Diario de León

«Incurables, no incuidables»

Luis Argüello, secretario de la Conferencia Episcopal, hace un alegato contra la eutanasia y defiende que «cuando una persona sufre, es tierra sagrada»

Imagen de Luis Argüello, ayer, durante su rueda de prensa en León. MARCIANO PÉREZ

Imagen de Luis Argüello, ayer, durante su rueda de prensa en León. MARCIANO PÉREZ

León

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El secretario de la Conferencia Episcopal Española, monseñor Luis Argüello, aseguró ayer en León en torno a la ley que permite la eutanasia bajo determinados supuestos que «hay que atender al sufrimiento pero no abrir la puerta a la muerte».

El prelado, que asiste a una jornada de formación en el seminario de León, zanjó que «hay personas incurables, pero no incuidables». A las personas que profesan la fe católica y apoyan la ley en vigor desde junio les indica que «cuando una persona sufre es tierra sagrada» y la respuesta debe ser «una fuerte llamada al cuidado y al acompañamiento».

Para la iglesia católica la eutanasia no se trata de una cuestión meramente individual: «Formamos parte de una trama de relaciones y nuestras decisiones afectan a los demás», subrayó.

Argüello se refirió a las líneas rojas de la defensa de la vida en relación con el aborto ante el que recalcó que «hoy la ciencia permite saber mediante ecografías y otras pruebas que en el seno de una mujer habita otra vida».

Preguntado por las polémicas misas que asociaciones de ultraderecha dedican a Franco, descartó implícitamente que la iglesia las prohíba aunque matizó que «rezar por los difuntos es algo bueno», pero hacer de estas celebraciones «un acto político no es oportuno».

LLuis Argüello reflexionó sobre el impacto de la pandemia en la iglesia, que ha tenido víctimas en el ejercicio de sus ministerios, y sobre todo en la sociedad. Hizo alusión al cambio de era que está transformando la sociedad e hizo hincapié en la desvinculación y el desarraigo como características de este tiempo que se ve también entre católicos que solo demandan servicios eclesiásticos en momentos clave de su vida y viven de espaldas a la religión como agnósticos.

Luis Argüello advirtió de que el «extraordinario cambio de época» que está viviendo toda la sociedad española «se puede resumir en dos palabras: desvinculación y desarraigo».

Por tanto, ha realizado un llamamiento para responder a ese «desarraigo y la desvinculación» de la sociedad desde una Iglesia como «pueblo peregrino» que «escucha y cura». «Los vínculos familiares, los vínculos con la realidad incluida la propia realidad corporal, los vínculos con Dios se han removido, creciendo un tiempo que lleva a una propuesta de sujeto humano que llamamos individuo autosuficiente e independiente, que genera desconfianza y enfrentamiento», ha argumentado. A continuación, ha precisado que el desarraigo «está marcado por las consecuencias de la evolución de la ciencia, que se hace luego tecnología, técnica, y transforma las condiciones de vida laboral con manifestaciones como las migraciones». Y en este contexto ha situado el fenómeno de «la pérdida de la vinculación eclesial» que afecta «a la comprensión misma de la fe».

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