Tres generaciones de tradición de graneles

a. g. | león

Juan Dopico Hernández representa a la tercera generación de El Serranillo sin que se haya roto el hilo de la venta a granel de sus famosas aceitunas, encurtidos y pimentón, entre otros productos. «Pudimos dar el salto a autoservicio y no quisimos», apostilla.

La primera tienda la abrió su abuelo, Tomás Hernández y su abuela, Simona Hernández, que venían del pueblo abulense de Serranillos con productos de primera calidad. Corría el año 1926 cuando se instalaron en la plaza del Conde. «En cuanto existan los materiales adecuados sustituiremos los envases de plástico», explica el joven empresario. Está al frente del negocio desde hace 16 años, pero se ha criado entre los tinos del escabeche y el pimentón se pegaba de vez en cuando a sus libros porque hacía los deberes y estudiaba en la tienda muchas veces echando una mano.

Recuerda que de niño el producto estrella eran los cucuruchos —de papel— de aceitunas. «Nada más llegar del colegio nos daban el cucurucho y nos sentábamos enfrente a comer las aceitunas», recuerda. Ahora se está estudiando volver a este material en sustitución de las bolsitas. Los envases de plástico ya prácticamente sólo los da con el chicharro «y cada vez hay más gente, sobre todo chicas jóvenes, que lo traen para reutilizar», explica.

Dopico lamenta que la reducción del plástico en las grandes cadenas de supermercados se aplique sólo a las bolsas de la compra, mientras se venden «muchos productos de charcutería envasados en plástico porque prescinden del empleo en este departamento. Parece que es más cuestión de dinero que de medio ambiente», comenta.