Diario de León

Pandemia

India reconfina Delhi mientras suma un millón de contagios cada tres días

El Gobierno prorroga el cierre de la capital y abre la vacunación a 600 millones de adultos tras superar un días más los 400.000 nuevos casos

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M. Pérez
León

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La sensación de que India camina hacia una implosión crece cada día dentro de sus fronteras, pero también en el resto del mundo, que se apresta a levantar cortafuegos ante la posibilidad de que la variante local del coronavirus se propague y, al igual que sucedió con la cepa británica, detone una nueva ola vírica de alcance planetario. El último en echar el cerrojo ha sido Estados Unidos "ante el extraordinario aumento de contagios" en el país asiático. Al mismo tiempo que realizó un nuevo envío de ayuda humanitaria, su presidente, Joe Biden, anunció ayer que a partir del martes se sumará a las decenas de gobiernos que han suspendido los vuelos con Delhi y cualquiera de sus otras ciudades.

El aislamiento aumenta para una población permanentemente atemorizada y complica la actividad industrial. El flujo de vacunas también se ha visto afectado, aunque en este caso hacia el exterior: el cierre decretado por el Gobierno de Narendra Modi a la exportación de sueros con el fin de redestinarlos a la campaña de inmunización interna ha asestado un duro golpe a las previsiones del programa Covax , que abastece a los países menos favorecidos, en un efecto dominó que inquieta a la OMS.

La organización ha recordado que las naciones con escasos recursos dependen de este plan y que, sin una inmunización que alcance a todos, el mundo seguirá abocado a una epidemia perpetua.

El bloqueo sirve salvo en el caso de los ciudadanos más adinerados, que prosiguen su éxodo a Emiratos Arabes Unidos y a las Maldivas en busca de refugio. El archipiélago del Indico es un caso sorprendente y excepcional, ya que apenas ha variado sus normas de recepción pese a las decenas de gobiernos que han decretado suspensiones aéreas o cuarentenas preventivas por el riesgo de la cepa doble mutate Pertenecientes a la clase más pudiente de la sociedad india, a estos visitantes tan sólo se les 'obliga' a residir en complejos hoteleros autónomos o en yates, algo bastante sencillo de planificar en las mil islas de Maldivas.

Mientras tanto, la asfixia crece en el interior del Estado, El Gobierno ha vuelto a reconfinar la capital, Nueva Delhi, durante una semana y abierto la vacunación a todos los ciudadanos adultos, unos 600 millones, en un nuevo intento desesperado de combatir la crisis sanitaria.

Aún así, el Ejecutivo es consciente de que ambas iniciativas son parecidas a usar un extintor en el incendio de una refinería. "Se necesita un plan mucho más ambicioso y general porque la pandemia va por delante", explica un portavoz de la red sanitaria, quien señala que "las filas de espera son enormes" delante de los centros de vacunación y existe una enorme confusión entre los Estados indios sobre el protocolos de inmunización. Cuarenta países han prometido auxilio material, pero el déficit de antivirales es aún muy alto en regiones como Maharashtra y Nueva Delhi.

De momento, no hay salida, sino espanto. El nuevo cierre de Delhi -el actual expira mañana y por eso se ha prorrogado hasta el siguiente lunes- tiene menos carácter preventivo y sí más relación con el hecho de que no se convierta en una megaurbe cuya población de 20 millones de habitantes quede completamente infectada al ritmo que progresa la ola vírica.

En realidad, India se ha convertido en un vórtice en mitad del mundo que ayer volvió a devorar a más de 3.000 personas. El Ministerio de Sanidad informó de 3.523 nuevos decesos en veinticuatro horas, lo que eleva el total a 211.853 fallecidos desde el inicio de la pandemia.

Sin embargo, lo que más preocupa es la consolidación de una tendencia al alza en los contagios, con 401.993 enfermos registrados el viernes.

Es decir, el virus ha alcanzado una inusitada velocidad de transmisión y hace que cada tres días se sume un nuevo millón de casos, lo nunca visto en el año largo de epidemia que sufre la Humanidad.

Los medios de comunicación y los expertos dudan, además, de que estas cifras sean reales. En algunas capitales ya no se hacen casi PCR porque los centros de análisis han colapsado y en algunas regiones no se notifican todos los contagios ni decesos, bien por su aislamiento o porque los gobernadores han decidido rebajar la estadística. Sin embargo, con todos los atenuantes posibles, el Estado asiático asume ahora más de un tercio de todas las infecciones que se contabilizan en el mundo.

Sanciones en Australia

No solo EE UU anunció ayer que restringirá su relación aérea con India a partir del martes ante la caótica situación sanitaria en el Estado asiático y la expansión de "las nuevas variantes" del Covid-19, que han encontrado en este territorio superpoblado y en una ciudadanía escasamente cumplidora de las normas de seguridad un campo abonado a la transmisión.

El Gobierno australiano ha ido mucho más allá y advertido que, desde mañana, quienes violen la prohibición de entrar desde India se arriesgan a penas de hasta cinco años de prisión. La condena es extensiva a los pasajeros que utilicen conexiones intermedias para llegar a la isla.

El decreto explica que cualquier viajero que llegue a Australia y haya estado en India en los últimos 14 días tiene la entrada vetada.

Estará vigente al menos hasta el 15 de mayo y es consecuencia del enfado del Ejecutivo ante los recientes intentos de violar el bloqueo por parte de personas que habían estado en el sureste asiático.

El ministro de Salud, Greg Hunt, hizo público un comunicado en el que considera "fundamental que se proteja la integridad de la salud pública australiana y que el número de casos de Covid-19 en cuarentena se mantenga a un nivel manejable". El Ejecutivo ha rechazado también la posibilidad de fletar vuelos charter para repatriar a sus nacionales afincados en aquel país, sobre todo jugadores de criquet que son parte indispensable de la liga india. Australia ha logrado dominar la pandemia, que dejó 30.000 contagios, y su población está ahora prácticamente libre de restricciones.

La actitud del Gobierno recibió las críticas de la ONG Human Rights Watch, que invitó a los políticos a "buscar formas seguras de cuarentena para los australianos que regresan de India, en vez de centrar sus esfuerzos en penas de cárcel y castigos duros".

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