Diario de León

LEÓN RECUPERA A SU REINA SANTA

La reina que perdió el trono y ganó el cielo

De Teresa de Portugal a reina y santa de León. En el siglo XII, la Iglesia le quitó la corona y el marido al anular su matrimonio con Alfonso IX, el último rey leonés. En 1705 fue elevada a los altares y ahora el Vaticano le dedica una fiesta litúrgica que queda instituida el 17 de junio

Recreación de la imagen de santa Teresa, reina de León en una ilustración que la pinta con la corona que perdió al anular su matrimonio la Iglesia. DL

Recreación de la imagen de santa Teresa, reina de León en una ilustración que la pinta con la corona que perdió al anular su matrimonio la Iglesia. DL

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ANA GAITERO | LEÓN
León

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Cada 17 de junio, desde hoy, la Diócesis de León recordará con una misa a Santa Teresa, reina de León. Así se llama en el santoral a esta mujer del linaje de la monarquía portuguesa que se convirtió en la penúltima reina leonesa tras casarse con Alfonso IX. Tuvo una larga y azarosa vida. Nació en Coimbra en Santa Teresa nació en Coímbra el 4 de octubre de 1175 y murió en Lorvão el 18 de junio de 1250.

Hoy el obispo preside la misa que se celebrará en su honor en San Isidoro, a partir de las 20.30 horas, tras conseguir que el Vaticano aprobara su propuesta de dedicar el 17 de junio a esta santa en el calendario litúrgico de la Diócesis de León.

La inclusión de esta santa en el calendario particular de la Diócesis, tras ser aprobada por el Vaticano a petición del obispo Julián López, se realiza «por razón de su vinculación histórica con León y por la ejemplaridad de su vida, en la que supo unir la piedad cristiana con su condición de madre y reina cristiana», explica el Obispado en un comunicado. «Con humildad acató la declaración de nulidad de su matrimonio y, tras ser despojada de su condición de reina, abrazó la vida religiosa en la Orden del Císter después», añade la nota.

Teresa de Portugal fue reina de León durante apenas tres años. Se casó en 1191 con su primo hermano Alfonso IX de León y en 1194 el matrimonio fue anulado por cuestiones de consanguinidad por el papa Celestino III.

Fue una boda de conveniencia como «casi todas en la época», comenta Miguel Ángel Mendoza, autor de la novela Las mujeres de Alfonso IX, con el que se ha acercado a las dos esposas y cuatro amantes conocidas que tuvo este monarca conocido por ser el último rey de León y el reunió a la curia regia en 1188 en San Isidoro que ha dado a León el título de cuna del Parlamentarismo.

Alfonso IX no lo tuvo fácil para hacerse con el reino de León y tampoco para mantenerlo. Asediado por su primo, el rey Alfonso VIII de Castilla, el leonés propuso una boda a Sancho de Portugal para «forjar alianzas entre los dos reinos» y defenderse del castellano, explica Mendoza.

La boda se celebró en Guimaraes, población portuguesa cercana a Braga, a donde AlfonsoIX se desplazó acompañado por el obispo de Galicia para los esponsales. La novia tenía 16 años y el novio, alto y apuesto caballero de cabellos rubios, acababa de cumplir 20.

Acto seguido, el matrimonio se instaló en la corte leonesa. Aquí nacieron sus tres descendientes: Fernando, Sancha y Dulce (o Aldonza). Cuando su madre fue despojada de la corona, la pequeña era una recién nacida. «La reina tuvo que dejar León y la corona en unas condiciones malísimas, pues estaba recién parida», explica el autor de Cubillas de los Oteros. Teresa abandonó la ciudad con la pequeña en sus brazos o en los de alguna de sus sirvientas, mientras que Fernando y Sancha permanecieron en la corte. La comitiva tomó rumbo a Portugal y la exreina se instaló en el convento de Lorvão, que ella misma fundó.

No fue la única fundación monástica de esta mujer que a pesar de la separación obligada por la Iglesia mantuvo una buena relación con Alfonso IX, el padre de sus hijos. El mayor, Fernando, era el heredero de la corona leonesa pero falleció a la edad de 14 años.

El monarca leonés tuvo otro hijo, también llamado Fernando, con Berenguela, su segunda esposa. Pero también la iglesia anuló su matrimonio por consanguinidad. Berenguela abandonó el reino con su hijo y consiguió convertirle en rey de Castilla. Cuando el rey Alfonso IX murió, en 1230, dejó como herederas del trono a Sancha y Dulce. Sus desavanencias con la corona de Castilla hizo que prefiriera a las hijas de Teresa como sucesoras antes que a Fernando. Sin embargo, Berenguela aspiraba a que su hijo Fernando también fuera rey de León, tal y como había comprometido anteriormente Alfonso IX. El reino se dividió en partidarios de unas y de otro hasta que se produjo el llamado «pacto de las madres», tal y como se conoce a la reunión que mantuvieron en Valencia de Don Juan Teresa y Berenguela en la que alcalzaron el acuerdo de que las infantas renunciaban al trono a cambio de una pensión vitalicia.

El pacto se firmó en Benavente en diciembre de 1230 y supuso en el fin del reino después de más tres siglos con la corte establecida en la capital leonesa. Según las condiciones del acuerdo, cada infanta recibiría de por vida una docena de señoríos que les resportaban una renta anual de 15.000 maravedíes,? que serían reducidos a 10.000 en caso de entrar en religión y suspendidos en caso de matrimonio.

Teresa había fundado un monasterio en Villabuena del Bierzo, que tuvo corta vida, pero se cree que podía estar allí cuando el rey Alfonso IX pasó por la comarca haciendo el Camino de Santiago, donde le aconteció la muerte fechada en Sarriá (Lugo) el 24 de septiembre de 1230. «Las reinas de León eran mujeres de armas tomar y ejercían, no eran meras consortes, aunque la historia se ha encargado de borrar su rastro», comenta Miguel Ángel Mendoza.

El papa Clemente III beatificó a la reina Teresa en 1705 junto a su hermana Sancha. Ahora la reina y santa leonesa tiene fiesta señalada en el calendario litúrgico. El obispo ha elegido San Isidoro para ensalzar su figura religiosa en un guiño al viejo reino y al patrimonio heredado gracias a la monarquía leonesa. «En la Real Colegiata de San Isidoro de León, exponente privilegiado de la historia del reino del reino de León, cumbre del arte románico y destacado centro litúrgico, espiritual y cultural para la ciudad de León, residió santa Teresa dado que fue la sede de la monarquía leonesa durante más de tres siglos (ss. X-XII)», subraya el obispado. Además, bajo las «espléndidas pinturas murales románicas, reposan treinta y tres miembros de la corte leonesa?, incluido Alfonso IX, esposo de santa Teresa.

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