«Las plantas también tienen cáncer por el cambio climático»

Ángel Penas Merino (Valencia de Don Juan. 1948) tenía una excusa para decir que no a la propuesta de entrar en la Real Academia de Farmacia de Galicia: «Estoy al final de mi carrera profesional». Pero había dos buenas razones para aceptar el honor. «Pensé en mis padres, ambos farmacéuticos, y creo que les habría hecho mucha ilusión», comenta.

Desde bien niño se le permitía andar entre el botamen de la botica de su madre, María del Carmelo Merino Merino, porque como ella decía el chico «no tenía mal mostrador».

Su padre, Ángel Penas, oriundo de Lugo y de una familia muy sanitaria, fue farmacéutico de la Seguridad Social y tuvo laboratorio de análisis en Valencia hasta que compró la farmacia de Villamañán.

Ángel Penas eligió la Biología. Estudió en la Universidad de León cuando aún dependía de la Universidad de Oviedo y fue el primer egresado que tuvo cátedra en la Universidad de León, recuerda.

Después de una carrera académica de 44 años, de los cuales ocho estuvo al frente del rectorado de la ULE, hace un año se jubiló y continúa su labor investigadora como profesor emérito, «liberado de la docencia, aunque dar clase siempre me gustó», precisa.

El discurso de ingreso en la Real Academia de Farmacia de Galicia será un guiño a esas tierras gallegas de la rama paterna. «Mi últimos años de investigación han estado ligados a una ciencia nueva como es la bioclimatología y haré un bosquejo de esta en Galicia», comenta.

Pero, ¿qué es la bioclimatología? «Es una ciencia que relaciona clima y seres vivos y tiene relativa importancia en estudios sobre cambio climático», explica.

Un proceso que afecta a especies y a comunidades vegetales y que en León hará, por ejemplo, que en el futuro la línea de los hayedos, marcada al norte de La Robla, pueda localizarse más al norte. «Es una de las posibilidades», puntualiza.

«El proceso de cambio climático lamentablemente está producido por la acción antrópica del ser humano, pero a lo largo de la historia del planeta ha existido en muchas ocasiones, ha habido periodos glaciares y periodos de calentamiento, sin esta intervención humana», explica.

Los cambios que acaecen en el clima «determinan las condiciones en las cuales nuestros compañeros de vida se desenvuelven», incluso puede ser la causa de enfermedades. «También las plantas tienen cánceres, enfermedades, debido al cambio climático», apostilla.

Entre las enfermedades vegetales dentro de la provincia de León destaca una que,si bien no es nueva, se da con una virulencia desconocida. «La procesionaria en los pinos de repoblación es mucho más abundante que hace 20 años. Afecta un cultivo de pinos pero puede afectar a otras», comenta.

Aparte de continuar con su labor investigadora en este grupo de Bioclimatología que dirige la profesora Sara del Río, «mi discípula», dice con orgullo, quiere aprovechar la mayor disponibilidad de tiempo para culminar trabajos pendientes, como es «dejar bien definida la vegetación en la provincia de León» que espera tener listo en dos o tres meses.

Dentro del grupo de investigación, proseguirá con los estudios de bioclimatología a nivel mundial observando como las tendencias de temperaturas y precipitaciones influyen en posibles cambios vegetales para hacer propuestas de futuro.

Uno de los proyectos más cercanos en los que está embarcado este grupo es el de viticultura y cambio climático. Bajo la dirección de la profesora Del Río se está analizando desde la Universidad de León «qué incidencia va a tener el cambio climático en los territorios para hacer propuestas de dónde se va a poder desarrollar mejor la vid», explica.

La trayectoria académica de Penas también ha llegado a otras latitudes, especialmente a Sudamérica. «Tengo discípulos en Brasil, Portugal, Bolivia y Colombia y también tuve ocasión de estar tres años y tres meses en California», señala.

Cuarenta y cuatro años después de sus comienzos, la universidad «no se parece en nada: empezábamos como ayudantes en prácticas con una carga de horas de clase infinitamente mayor y menos recursos para investigar, hasta el punto de que las tesis doctorales nos las financiábamos de nuestro bolsillo o de nuestros padres y la tecnología era más escasa y menos precisa».

Ángel Penas, con cuyo mandato como rector empezó la «desescalada» de alumnado en la ULE, ve con optimismo el presente y apuesta por fortalecer sus tres pilares sólidos: la biotecnología, las ingenierías y las humanidades. «Es un orgullo decir que la Aeronáutica la traje y hoy es un polo importantísimo de la ciudad y su entorno, la Biotecnología también y la Informática, con HP como apuesta de empresa por nuestras titulaciones invitan a ampliar y mejorar esos núcleos que son potentes».