ha respondido y hay que cuidarlo».
Sánchez se queda con el esfuerzo de todos los sectores sociales, políticos, militares, culturales, sanitarios y civiles de León en dos años de una pandemia que sumó 2.643 expedientes por incumplimiento de las normas vigentes durante los estados de alarma anulados por el Tribunal Constitucional.