Diario de León

Juan José Martínez Jambrina | Psiquiatra

«Mantener el suicidio como un tabú es un mecanismo poco resolutivo»

El psiquiatra Juan José Martínez Jambrina. DL

El psiquiatra Juan José Martínez Jambrina. DL

León

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El psiquiatra leonés de origen zamorano Juan José Martínez Jambrina, ha obtenido el premio al Mejor Póster e Iniciativas para la Prevención del Suicidio dentro de la reunión más importante de sobre psiquiatría hay a nivel nacional que promueve desde hace años el psiquiatra Lucas Giner, entre otros. Los profesionales del sector reconocieron el desarrollo que ha hecho el área sanitaria III de Avilés en Asturias en el Protocolo de Prevención del Suicidio, que el Sespas puso en marcha hace cuatro años a través de un Equipo de Intervención de Crisis — «precario aún en recursos humano», puntualiza—coordinado con el resto de dispositivos de área. «No inventamos nada porque esta experiencia se lleva haciendo en otros lugares desde hace más de diez años, con buenos resultados, como es el caso de Orense. Sorprende que no se prodigue más dado lo sencillo y razonable del enfoque. En resumen, el protocolo consiste en contar con los esfuerzos de Enfermería y Trabajo Social, lo que frenó la vuelta a psiquiatría de los pacientes en el programa desde 2018 y 2021.

Juan José Martínez Jambrina nació en Ayoó de Vidriales, Zamora, en 1964. A los tres años se trasladó a León, primero a la zona de La Bañeza, origen de su familia paterna, y desde 1975 a León capital. Cursó la carrera de Medicina en Salamanca, trabajó en Atención Primaria de León y en 1992 sacó la plaza MIR para hacer la especialidad de Psiquiatría en Avilés, Asturias. En su currículo suma su paso por la Agencia Antidroga de la Comunidad Autónoma de Madrid, donde puso en marcha con otro compañero el primer programa que hubo en la Comunidad de diagnóstico dual en los centros de atención a las toxicomanías y contactó con el grupo de psiquiatras del grupo de Archivos de Neurobiología «que me permitió acceder a una psiquiatría clásica gracias al contacto con Antonio Colodrón, cuya docencia considero impagable y fundamental para mí. Muy especiales fueron también los aprendizajes con Enrique Baca Baldomero y José Lázaro, catedrático y profesor del Departamento de Psiquiatría de la Universidad Autónoma, con quienes he realizado mi doctorado y con quienes mantengo una larga colaboración». En junio del año 1999 surge la oportunidad de poner en marcha un Equipo de Tratamiento Asertivo Comunitario en Avilés. «Mi jefe de entonces, Enrique Peñuelas, apoyó lo indecible la creación de ese nuevo equipo para reforzar la atención a los enfermos mentales más graves de una forma innovadora en España: trabajando lo más cercano a los pacientes y a sus familiares, en sus domicilios o lugares. Era un hombre muy sabio, con una excelente formación clínica y aunque ya no esté con nosotros, es otro de mis referentes profesionales». En el año 2008, asumió la dirección del Servicio de Salud Mental de Avilés transformado en el año 2010 en Área de Gestión Clínica.

Anticipación

«El suicidio es tan imprevisible que no es posible evitarlo ni detectarlo a tiempo»

—¿Por qué el suicidio debe dejar de ser un tabú?

—Pues porque es un tema de extrema gravedad y sobre el que debemos arrojar conocimiento científico que nada tiene que ver con las ocurrencias u opiniones interesadas a las que está expuesto el ciudadano. Ese tabú carga de una culpabilidad injusta a muchas personas. Y porque como decía Bernarda Alba: «A la muerte hay que mirarla cara a cara». Hemos hecho desaparecer la presencia de la muerte de nuestra vida. Y eso no es sano. Negar la realidad es un mecanismo de defensa bastante poco resolutivo.

—¿Usted cree que hablar del suicidio incita al suicidio?

—No lo creo. No hay pruebas de ello. Ahora bien. Hablar con mesura y conocimiento, que es justo de lo que más carecemos en los últimos tiempos. Hablar por hablar no sirve para nada. Salvo que seas un vendedor de crecepelos o similar.

—Las asociaciones y los profesionales que trabajan en salud mental creen que es necesario visibilizar un problema que hasta ahora ha estado oculto por razones ideológicas y éticas ¿no abordar el suicidio e invisibilizarlo oculta un problema de gran magnitud?

—Desde luego que es un paso a dar. Pero vuelvo a repetir lo mismo, con mucha prudencia. Hay mucho dolor. Y es un campo aún muy desconocido para caminar sin tiento. Entiendo iniciativas tremendamente valientes, bienintencionadas y que buscan lo mejor para todos. Pero tenemos que ver qué intervenciones cambian cosas y cuales tienen un impacto escaso o nulo. No todas las intervenciones valen y no todas valen lo mismo. Hay que evitar el sensacionalismo. Usted como periodista sabe del poder eufemístico de su oficio. Y en este tema, los medios de comunicación tienen una responsabilidad importantísima que está claramente escrita en los libros de estilo. Es un problema grave, pero hágase idea de que las tasas de suicidio en España son de las más bajas a nivel europeo aunque esto no sea demasiado consuelo.

Redes sociales

«Las nuevas tecnologías están siendo un drama sobre el que hay que tomar medidas»

—Las estadísticas reflejan que los hombres mayores son los que más se suicidan. ¿Es así?

—Pues lo que sabemos es que, grosso modo , los suicidas suelen ser un 70% varones y un 30% mujeres. Esto es la constante más sostenida. Sobre los tramos de edad, hay algunas variaciones en función de factores sociales, culturales, etc. Desconocemos la razón por la que se suicidan más los hombres de esa edad. Probablemente hay muchos tipos de suicidios y muchos factores de riesgo para llegar a ello.

—¿Cree que muchos accidentes de tráfico o urgencias traumatológicas esconden intentos de suicidio?

—No lo creo. Lo demuestran varios estudios. En torno a un 2% de los accidentes de tráfico se demuestra que son producto de planes de suicidio.

Planes de salud mental

—Comunidades como Castilla y León no tienen actualizado el plan de actuación para abordar la salud mental. ¿Qué no se ha hecho hasta ahora en España que debería incluirse a partir de ahora?

—Bueno, desconozco la situación concreta pero lo que sí tengo claro es que la situación en el 90% de comunidades autónomas es similar en materia de salud mental: trabajamos con una notable falta de recursos humanos. Si se quiere sostener un modelo comunitario de asistencia psiquiátrica hay que inyectar dinero para que cada paciente reciba el tratamiento más efectivo en el momento que lo necesite y lo más cerca posible de su lugar de residencia, a ser posible, sin desvincularse de su red social. Y hay que dirigir los recursos económicos en primer lugar a los pacientes con trastornos mentales graves y persistentes, desde la infancia a la ancianidad. Y enfatizar mucho las políticas de integración laboral. El principal factor que nos hace ciudadanos de pleno derecho es nuestro puesto de trabajo. Y delimitar mucho mejor el acceso a Salud Mental de poblaciones no enfermas. Hay que devolver a la sociedad su responsabilidad sobre sus actos y sus capacidades para resolver situaciones que ahora les desbordan fácilmente. Fortalecer las redes de apoyo social, las amistades, los apoyos familiares. Si España es uno de los países con mejor calidad de vida a nivel mundial es en parte en base a esta sociabilidad tan característica y las industrias y ocupaciones que de ella derivan, que en el fondo nos hace un país en esta I+D tan compleja codiciada. Y lo estamos desperdiciando e infravalorando. También hay que reducir la omnipotencia de mi gremio, que oferta soluciones para todo tipo de problema sin ser cierto. Por lo tanto, no falla el modelo de sistema, que no dudo debe ser reseteado en algunas aplicaciones.

Investigación

«Investigar sobre el suicidio a veces es lo más parecido a avanzar retrocediendo»

Menos suicidios

«De momento, el número de suicidios se mantiene igual e incluso por debajo de antes de la pandemia»

—¿Hay una base común de características personales y sociales en las personas que deciden quitarse la vida?

—Es imposible saberlo. Hay factores de riesgo, pero un porcentaje importante de los suicidas no tienen ninguno de ellos. Probablemente estamos ante tipos de suicidio muy diversos y el no poder examinarlos por separado nos esté confundiendo. Investigar sobre el suicidio a veces es lo más parecido a avanzar retrocediendo. Pero es el camino recto.

—La pandemia y el confinamiento ha incrementado los problemas de salud mental. ¿Aumentarán los suicidios?

—Desde hace un par de meses si es cierto que hay un incremento de patología subsidiaria de asistencia psiquiátrica. No puedo predecir lo que pasará pero de momento los suicidios se mantienen en las cifras habituales o incluso menores. Además la gente que ya estaba en tratamiento antes de la pandemia tiene más problemas para volver a la vida de hace un par de años. Pero claro, están las medidas de seguridad que hay que seguir manteniendo, las mascarillas, las distancias, el desplome de la actividad económica. La percepción que tienen los pacientes es que todo se ha lentificado, como si el tiempo fue mas espeso y les costase contactar con el buen humor de antaño. Pero tenemos que darnos tiempo. Hemos pasado un cataclismo nunca visto por el 90 por ciento de nosotros. Y metabolizar esto lleva su tiempo hasta para los más sanos.

—¿Cree que con la ley de eutanasia se reducirán los intentos de suicidio?

—Los estudios que hay son poco concretos y no parece que haya relación por el momento. Son pocos años de seguimiento en países muy concretos y muy distintos al nuestro.

Conflictos

«Hay que devolver a la sociedad su capacidad para resolver situaciones que le desbordan»

En la familia

«Cada suicidio suele dejar una media de cuatro personas que van a necesitar tratamiento»

—Las otras víctimas de un suicidio son las familias porque se sienten culpables. ¿Cómo se aborda el suicidio o el intento de suicidio en la familia?

—Cada suicidio suele dejar una media de cuatro personas que van necesitar tratamiento especializado. Es un tema tan tremendo como injusto. El suicidio es un fenómeno tan imprevisible que no es posible evitarlo ni detectarlo antes de tiempo. Ni para los más cercanos. Es algo parecido a un infarto. Aparte de abordar el duelo hay que transmitir esto a familiares y allegados.

—¿Qué falla en la sociedad que no es capaz de prevenir y evitar los suicidios?

—Ojalá pudiésemos saberlo. Sobre la prevención del suicidio no podemos hacer nada más que atender lo mejor posible a los enfermos o a quienes han tenido intentos graves previos.

—¿Es posible una sociedad sin suicidios? ¿Qué papel juegan las nuevas tecnologías?

—Con los conocimientos actuales es imposible. Podemos intentar ganar conocimiento. Pero no podemos engañarnos. No van a desaparecer. Es un logro conseguir que se no se incrementen. Lo de las nuevas tecnologías está siendo un drama. O tomamos ciertas medidas al respecto o sus aspectos beneficiosos acabarán siendo superados por los daños en las poblaciones más influenciables como los niños y adolescentes, y esto excede al suicidio. A nivel informativo las redes arrasan aquello sobre lo que se posan.

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