Diario de León

El 2002 ha reflejado la preocupación creciente por el fenómeno de la violencia contra las mujeres en España

Un hombre asesina a su mujer delante de sus hijos en Salamanca

La violencia doméstica no se concede tregua ni siquiera durante la Navidad, período en el que se intensifican las relaciones familiares.

En la imagen, Moisés C., dominicano que mató a su mujer en presencia de sus hijos

En la imagen, Moisés C., dominicano que mató a su mujer en presencia de sus hijos

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J. M. Francisco - VALLADOLID.
León

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La Policía Judicial continúa recabando más datos sobre este presunto caso de parricidio. Según la Guardia Civil, las hipótesis que se barajan sobre el móvil del crimen, celos o el trámite de separación conyugal, «son simplemente especulaciones». Sin embargo, al día siguiente del suceso se conocieron dos circunstancias que aportan más explicaciones al caso. La víctima había presentado una denuncia por malos tratos y, además, el agresor era un aficionado a las armas. Moisés C. Fue detenido en las inmediaciones del municipio salmantino de La Alberca, donde presuntamente, pretendía entregarse a la Guardia Civil porque, en principio, se dio a la fuga después de disparar contra su esposa. El matrimonio tenía una clínica dental en Béjar y acudió al chalet de la urbanización situada en las proximidades de la capital salmantina para pasar las navidades con el resto de la familia. Atroz condena Las asociaciones de mujeres de Castilla y León condenaron el nuevo episodio de violencia doméstica. Marisol Morais, portavoz de la Coordinadora de Mujeres, consideró insostenible este problema que «debería considerarse un problema de estado; estamos ante otro tipo de terrorismo», subrayó la representante de la Coordinadora de Mujeres de Valladolid. Asimismo, recordó que el pasado mes de noviembre se celebró en España el día contra la violencia de género con ese mensaje: La violencia de género es un problema de Estado. Sin embargo, el 2002 finalizará con más de 60 mujeres asesinadas en este país por sus maridos o compañeros sentimentales. El exhaustivo «marcador» de la Federación de Asociaciones de Mujeres Separadas y Divorciadas apunta una cifra sobrecogedora: 74 víctimas mortales a día de hoy, a punto de acabar el año, del fenómeno de los malos tratos y de la violencia de género, aquélla que se ejerce contra la población femenina como expresión última de dominación machista. El dato incluye también a algunos niños asesinados en el entorno familiar y, como es tradicional, se eleva muy por encima de otras contabilidades más conservadoras, como la del Ministerio del Interior, que pese a ello consignaba hasta septiembre 60 fallecidos (44 mujeres y 16 varones) en episodios de violencia doméstica. En la inmensa mayoría de los casos el victimario ha sido, un año más, el marido, novio, compañero o ex de la susodicha víctima. Es el resumen sangriento de un año que, en relación a este fenómeno, presenta un balance bifronte; por un lado, no sólo no descienden las muertes sino que han aumentado algo respecto a la media de los tres últimos años. Por otro, algo ha empezado a removerse en la conciencia general. Más que nunca, los malos tratos, la violencia de género, ha descollado en la agenda política e institucional española. Hasta el Rey aludía esta semana en su tradicional discurso navideño al eco creciente que alcanza todo lo relacionado con el maltrato a mujeres y menores, e instaba a aunar esfuerzos de todos los agentes sociales para luchar contra una lacra intolerable en cualquier sociedad evolucionada. El fenómeno lo merece.

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