Diario de León

Los bebés tienen el poder

Poseen el oído absoluto, incapaz de ser desarrollado o aprendido por la mayoría de adultos Desde el cuarto mes y medio de estar en el vientre materno los fetos pueden oír, aseguran los expertos.

Un niño de tres años tocando el piano. DL

Un niño de tres años tocando el piano. DL

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El hombre es uno de los pocos seres que nace inmaduro en todas sus funciones salvo en una: la de escuchar. El oído es el único sentido que podemos desarrollar incluso antes de nacer. Y una vez nacemos, poseemos el oído absoluto. Esto tiene una explicación científica y es que el cerebro de un bebé está hiperconectado y tiene muchas más conexiones que el de un adulto. Todos los bebés sufren una asociación de sentidos: cada olor está teñido de color, cada sonido está imbuido de color, y cada olor, coloreado con sonido (Cormier, Z. ; La ciencia del placer).

El oído absoluto es la capacidad de identificar una nota musical por su nombre, o de reproducirla sin haberla escuchado antes. Mozart, Sinatra, Jimmi Hendrix, Mariah Carey, Michael Jackson...son algunos de los pocos privilegiados que lo han tenido. Sin embargo, ¿cómo es posible que un jovial y recién nacido puñado de lloros incapaz de gesticular palabra sea, sin embargo, capaz de identificar una nota musical? Pues bien, los bebés desde sus primeras semanas en el vientre de la madre son capaces de desarrollar las funciones básicas del oído. La función de equilibrio es la que antes se aprecia, a través del sistema vestibular –dos ensanchamientos que informan de la posición de la cabeza en relación al suelo–.

La segunda función se desarrolla a partir del cuarto mes y medio de gestación y es la de oír propiamente dicho. La tercera, tan importante como desconocida, es la de recarga cortical. Lo que hace es transformar los estímulos que llegan al oído en energía neuronal. Si el feto realiza estas funciones es más fácil asimilar que un bebé tenga oído absoluto.

El musicólogo Richard Parncutt y el psicólogo cognitivo Daniel Levitin distinguen dos tipos de oído absoluto. El oído absoluto pasivo permite identificar las notas individuales que escuchan así como la tonalidad de una composición, mientras que con el oído absoluto activo se puede cantar cualquier nota solicitada, sin ninguna nota referencial. A estos dos se les añade un tercero, el oído absoluto muy fino, con el que se puede reconocer cuando la nota está ligeramente más aguda («sobreaguda») o más baja (calada o calante) con respecto al sistema de afinación común . Esta habilidad es extremadamente rara.

También es raro que en las personas con Síndrome de Savants o en autistas la incidencia de oído absoluto es de uno de cada veinte. Igualmente es común que lo posean quienes sufren el Síndrome de Williams. Esto es de admirar ya que existen cálculos que indican que sólo uno de cada diez mil niños tiene oído absoluto. Sin embargo estudios realizados en Asia Oriental han cambiado esta proporción ya que entre las poblaciones de lenguas tonales tener oído absoluto es más común. Sucede que allí muchas lenguas y dialectos son tonales: el significado de una palabra cambia según el tono. Es decir, si usted dijera «pan» en tono de La será una palabra de significado distinto a si dice «pan» en tono de Sol.

PROTAGONISTAS

Paqui Castro es músico y profesora de música. Lleva veintiséis años dedicándose a la pedagogía musical aplicada a bebés, desde el vientre materno hasta los 7 años. Todo comenzó cuando se quedó embarazada de su primer hijo, Pablo. «Ante el reto de mi maternidad profundicé en mi interior y sentí que tenía que ayudar a mi bebé en todo su potencial». Así creó Mago Diapasón, un método de enseñanza de lenguaje musical y educación al mas alto nivel de calidad con el que miles de niños ya han aprendido el lenguaje de la música de una manera natural, como si fuera su lengua materna. «Los bebés tienen oído absoluto. Son capaces de aprender 3 o mas idiomas, su oído y su mente están virgen y al nacer empiezan a llenar de datos tanto su oído como su cerebro». Ahora su hijo, Pablo Ferrández, es uno de los mejores chelistas del mundo gracias al trabajo que su madre ha realizado durante todo este tiempo.

Otra de las personas que ha desarrollado un método para entrenar el oído absoluto es Rick Beato. Es un músico reconocido a nivel internacional que ahora dirige una App llamada Nuryl, basada en el entrenamiento del oído absoluto para mejorar las capacidades de percepción en torno a cualquier materia de la vida. Rick cree que un niño al que se le ha educado mediante su método será mucho más inteligente que el resto. Y precisamente fue con su hijo Dylan con el que fue experimentando para consolidar la creación de esta aplicación que según dice «está teniendo un éxito brutal con casi mil quinientas descargas diarias». Este entrenamiento personal con su hijo lo publica en YouTube lo que provocó que hace unos meses la comunidad mediática internacional pusiera su vista en Dylan. El vídeo, en el que el niño de tan sólo 6 años acertaba sin mirar las notas que su padre tocaba con el piano, se hizo viral de la noche a la mañana.

¿CÓMO LO PERDEMOS?

Si bien todos los bebés nacen con oído absoluto, ¿por cuando se hacen mayores ya no lo tienen? La respuesta está en la ‘Teoría del desaprendizaje’ desarrollada por Otto Abraham. Los psicólogos del desarrollo que arguyen que todas las personas poseen oído absoluto (como un modo de procesamiento perceptivo) en su niñez, pero que un cambio en los estilos de procesamiento cognitivo (desde un procesamiento local y absoluto a un procesamiento global y relacional) provoca que muchas personas lo desaprendan. Con esto defienden que la carencia de refuerzo de esta habilidad hace que cualquiera pueda perderla. Por lo tanto, por mucho que todos nazcamos con este increíble don, sin el entrenamiento y esfuerzo necesario —como tantas otras cosas en la vida— se acaba perdiendo.

PÍLDORAS MÁGICAS

Existen investigaciones que averiguaron que el medicamento contra la epilepsia valproate permitió a ratones adultos aprender hábitos que son, por lo general, imposibles de desarrollar después de la juventud. En Harvard el profesor de Neurología y de Biología celular y molecular Takao Hensch y su equipo suministraron el medicamento a un grupo de hombres adultos sin formación musical. Al cabo de un tiempo se les pidió hacer una serie de ejercicios de entrenamiento del oído. Tras dos semanas los que tomaron el medicamento mostraron una mejora de tono que fue significativamente mayor a los que tomaron un placebo. El arriesgado experimento fue un éxito: encontraron la prueba de que el fármaco restaura la plasticidad del cerebro que normalmente se pierde después de la infancia.

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