Diario de León

TESORO MICOLÓGICO

Monte San Isidro, dulce hogar para las setas

Más de 300 especies. El Parque Monte San Isidro, un espacio natural de gran biodiversidad, es también un hogar dulce para los hongos. José Ángel González Cuenca, ha inventariado más de 300 especies en el estudio que hace con la Asociación Micológica Leonesa San Jorge y la Diputación provincial

José Ángel González Cuenca con un ejemplar de seta en el Monte San Isidro.

José Ángel González Cuenca con un ejemplar de seta en el Monte San Isidro.

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ANA GAITERO | LEÓN
León

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El Monte San Isidro es un bosque de 139 hectáreas con una gran diversidad de flora. Hay pinos, robles, abedules, encinas... Y además se riega. La mezcla de su flora con el micelio que habita en el subsuelo da lugar a un amplio abanico de micorrizaciones.

José Ángel González Cuenca ha inventariado cerca de 300 especies de hongos en las 22 hectáreas del parque abierto al público por la Diputación de León que, por su cercanía a la ciudad, constituye uno de sus pulmones junto con el pinar de Las Lomas - La Candamia.

La riqueza micológica del parque pasa la prueba de un otoño tan poco favorable para las setas como el presente, en el que las nieves lastraron las pocas esperanzas de los seteros. En un espacio de apenas diez metros cuadrados se podían contemplar ayer mismo corros del género Hebeloma, las rúsulas, un ejemplar de la singular Otidea onotica, la Hipholoma fasciculare, la Lepista gilva o el llamativo corro de la Psathyrella Hidrophila, que alegra el manto verde con su brillante color amarillo.

«El Monte San Isidro es un aula micológica excepcional», afirma González Cuenca. Este jubilado de Antibióticos empezó a fijarse en la gran cantidad y variedad de hongos en sus paseos. A través de la Asociación Micológica Leonesa San Jorge solicitó permiso a la Diputación de León para inventariar las setas que va descubriendo.

Sobre estos hallazgos dará buena cuenta en la primera conferencia de la 44 Semana Micológica de León en la conferencia que ofrece mañana lunes a las 20.00 horas en el salón de actos de San Marcelo. «Ya son más de 300 especies y cada año le damos a la Diputación los resultados de lo que se encuentra», explica. José Ángel González Cuenca se conoce palmo a palmo el parque y sabe casi con exactitud qué especies crecen debajo de los abedules, de los robles y encinas o de los pinos.

En el parque está prohibido arrancar o recoger cualquier especie vegetales y aunque las setas no pertenecen a este reino, sino al de los hongos, también queda clara la prohibición de recolectarlos en el pictograma que informa sobre los usos y recorridos del parque.

A cuatro kilómetros de León y a 1,5 kilómetros de Carbajal de la Legua, el parque es un muestrario de la gran variedad micológica que tiene la provincia de León. Crecen a gusto todo tipo de especies, desde las alimenticias, a las que se usan en farmacia e incluso la codiciada seta de San Jorge que se busca con ahínco en la montaña leonesa ha encontrado un hogar acogedor en el parque Monte San Isidro.

«Este año por primera vez he observado un corro de la seta de San Jorge y espero que dé lugar a la aparición de muchos más corros», comenta. ¿Qué cómo ha llegado hasta el Monte San Isidro la seta de San Jorge? «Sin querer, las esporas se van llevando de un sitio a otro en las botas y el suelo calizo con el PH básico son dos de las cosas que la favorecen», apunta.

Otra variedad que le ha llamado la atención encontrar en el parque es la Ganoderma lucidum, conocido como hongo de la inmortalidad, que ha pasado de ser una curiosidad oriental a una de las setas más buscadas por la industria farmacéutica y particularmente por la multinacional Ganoestel por sus cualidades para tratar los efectos adversos de los tratamientos del cáncer.

A José Ángel González Cuenca no le gusta hablar de setas comestibles. Prefiere decir que «las menos tóxicas son algunas de las comestibles». No obstante, en el parque ha visto variadas setas de cardo, que son de las más populares para la cocina casera junto con los boletus últimamente tan de moda.

A este hombre cuya afición micológica despertó en el laboratorio de Antibióticos, le gusta ver el parque como un aula de primera para acercarse a la naturaleza y al apasionante mundo de las setas.

González Cuenca es ingeniero de minas, pero nunca ejerció esta profesión. «Entré a trabajar en Antibióticos en 1970, en el laboratorio de Microbiología e Investigación», relata. Trabajaba con José Luis Fernández Puente, que aparte de ser el creador de Biomar, era «un gran micólogo». Hacían taxonomías de actinomicetos.

Y del trabajo pasó a la afición, que cultivó en la Sociedad Micológica de León (SML), hoy desaparecida, junto al malogrado Jaime Andrés Rodríguez, que era profesor de la Universidad de León en la Facultad de Ciencias Biológicas. «Fue mi gran maestro», subraya.

La presión demográfica que existe en el parque, al ser un entorno abierto al público, «no veo que haya afectado al número de especies», añade. La vigilancia que existe en el Monte San Isidro es otra circunstancia que favorece el cuidado ambiental del entorno por parte de los visitantes.

La Junta de Castilla y León, en el decreto que aprobó hace un año, estipula que «los hongos silvestres constituyen una parte esencial del patrimonio natural de la Comunidad de Castilla y León, y en consecuencia su biodiversidad debe ser adecuadamente conservada». La Asociación Micológica Leonesa San Jorge ha criticado el carácter restrictivo que tiene esta norma para los seteros que no tienen ánimo comercial.

ASÍ ES

VARIEDADES. Más de 300 especies han sido identificadas por José Ángel González Cuenca en el parque Monte San Isidro de la Diputación de León.

Boleto de abedul. No se trata de un boleto, sino que pertenece a la especie Leccinum scabrum.

Oreja de liebre. La Otidea onotica es un llamativo hongo que guarda similitud con una rosa del desierto produce una lluvia de esporas con solo soplarla.

Hypholoma fasciculare. Esta especie se caracteriza por su coloración amarilla con esporas moradas o de color violeta oscuro.

Hongo de la inmortalidad. De curiosidad oriental a especie demandada por los laboratorios de farmacia para fabricar productos que favorecen la tolerancia ante los tratamientos contra el cáncer.

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