Diario de León

Glasgow certifica que no hay dinero para reparar el clima

La segunda semana del foro arranca con disputa entre países ricos y pobres

Protesta en Nepal a favor de medidas eficaces. NARENDRA SHRESTHA

Protesta en Nepal a favor de medidas eficaces. NARENDRA SHRESTHA

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Íñigo Gurruchaga
León

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La presidencia británica de la conferencia COP26 sobre el cambio climático unió en la jornada de ayer la adaptación al calentamiento con el concepto de pérdida y daño, que se arrastra desde hace siete cumbres con polémicas sobre quién paga. La suma de ambos temas no gusta y ya se ha aireado el enfrentamiento persistente.

Para adaptar el territorio a las consecuencias del cambio en el clima, la COP celebrada en Varsovia en 2013 habilitó tres partidas económicas para financiar proyectos en países en desarrollo. Pero los cálculos de coste por el Programa Medioambiental de Naciones Unidas (UNEP), que publica un informe anual, superan con mucho la actividad de los fondos.

Según el informe, las cantidades anuales que serán necesarias en 2030 para que los países en desarrollo puedan adaptarse al clima, si se cumplen las anunciadas reducciones de emisiones, sería en la parte alta de entre 120.000 y 250.000 millones de euros anuales. En 2050, siempre según la UNEP, estarían más cerca de 450.000 que de 225.000 millones.

Números diferentes
Las cifras con las que habría que compensar los daños son mayores de las presupuestadas

Las cifras con las que habría que compensar las pérdidas y daños causadas por el cambio climático en 2030, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), serían mayores: entre 250.000 millones de euros anuales y 500.000 millones. Y en este aspecto, las cantidades ofrecidas por los países desarrollados son aún menores que las donadas para la adaptación.

El ministro de Exteriores de Tuvalu, Simon Kofe, se dirigió la pasada semana a los asistentes a la cumbre climática en Glasgow ataviado con traje y corbata, tras un atril, con dos banderas y un mar bellísimo como decorado, con el agua hasta su cintura. Denunciaba así, desde Funafuti, que su atolón en Oceanía se está hundiendo en el mar.

El vicepresidente de la UE, Frans Timmermans, afirmó en Glasgow que «hay razones para estar alegre», porque en esta cumbre se han anunciado compromisos que hubiesen parecido «casi imposibles» hace apenas dos años. El ex presidente de EE UU, Barack Obama, registró como «desalentador» que no estén las máximas autoridades de China y Rusia en esta cumbre. Pero el grupo de países menos desarrollados (LDC, por sus siglas en inglés) se ha quejado públicamente de que los ricos se niegan a contemplar compensaciones por el daño que habrían causado.

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