«Hemos aprendido mucho en las casas de los pueblos y de los mineros»
Guillermo Palomero, presidente de la Fundación Oso Pardo. MARCIANO
De lo que más orgullosos se sienten los miembros de la Fundación Oso Pardo es del logro colectivo que ha conseguido sacar al oso de la lista de las especies en peligro crítico de extinción, aunque no se puede bajar la guardia. «Estamos muy orgullosos de haber trabajado mucho con el territorio. Hemos aprendido mucho de los líderes locales y esa búsqueda del apoyo social es nuestro objetivo».
El presidente de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero, destaca que en 25 años «lo más importante es no actuar en solitario. Hemos trabajado contra el furtivismo con las administraciones, los líderes locales, Seprona, guarderías».
El furtivismo, el mayor enemigo del oso, ha dejado de ser un problema. «Es muy raro que haya furtivo, aunque todavía puede haber algún sinvergüenza. El oso cae con técnicas de caza no selectivas, es decir, que se ponen lazos de caza y venenos especialmente dirigidos al lobo, pero también cae el oso».
El diálogo con la población local ha favorecido el entendimiento. «Hemos aprendido en las casas de los pueblos con de los mineros. Todo para desarrollar proyectos de conservación de la naturaleza. Hemos aprendido a llegar a acuerdos fácilmente con cazadores, empresarios y sector turístico porque nos une un objetivo común».
En ese objetivo común está el desarrollo de la montaña «que es fruto de la construcción humana».
Un cuarto de siglo no ha mermado ni un ápice de entusiasmo a los integrantes del patronato. «Estamos con la misma energía que cuando empezamos», un proyecto al que todavía no ven fin. «La actividad de la Fundación Oso Pardo acabará cuando el oso salga de la lista de las especies en peligro de extinción. Ya ha pasado del peligro extremo, pero todavía hay riesgo. Energía no nos falta».
Guillermo Palomero se define como naturista. Estudió hasta cuarto de Biología. «Dejé la carrera. Fue un error que no recomiendo a nadie».
La fundación ha pedido una subvención para poner en marcha un nuevo Life de conservación. «Vamos a trabajar en León y Galicia para preparar los territorios de los osos que llegan». En los objetivos está la zona de paso de los plantígrados en la A-6. «Hay que aprovechar los pasos y para eso tenemos que trabajar con la población local. Hay que plantar árboles y eso cuesta dinero».