Diario de León

LEONESAS DE AYER Y HOY CRISTINA JULAR PÉREZ-ALFARO

La leonesa que metió en internet el archivo secreto del Vaticano

marciano Pérez

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ana gaitero | león

Cristina Jular Pérez-Alfaro (León. 1960) sudó la camiseta con la que la juventud de los 70 reivindicaba la universidad para León. Finalmente, se licenció en Filosofía y Letras en la primera promoción de la ULE. Fue premio extraordinario de fin de carrera y realizó su tesis doctoral sobre el reino de León, en concreto sobre la figura del adelantado o merino del rey.

Después se fue a Madrid a trabajar como investigadora en el el Instituto de Historia del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Actualmente desarrolla varios trabajos de investigación en el campo de las humanidades digitales, donde se ha convertido en una referencia después de su estancia en Roma.

Fue en la capital italiano, al lado mismo de la catedral de San Pedro del Vaticano donde empezó a fraguar el proyecto para digitalizar el archivo secreto del Vaticano. Se trata de uno de los mayores centros documentales del mundo. Sus estanterías suman 85 kilómetros de longitud, sin contar toda la documentación que hay dispersa por el mundo.

El archivo Vaticano abarca desde el siglo VIII hasta la actualidad y es uno de los menos conocidos porque se empezó a abrir a los investigadores seglares a finales del siglo XIX.

El trabajo que ha desarrollado la historiadora leonesa tiene como finalidad «ayudar a la gente joven a que lo conozca y se anime a entrar. Sólo hay 100 años de investigación y falta muchísimo por conocer», precisa.

Hasta ahora, se han digitalizado 2.000 documentos que son guías para ayuda de estudio. Es decir, los papeles no están en línea, sino sus referencias. En una primera fase se hizo una guía de Historia Medieval, en la segunda de Historia Moderna y actualmente está abierta la de Historia Contemporánea. Son guías didácticas sobre los fondos principales.

Cristina Jular Pérez-Alfaro ha desarrollado este trabajo con el catedrático de Historia Medieval de la Universidad del País Vasco, José Ramón Díaz de Durana, que fue la entidad que aportó la financiación.

Se trata de «documentación no local útil para estudiar los procedimientos». Como herramientas, dispone de una web (www.docavaesv.es), la guía de ayuda y la búsqueda en los 2.000 documentos más las colaboraciones externas que van llegando al proyecto. «Nuestro deseo es que sea un trabajo colaborativo y participativo», subraya la historiadora leonesa.

Política, limosnas del papa, rentas, dispensas de matrimonio, préstamos, conflictos de jurisdicción. La variedad documental es inmensa. Fue a partir del siglo XIII cuando la iglesia católica, triunfante en occidente, se establece una jerarquía que hace que «todo tiene que pasar por Roma», precisa. De ahí la riqueza y amplitud documental.

Actualmente, Cristina Jular Pérez-Alfaro trabaja en el proyecto Scripta-Manent, que bucea en el el fondo Frías del Archivo Histórico de la Nobleza de Toledo, donde se encuentran documentos desde los condestables de Velasco, los represores de los comuneros de Castilla, hasta la documentación más antigua de la casa de Alba. Pero también contiene documentación actual, como la boda de Juan Carlos y Sofía.

En este proyecto se analizan las firmas e imagen de los escribanos y notarios desde el siglo XIII en adelante. Se trata de elaborar una historia «más de abajo a arriba que de arriba a abajo», indica Jular. Se analizan detalles como si estos profesionales trabajaban para el común o para la nobleza. De momento, no hay web.

Otra línea de sus investigaciones es el Creloc (Clientela y Redes Locales en la Castilla Medieval) o Cartularios, que acaba de presentar en la Sorbona de París después del interés que tomó la universidad belga por este trabajo que realiza con Julio Escalona para obtener modelos gráficos. Su hermana Teresa Jular-Pérez Alfaro, diseñadora gráfica, también colabora.

La revista científica Digital Medievalist ya les publicó un artículo. «Se trata de que en un golpe de visión se vea el cartulario ordenado y no hay en internet ningún modelo parecido», subraya. Los cartularios son los códices que desde el siglo VIII hasta el XIX se convierten en una pieza fundamental de los monasterios, por lo que el método que han ideado «es aplicable para todos en cualquier territorio». De ahí el interés que ha suscitado en el entorno europeo.

El Creloc utiliza herramientas sencillas de Excel y Open Office que son accesibles a cualquier estudiante. «Se trata de poner a disposición la información para que pensemos todos en común», recalca. Se digitalizan documentos del monasterio de Villamayor de Treviño y de Santa María de Rioseco en Burgos.

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