Diario de León

Quirófanos para no dormir

Una de cada cuatro cirugías se hace ya con anestesia local y con el paciente en estado consciente León prueba fármacos menos invasivos para evitar el dolor

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carmen Tapia | león

El paciente está consciente, sin dolor, y charlando con el cirujano mientras opera. No es ciencia ficción. Una de cada cuatro operaciones que se realizan en el hospital se hace ya con anestesias locales, un 50% más que hace diez años. Las nuevas técnicas quirúrgicas no invasivas y la evolución farmacológica permiten operaciones con anestesias con menos efectos secundarios que permiten reducir días de ingreso. La tecnología y la innovación en el control del dolor «ganan en seguridad para el paciente», asegura el jefe del servicio del Hospital, Juan Carlos Bermejo. En la actualidad, el 90 % de las cirugías oftalmológicas, partos, cesáreas, operaciones ginecológicas, abdominales y urológicas o extremidades no internas, como juanetes, se realizan ya con anestesia local.

Lejos quedan ya los largos días de ingreso, sin comer ni beber durante horas, tras una intervención quirúrgica. «Cada vez son menos», explica Bermejo. «La rentabilidad para el sistema y la comodidad para el paciente es mucho mayor».

Desde Dioscórides, médico griego que ejerció en el año 50, fue el primero en hablar de anestesia en su significado moderno al describir los efectos de la mandrágora. El estado más parecido al sueño que permite una práctica de cirugía indolora se consigue ahora con nuevas técnicas y fármacos. La evolución de la anestesia raquídea y epidural, que hasta hace veinte años era residual en los partos en el Hospital de León, ha consolidado sus presencia en los quirófanos. «El objetivo de esta especialidad es conseguir hospitales sin dolor y trabajamos para eso».

Las anestesias epidurales o raquídeas son medicinas que insensibilizan partes del cuerpo para bloquear el dolor y se aplican por medio de inyecciones en la columna vertebral o a su alrededor. Los anestesistas del Hospital de León recurrieron a la anestesia epidural para casi 8.000 operaciones como analgesias puras o para ayudar a una anestesia general.

En la anestesia epidural, el médico inyecta el medicamento exactamente por fuera del saco de líquido alrededor de la médula espinal para insensibilizar o bloquear una parte del cuerpo. Empieza a hacer efecto en 10 a 20 minutos y funciona bien para procedimientos más largos. «La anestesia epidural necesita tiempo de actuación por eso es buena para utilizarla en los partos, pero para otras operaciones es más eficaz una raquídea». La raquídea, que también se inyecta desde la espalda. El anestesista inyecta el medicamento dentro del líquido en la médula espinal.

La evolución de la especialidad de anestesiología permite aplicar anestesia local a través de punciones mediante la utilización de ecógrafos. «Los anestesistas aspiramos a un hospital sin dolor, aunque el dolor sea una manifestación muy subjetiva. Para conseguirlo, antes utilizábamos técnicas de bloqueo periférico y ahora localizamos las terminaciones nerviosas con ecógrafos». A los quirófanos del Hospital de León han llegado en los dos últimos años tres ecógrafos portátiles que permiten localizar las terminaciones nerviosas locales y bloquearlas mientras se realiza la operación. «Son ecógrafos muy caros que las casas ceden a cambio de acuerdos con otros materiales. La introducción de nueva tecnología es uno de los pilares para poder desarrollar nuevas técnicas que beneficien a los pacientes».

Ahora incluso es posible despertar a un paciente en segundos sin las limitaciones ni efectos secundarios de hace años en las que había que esperar a que despertara y se recuperara de los efectos secundarios. «Aunque las técnicas quirúrgicas y los fármacos han evolucionado todavía hay técnicas en las que hay que abrir y utilizar anestesia general», explica Bermejo.

Los retos

Los anestesistas del Hospital de León —50 repartidos en cuatro secciones— gastaron 481.928 euros en las 36.970 operaciones generales realizadas en los quirófanos del centro hospitalario en el año 2016, un 1% más que el año pasado. «Los retos que presenta la cirugía son cada vez más difíciles. La mayoría de las cirugías se hacen por laparoscopia y la farmacología ha evolucionado tanto que podemos sedar al paciente. Si la cirugía hace lo que hace es porque la anestesia ha evolucionado. Estamos viviendo avances brutales». Una de estas anestesias es la que se utiliza en el parto con cesárea. «Estamos haciendo el parto piel con piel a pesar de las cesárea, la madre está consciente».

Los anestesistas del Hospital de León formarán parte de un estudio multicéntrico para comprobar los beneficios de una nueva mascarilla laríngea para sedar a los pacientes. «Esta nueva mascarilla nos permitirá trabajar con presiones más altas de ventilación porque permite un mejor sellado de la vía aérea. La mascarilla laríngea es el invento de este siglo que evitar intubar a los pacientes para anestesiarlos porque no entra en la laringe». El estudio ya ha pasado el dictamen de la comisión ética del hospital Gregorio Marañón y tiene que contar aún con el visto bueno de la comisión del Hospital de León. En el estudio de campo participan el Gregorio Marañón, el Complejo Asistencial de La Coruña, Policlínica de Guipúzcoa, Clinic de Barcelona, Hospital de León, LA Fe de Valencia y el Centro Hospitalario de Oporto.

Los quirófanos abordan operaciones más complejas con alta tecnología en la que la dirección del Hospital invirtió 1,8 millones en 2016.

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