Diario de León

«No quiero un hijo feliz sino capaz de responder al entorno»

La felicidad es una quimera. Eso es lo que defiende el psicólogo clínico Miguel Ángel González Castañón, que culpa a las teorías neoliberales de responsabilizar a la gente de su propia felicidad. «Algunas terapias buscan que las personas se olviden de la explotación en la que están y las dejan sin los apoyos sociales». Opina que una educación solo con refuerzos positivos acaba creando «narcisistas y ególatras» por lo que «hay que cuidar la autoestima, pero hay que merecerla, no es gratis».

León

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Lugar: Ayuntamiento de Valdepiélago

Hora: 19.30 horas

Entrada: Libre  

No. Ni la salud ni el dinero ni el amor dan la felicidad. Así lo defiende el psicólogo clínico infanto-juvenil y orientador, Miguel Ángel González Castañón, que sostiene que «la felicidad es una quimera que responde a estados subjetivos» manejados en la actualidad por una corriente neoliberalista. «Un gran negocio que diluye el apoyo social y deja al individuo solo frente a las circunstancias y encima lo culpabiliza de su infelicidad».

Castañón ofrece hoy una conferencia en el Ayuntamiento de Valdepiélago. Bajo el título de Sonrisa, alegría, felicidad y sabiduría , intentará desmontar los tópicos sobre una búsqueda «que es un espejismo». «Nos pasamos la mitad de la vida temiendo cosas que nunca pasan, pero si llegan a ocurrir no son tan catastróficas como suponíamos que iban a ser». El psicólogo hace referencia a estudios que demuestran que el impacto de las buenas y malas noticias tienen una duración media en el estado de ánimo de seis u ocho meses. «Al cabo de ese tiempo volvemos a ser tan felices o tan desgraciados como lo éramos antes de ese acontecimiento. Los estados de bienestar son subjetivos, pero hay variables que favorecen que a las personas les pasen cosas positivas». Entre esas variables están las actividades sociales, una buena organización, ser productivo, dejar de agobiarse y trabajar una personalidad sana.

Bienestar
"El bienestar no depende del sujeto, depende de las condiciones laborales que tenga en la empresa".

En la búsqueda de la felicidad se construyen relatos de éxitos y aceptación social. «Hay un principio de Peter que dice que si quieres encontrar una cosa que se te ha perdido más vale y te pongas a buscar otras», asegura. Y esas otras cosas son un trabajo bien hecho, las relaciones sociales, la familia y las amistades. En esto parecen coincidir los expertos, que sin embargo tienen posturas diferentes de cómo enfocar la actitud. «La búsqueda de la felicidad que tanto se ha puesto de moda tortura a la gente».

«Escuchamos a las grandes compañías que dicen que los obreros felices son más productivos, pero lo que les interesa no es que sean felices sino más productivos. Si los infelices fueran más productivos querrían obreros infelices». Castañón es muy crítico con el mindfullness, una filosofía de vida que incluye un estado de atención plena al presente. «Estar centrado en el presente es estupendo, ahora, las grandes compañías lo utilizan para que la gente se olvide de la explotación laboral a la están sometidos los obreros y responsabiliza a los sujetos de su propio bienestar, cuando el bienestar no depende del sujeto, depende de las condiciones laborales que tenga. Si estás en unas condiciones laborales estresantes encima te machacan diciéndote que tu eres el responsable de tu felicidad. Las teorías neoliberales consiguen dejar al sujeto solo frente al mundo, que es hostil. Lo que hay que hacer es afiliarse a un buen sindicato y mejorar no solo tus condiciones laborales sino las de todos tus compañeros. Nos están vendiendo una teoría para explotarnos más».

Educar a los hijos para que sean felices, eliminando de sus vidas situaciones frustrantes y ocultando a los niños y niñas enfermedades o problemas en la familia «es un error». «La autoestima hay que merecerla. Si lo único que tienen son refuerzos positivos tendremos personas ególatras y narcisistas que buscan cada vez más likes y seguidores en las redes sociales. Una actitud positiva, no buscar la felicidad, va a depender de la educación. La vida cuesta. Todo es posible en la vida, pero hay pocas cosas que sean probables. Yo no quiero hijos felices sino capaces de responder a los entornos que les toquen vivir. Evitar que lloren y eliminar las contingencias de sus vidas es un modelo nefasto de enseñanza. Tienen que aprender el arte de la prudencia, un ejercicio razonable de cómo comportarse en cada momento».

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