Diario de León

Sabiduría oculta en las plantas y flores

Los saberes perdidos de las plantas de León

Ceguera vegetal. La Fundación Cerezales organiza talleres para recuperar el conocimiento sobre las plantas, su utilidad y los saberes perdidos con el tiempo. Mes a mes, durante todo el año, las plantas y las flores de León serán las protagonistas de una actividad con el objetivo de recuperar saberes sostenibles, éticos y responsables muy utilizados hace años pero ahora casi perdidos de la cultura popular.

Salidas al campo, talleres en el interior y
reconocimiento de las distintas plantas son las
actividades que cada mes organiza la
Fundación Cerezales para recuperar el
conocimiento de las distintas especies que
crecen en los campos de la provincia. DL

Salidas al campo, talleres en el interior y reconocimiento de las distintas plantas son las actividades que cada mes organiza la Fundación Cerezales para recuperar el conocimiento de las distintas especies que crecen en los campos de la provincia. DL

León

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Hierba san juanera o pericón, glasto, hierba pastel, isátide o añil, hipérico, saúco, lúpulo, moras, rueznos, serbal y distintas especies florales atesoran conocimientos que se han perdido con el tiempo. Saberes que ahora la Fundación Cerezales trata de documentar, conservar y difundir en los talleres desarrollados por el área de Educación y programas públicos con la colaboración de Estrella Alfaro desde el Herbario LEB de la Universidad de León. «Las flores guardan saberes que se han perdido con el tiempo, saberes que son sostenibles, éticos y responsables con el medio ambiente», destaca Ana Andrés Cristóbal, educadora y programas públicos de la Fundación Cerezales Antonino y Cinia. Durante varios meses, las plantas de León vuelven a recuperar su protagonismo perdido con los años para desplegar un abanico de utilidades olvidadas y que en otros tiempos «hace ya muchos años, tantos que ni las abuelas recuerdan su uso» fueron parte del sustento económico y social de los pueblos. Ana Andrés defiende esas utilidades como «sostenibles, éticas y responsables», tanto en la recolección «con un bajo daño al ecosistema» como en la reproducción en los huertos.

«En todos los pueblos conocemos flores que alimentan, que curan, que se tejen, que han pasado, como un secreto entre generaciones, algo que se ha perdido», asegura Ana Andrés. Ahora la Fundación Cerezales quiere recuperar esta tradición que forma parte de la cultura de los pueblos. «Mes a mes y durante un año completo, iremos a colores, hasta completar un calendario de recolección de plantas de nuestro entorno. En el exterior recolectaremos el material necesario para trabajar en su segunda jornada dedicada a la obtención de color. En esta nos iniciaremos en los procesos de extracción de color, conoceremos diferentes fibras textiles de origen animal y vegetal, exploraremos las diferentes variables de color a través del uso de modificaciones, recogeremos las recetas, fórmulas e historias asociadas a cada una de las plantas, archivaremos nuestros resultados en un calendario de recolección y compartiremos con todas aquellas personas que decidan iniciarse en el mundo de la artesanía del color».

Este mes toca la planta Isatis tinctoria , también conocida como gasto, hierba pastel, isátide o añil. «Es una planta rústica, muy habitual en los márgenes de nuestras carreteras, terrenos baldíos y espacios sin cultivos que encontraremos con mucha facilidad durante los meses de primavera y el verano». Ana Andrés asegura que, aunque a día de hoy haya muchas personas que no la identifican, «históricamente fue nuestra única reserva de azules europea con las que teñir nuestras lanas, linos, algodones y sedas».

Pero las plantas dan para muchos colores más. En los talleres de los próximos meses, cuando coincidan en los momentos específicos de la recolección, los participantes en los talleres irán al campo a por hipérico, a saúco, a lúpulo—con la colaboración de Susana Cámara Leret—, a moras y otras flores hasta completar una primera vuelta a todo un año de brotes naturales que siguen en el campo, aunque su utilización haya desaparecido. «Los procesos industriales opacaron los procesos de obtención de color. Nuestro objetivo es recuperar saberes etnobotánicos ya olvidados y abrir un espacio a la ciudadanía para que pueda acceder a un calendario de recolección, archivo de color y fórmulas para su obtención».

Salidas al campo, talleres en el interior y reconocimiento de las distintas plantas son las actividades que cada mes organiza la Fundación Cerezales para recuperar el conocimiento de las distintas especies que crecen en los campos de la provincia. DL

Salidas al campo, talleres en el interior y reconocimiento de las distintas plantas son las actividades que cada mes organiza la Fundación Cerezales para recuperar el conocimiento de las distintas especies que crecen en los campos de la provincia. DL

Todas las plantas están vinculadas al territorio. «Nuestra intención no es abrir una brecha productiva, sino abrir un espacio experimental para especular con una nueva cultura material que perpetúe saberes y ponga en valor a nuestro reino vegetal local».

La educadora llama ‘ceguera vegetal’ a lo que vive la sociedad actual, con un importante desconocimiento del poder de las plantas. «Nos olvidamos que las plantas existen, como existen los animales, y que tienen una conexión importante con los himanos. Somos una sociedad pastoril. Las plantas están ahí, han sobrevivido, pero no sus saberes».

En el mes de abril, los participantes irán a Isatis tinctoria . El 18 de abril: de 16.00 a 18.30. Salida de campo, recolección, saberes compartidos. El 19 de abril: de 16.00 a 19.00. Preparación de la tina y proceso de tinción. La inscripción es gratuita en la página de la Fundación desde el lunes 11 de abril a las 10.00.

Supervivencia
Las plantas siguen ahí, han sobrevivido a los siglos, pero es poco su conocimiento

Toda la información de los talleres está disponible en la página web de la Fundación Cerezales .

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