Diario de León

Química ‘low cost’ de premio

Alumnos del IES de Valencia de Don Juan se alzan con el premio del concurso de Investigación Química de Castilla y León por el desarrollo de un colorímetro con materiales rudimentarios..

Los tres alumnos de IES de Valencia de Don Juan ganadores del concurso posan con su colorímetro. MEDINA

Los tres alumnos de IES de Valencia de Don Juan ganadores del concurso posan con su colorímetro. MEDINA

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armando medina | valencia

«El ‘profe’ estaba seguro de que íbamos a ganar. Tenía más confianza en nosotros que nosotros mismos». Así de tajante se manifestaba ayer Eduardo Fernández, uno de los alumnos componentes del equipo de 1º de Bachillerato del Instituto de Educación Secundaria Fernando I de Valencia de Don Juan que se alzó con el primer premio del Concurso de Investigación Química ‘Vicente Garrido’, organizado por la Asociación de Químicos de Castilla y León, destinado a alumnos de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato de la Comunidad. «Yo también sabía que iban a ganar ellos». asegura Laura Domínguez, una alumna del mismo curso que también participó en el certamen con otras dos compañeras. Dos manifestaciones que dejan clara la capacidad de motivación del maestro y de cómo la confianza en los estudiantes es capaz de generar en éstos el interés y el esfuerzo para lograr las metas.

Y es que el profesor, Jesús Pérez Fernández, algo debe de tener que ver cuando al año pasado ya fue capaz de meter a dos equipos de su anterior centro, el Claudio Sánchez Albornoz de León, entre los tres finalistas de este mismo certamen en la categoría de la ESO.

Se cumplen así los objetivos del concurso que consisten en despertar la vocación investigadora, la curiosidad, la creatividad y la capacidad de innovación de los jóvenes estudiantes de la Comunidad, así como la realización de proyectos concretos. Igualmente pretende ser también un incentivo para los docentes, pues pone de manifiesto que los conocimientos científicos se pueden comunicar de forma distinta, promover una mayor relación entre alumno y profesor y divulgar todos aquellos aspectos relacionados con la química. Sobre todo, su enorme aplicabilidad en el día al día del individuo.

Todo comenzó a principios de curso. Precisamente animados por el profesor, Israel García Falcón, Pablo Javares Tejedor y Eduardo Fernández González, alumnos de 1º de Bachillerato del IES de Valencia de Don Juan, formaron un equipo y comenzaron a trabajar en un proyecto que denominaron ‘Obtención de la concentración de una disolución por medio de láseres’. Con materiales al alcance de cualquiera (un puntero láser, una caja de cartón, una aplicación móvil y un túper de cristal) lograron medir la disolución en un líquido. «Han sido capaces de realizar gastando apenas 20 euros lo que ya hacen máquinas existentes en el mercado que valen una pasta, miles de euros», dice orgulloso Jesús Pérez. Consiguieron desarrollar un colorímetro con materiales muy rudimentarios. Eduardo Fernández explica en qué consiste el experimento: «El objetivo era demostrar que si proyectas un láser sobre una disolución que tiene color, la disolución absorbe cierta parte de la luz que la atraviesa. Entonces, midiendo esa luz que atravesaba la disolución, saber qué concentración tenía esa disolución. Para ello utilizamos un láser y la aplicación del luxómetro del móvil. Sabiendo la luz que llegaba sabíamos qué concentración tenía esa disolución». Y añade que esto tiene usos en la vida real como «en empresas que trabajen con disoluciones para saber la concentración de manera rápida o en laboratorios de química».

Todo muy sencillo, ¿verdad? Pues una vez conseguido sí. Pero detrás hay muchas horas de esfuerzo y estudio. «Han dedicado muchas horas de recreos e, incluso, por la tardes a este trabajo», comenta el profesor. Una vez que estaba claro el proyecto y decididos los materiales a utilizar a principios de año comenzaron la realizar las primeras pruebas en el laboratorio. Tras los ajustes necesarios vieron que el aparato funcionaba. Lo más difícil ya estaba conseguido. Pero aún quedaba un último esfuerzo. Debían plasmarlo en papel. Explicar en qué consistía y a qué conclusiones habían llegado. «Y en el mes de abril lo enviamos al concurso», señala Israel García. «Y una semana después salieron los dos finalistas y ahí estábamos nosotros».

Todavía quedaba un paso más. El pasado 4 de mayo tuvieron que asistir al Aula Magna de la Facultad de Ciencias del Campus Miguel Delibes de Valladolid, donde debieron defender su trabajo ante el jurado, que por unanimidad los coronó como ganadores. «En ese momento liberamos los nervios», dice Pablo Javares.

Este año en el concurso, que celebró su quinta edición, para estudiantes de 3º y 4º de ESO y 1º de Bachillerato, se presentaron 17 trabajos de investigación, procedentes de colegios e IES de las provincias de León, Salamanca, Palencia y Valladolid. Hasta 50 alumnos fueron capaces de desarrollar trabajos muy variados sobre la absorción de polímeros, evaluación de taninos en infusiones de té, comportamiento de metales con ácidos o identificación de proteínas. El jurado, formado por miembros de la Asociación de Químicos, resolvió los ganadores siguiendo criterios de creatividad, innovación, metodología, desarrollo de la investigación y capacidad de comunicación.

Con el objetivo de dar difusión a los mejores trabajos presentados al concurso, la Asociación de Químicos de Castilla y León edita y distribuye una revista la revista digital de investigación Vicente Garrido Capa. En su quinta entrega, que se publicará en los próximos días en la página web del colectivo, se recogerán los diez mejores trabajos presentados al concurso.

Quizás ahí también aparezca el otro trabajo presentado desde el IES Fernando I de Valencia de Don Juan por otro equipo de estudiantes formado tres alumnas del mismo curso de 1º de Bachillerato: Patricia Rodríguez Fernández, Laura Domínguez Paramio y Paula Cabañeros Fernández. Con su trabajo, Demostración de la presión osmótica en los árboles, demostraron por qué la savia es capaz de subir por las plantas.

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