Diario de León

El papa pide una Europa libre de ideologías

Advierte del resurgir de brotes de odio y antisemitismo en Europa En plena forma después de una extenuante jornada

El papa Francisco y el patriarca Bartholomew, ayer en el encuentro en Budapest. LUCA ZENNARO

El papa Francisco y el patriarca Bartholomew, ayer en el encuentro en Budapest. LUCA ZENNARO

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EFE

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El papa Francisco llegó ayer a Bratislava, tras su breve visita a Budapest, y en su primer acto en este país encontró a los líderes cristianos y judíos, a quienes pidió esfuerzos para poder tener una «Europa libre de ideologías».

El pontífice encontró a los miembros del Consejo ecuménico eslovaco en la nunciatura, la embajada del Vaticano en el país y donde residirá estos tres días de visita, y les recordó «los años de la persecución ateísta, cuando no había libertad religiosa, o esta era duramente probada».

En su discurso a los cristianos, que son el 80% de la población, de ellos el 62% católico, citó el relato del La leyenda del gran inquisidor de Feodor Dostoyevski donde «los hombres están dispuestos a intercambiar gustosamente su libertad por una esclavitud más cómoda, la de someterse a alguien que decida por ellos, con tal de tener pan y seguridades». Y pidió a los líderes religiosos «que no caigan en la trampa».

«¿Cómo podemos desear una Europa que vuelva a encontrar las propias raíces cristianas si somos nosotros los primeros desarraigados de la plena comunión? ¿Cómo podemos soñar una Europa libre de ideologías, si no somos libres para anteponer la valentía de Jesús a las necesidades de los distintos grupos de creyentes?», les interrogó el papa.

Diálogo
«Dios les pide que dejen atrás las pretensiones de tener razón y de culpar a los demás»

Desde el centro de Europa, el papa aseguró que «cálculos de conveniencia, razones históricas y vínculos políticos no pueden ser obstáculos inamovibles en nuestro camino». Advirtió de los brotes de odio y antisemitismo que surgen en Europa y otros lugares. «Ustedes, judíos y cristianos, desean ver en el otro ya no un extraño, sino un amigo; ya no un adversario, sino un hermano», señaló, y agregó que Dios les pide que dejen «atrás las incomprensiones del pasado, las pretensiones de tener razón y de culpar a los demás, para ponernos en camino hacia su promesa de paz». El papa continuó con el discurso de acogida al que ya se había referido tras la misa de Budapest y pidió a los cristianos que, aunque haya diferencias que los separen, «al menos podemos acoger juntos a Jesús sirviéndolo en los pobres».

Francisco, de 84 años y recién operado de colon, concluyó con este acto y una reunión con sus compañeros de la Compañía de Jesús una extenuante jornada de más de 13 horas, en la que se le ha visto en buena forma, y hoy comenzará el día con la visita de cortesía a las autoridades del país.

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