Diario de León

Más ingeniería y menos estereotipos para la igualdad

Mujer y ciencia, del éxito a las asignaturas pendientes. Científicas leonesas hablan de las luces y sombras en el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia que se celebró ayer. Las ingenierías están en las asignaturas pendientes, pero también los cambios de roles para que las chicas no renuncien a la carrera o a la maternidad.

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Hay que hacer ingeniería para que se alcance la igualdad de las mujeres en algunas carreras. Tal cual. Las ingenierías son las titulaciones que más se resisten a romper a romper la brecha de género. Ocurre en León y en Europa. En la ULE, las aspirantes a ingenieras son una minoría notable. Oscilan entre 10% en Minas y Energía y el 23,1% en Ingeniería Aeroespacial.

«Es un tendencia general en España y en Europa en las ingenierías, no sabemos por qué» no se ha aumentado la matrícula de las mujeres hasta alcanzar la paridad esperada hace unos años, señaló Laura Álvarez de Prado, profesora del área de Ingeniería Cartográfica Topografía y subdirectora de la Escuela de Minas y Energía de León.

Estimular a las niñas a que estudien estas carreras fue uno de los objetivos del taller que impartió ayer con alumnado de ESO del colegio Virgen Blanca de la capital. «Han aprendido a leer un punto con la estación total y han medido distancias con precisión milimétrica. En la segunda parte han hecho ubicación espacial con el móvil», explicó.

La profesora Ana María Diez Suárez estableció un paralelismo entre la energía solar fotovoltaica y la necesidad de que las mujeres se incorporen a las ingenierías. «La energía solar es el futuro y a pesar de las políticas que han frenado su expansión está creciendo por sí misma, porque es la mejor», apuntó.

«Igual que la energía solar fotovoltaica va a ser la reina de las energías renovables en los próximos años, las mujeres también. Pertenezco a una asociación internacional de mujeres y en todos los países se está trabajando en unir la energía a las mujeres», señaló. Diez Suárez ofreció el taller para iniciar al alumnado en los fundamentos de la energía solar fotovoltaica en la terraza de la escuela de Minas. «Queremos que comprendan que esa energía que recogemos del sol en la azotea o en la terraza de nuestra escuela la van a tener en su casa para lo que consume», señaló.

Por la tarde, en la mesa redonda ‘¿Yo? Científica’, organizada por la Asociación de Biotecnólogos de León (Able), seis leonesas expusieron sus trayectorias de éxito que ejemplifican los avances en la igualdad. Hubo lugar también para confesar los retos pendientes y las dificultades que se encuentran. Patricia Fernández Castaño, doctorada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, ha orientado su vocación científica a la empresa familiar y vive, junto a sus padres y hermanas, el proceso de transformación de la centenaria fábrica de Castrocontrigo al polígono de Onzonilla.

En su tercer año de carrera creó el chocolate 80% cacao con miel de brezo. Cuando fue a conocer la cuna del cacao a Brasil, con una beca Amicus, en la embajada «pensaban que me había equivocado de carrera por el idioma y quería decir Nutrición y no ingeniería. Lo veían muy raro».

Entre los obstáculos que observa en su intensa carrera destaca el dilema al que se enfrentan muchas mujeres como ella de renunciar a la familia o crear una familia a cambio de continuar la carrera. «Somos muy pocas las que estamos en este mundo y me gustaría que fuéramos más. Pero es una carrera complicada y a las niñas no se les da el empujón necesario», señala.

El rol social tradicional de las mujeres lo ve como un freno. «Ser madre es complicado y eso criba mucho la salida de las mujeres a la ciencia», afirma. La crisis no ha ayudado. «Nos convertimos en cuidadoras o protectoras de la familia y es más fácil que una mujer deje su trabajo para quedarse en casa y que el hombre asuma la manutención», señaló.

La investigadora Marta Lombó, que hizo su tesis en Biología Molecular, señala que no sólo hay que luchar contra los techos de cristal en la carrera de investigadora a catedrática. Hay una diferencia fundamental: «Somos más mujeres investigadoras predoctorales, pero en el posdoctoral predominan los hombres». Entre las razones, apunta que «las mujeres tenemos más capacidad de condicionar nuestra vida a nuestras parejas y también a los cuidados».

La investigadora senior Carmen Marín comenta que han tenido más mujeres —23— que hombres —9— en el grupo de investigación de Diferenciación Celular y Diseño de Modelos Celulares para Biomedicina que creo con Margarita Marqués en parte debido a que «son más chicas en la carrera», pero también porque «los chicos están menos acostumbrados a trabajar con mujeres jefas». En cambio, los que han pasado por el departamento son «un ejemplo de igualdad». La complicidad masculina, en suma, es clave en alcanzar la igualdad.

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