Diario de León

Fortín Alboleya, 40 días sin guerra y 85 años de historia

El 20 de agosto de 1937 los soldados republicanos del frente norte astur-leonés terminaban una de las fortificaciones más espectaculares de la Guerra Civil en la provincia. El Fortín Alboleya cumple 85 años en pie a pesar de su breve vida. El grupo Hismecon pide señalizar la ruta, excavar y medidas contra el vandalismo.
 

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Los soldados republicanos que el 20 de agosto de 1937 desencofraron el Fortín Alboleya quisieron dejar constancia de su presencia en la imponente fortaleza. Antes de que el hormigón armado fraguara, grabaron sus nombres sobre el interior del muro,: «Eduardo Foces  1937 a 20 del 8» y «Dimas Cerra a 20 del. 8. 37».

Un detalle que, 85 años después, sirve al grupo Hismecon de la Universidad de León, que hace inventario de las fortificaciones de la Guerra Civil en Castilla y León, para recordar la pervivencia de esta fortaleza y la función que tuvo en el Frente de los Puertos. El Fortín Alboleya se construyó junto al lago de Isoba, en el puerto de San Isidro, municipio de Puebla de Lillo. 

Sobre su nombre y fecha de terminación no dejaron dudas los constructores. Otro grafiti lo deja claro: «Fortín Alboleya a 20. del. 8. 37». Los historiadores creen que el nombre puede ser el homenaje a uno de los hombres que dirigieron la obra o a algún mando. Hay varios candidatos asturianos Alboleya o Arboleya, muchos naturales de la localidad de Biemes.

El objetivo de la fortificación era mejorar la defensa de la línea republicana, que se apoyaba hasta entonces en una trinchera. Se emplearon a fondo en una obra descomunal, sin manual de intrucciones y batiéndose con la roca viva a unos 1.500 metros de altitud. «La tipología de este tipo de conjuntos fortificados no aparece en los manuales militares de la época, pero fueron habituales en todo el Frente Norte», explica Javier Revilla, profesor de la ULE y miembro del grupo Hismecon. Alboleya se compone de dos galerías con más de una treintena de puestos para fusileros, identificadas con las aspilleras rectangulares y abocinadas. Para comunicarlas entre sí los soldados excavaron un túnel o mina en la roca, «espacio que a su vez serviría como abrigo pasivo o refugio. interior del fortín», precisa. 

Según las indagaciones sobre el terreno, «las galerías aspilleradas para puestos de fusil son en realidad una evolución o mejora de la fortificación, que inicialmente sería una simple trinchera con puestos de tirador». Para mayor seguridad de los fusileros y como medio de camuflaje, «se cubrió mediante esta estructura de hormigón armado que posteriormente se semienterraría con tepes».

Emplazado en uno de los grandes quiebros que hace la carretera antes del lago de Isoba, el Fortín Alboleya, dada también su amplitud, domina perfectamente la subida del Puerto de San Isidro hacia Asturias desde Puebla de Lillo. Desde esta carretera partía una trinchera rectilínea de unos 250 metros hasta la fortificación, tal y como ha comprobado el equipo de investigadores de Hismecon a partir de fotografías aéreas de los años 40 y 50.

Otro elemento de interés del fortín es el nido de ametralladoras que sobresale hacia el exterior en una de las galerías de fusilería. «Tiene planta poligonal, no circular como es habitual en los nidos del frente astur-leonés, pero la principal particularidad está en su parte frontal donde posee no una tronera sino dos, siendo la inferior más alargada longitudinalmente», explica Revilla. Desde esta tronera «se podrían realizar batidas de fuego rasante ya en casos finales de inminente asalto por parte del enemigo, empleando fusil ametrallador o ametralladora directamente apoyada en el suelo ya que carece de meseta o afustes para las patas de estas armas automáticas», precisa.

Sin embargo, el Fortín Alboleya fue abandonado el 1 de octubre de 1937 sin la menor señal de combate. Por las fechas en que fue construido, hace ahora 85 años, las tropas sublevadas ya habían acabado con los frentes burgalés y palentino y habían tomado Santander y País Vasco. 

Los republicanos del frente astur-leonés se preparaban para una dura batalla para defender la principal entrada a Asturias. Pero no hubo tal combate. Las escasas municiones que se han encontrado ni siquiera se atribuyen a refriegas con los sublevados. La forma en que las tropas franquistas atacaron la conquista de peña Lázara anuló la capacidad defensiva y de ataque del fortín, al flanquear la imponente obra. Los republicanos abandonaron la posición ante el riesgo de ser copados. 

Para conmemorar el 85 aniversario del Fortín Alboleya, el grupo Hismecon plantea realizar una excavación arqueológica parcial y señalizar la ruta con paneles explicativos para su interpretación por parte de los visitantes. «Estamos ante una de las posiciones más espectaculares del Frente Norte, que además tiene una excelente accesibilidad desde el aparcamiento del Lago de Isoba», recalcan los investigadores. Ahí queda la idea...

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