Diario de León

Salud

Riesgo de daño congénito con un tipo de antibióticos

Ritromicina, claritromicina y azitromicina se usan como antiinflamatorios o contra enfermedades infecciosas

Publicado por
Doménico Chiappe | Madrid
León

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Los antibióticos ritromicina, claritromicina y azitromicina (también conocidos como antibióticos macrólidos) han sido relacionados con defectos en los fetos y recién nacidos, cuando las madres los utilizan durante el embarazo, según un estudio realizado por la University College London (UCL) y publicado en la revista BMJ , que evaluó si esta clase de antibióticos prescritos comúnmente para tratar infecciones bacterianas tenían alguna relación con las principales malformaciones de los bebés, sobre todo cardíacos y genitales. El resultado fue categórico: sí. Aunque no suceda con gran prevalencia, sí eran defectos graves con repercusiones de por vida para la persona que los sufre. Las mayores malformaciones se presentaron en el 2% de los hijos de mujeres a las que se les recetó los macrólidos (186 bebés de 8.632 estudiados), mientras que con la penicilina, esa tasa bajó al 1,7% (1.666 de 95.973). «Los hijos de madres a las que se les recetaron antibióticos macrólidos durante el embarazo temprano tienen un mayor riesgo de defectos congénitos importantes, particularmente anomalías cardíacas, en comparación con los hijos de madres a las que se les recetó penicilina», advierte el estudio basado en los datos de 104.000 niños nacidos en el Reino Unido entre 1990 y 2016, con un seguimiento de casi seis años. Los macrólidos, de los que se sabe que pueden favorecer el ‘efecto arrítmico’ del corazón, también aumenta el riesgo de trastornos neurológicos como parálisis cerebral, epilepsia, TDAH y trastorno del espectro autista.

El problema crece si estos antibióticos se utilizan los tres primeros meses de embarazo, casi duplicando las probabilidades de malformaciones, sobre todo cardiovasculares: once de cada mil hijos expuestos a los macrólidos presentaron problemas cardíacos, por siete de los hijos de madres que tomaron penicilina. «Este hallazgo sugiere que por cada mil niños habrá cuatro más que nacerán con malformaciones cardiovasculares, en relación con la penicilina», dice Heng Fan, autor principal del estudio e investigador de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UCL. «Los antibióticos macrólidos se usan para tratar una amplia variedad de infecciones bacterianas, y se encuentran entre los antibióticos recetados con mayor frecuencia durante el embarazo en los países occidentales». «Pero las mujeres no deben dejar de tomar antibióticos cuando sea necesario, ya que las infecciones no tratadas son un mayor riesgo para el bebé nonato».

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