Diario de León

«No tengo vida en Colombia, se me acabó»

El periodista Ricardo Ruidiaz sobrevivió a 26 atentados en Colombia por denunciar la corrupción de políticos vinculados al narcotráfico y el abuso sexual de niñas en el clan El Golfo. Está refugiado en España desde hace año y medio y ahora vive en León.

El periodista Ricardo Ruidiaz en la sede de Amnistía Internacional en León, ciudad en la que vive como solicitante de protección internacional desde marzo. FERNANDO OTERO

El periodista Ricardo Ruidiaz en la sede de Amnistía Internacional en León, ciudad en la que vive como solicitante de protección internacional desde marzo. FERNANDO OTERO

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La pandemia golpeó a Ricardo Ruidiaz, aunque no el virus. Coincidiendo con el confinamiento decretado en Colombia las autoridades aprovecharon para «quitarme el esquema», los diez escoltas y dos vehículos que tenía como protección después de haber sido el blanco de 25 atentados.

El número 26 le pilló en un supermercado. Estaba en casa de su madre, «bajó a comprar con gafas oscuras y gorra» y a mitad de camino se dio cuenta de que le seguían. Cuando entró y miró hacia atrás vio a un individuo sacar el revólver y se echó refugió detrás de anaqueles y estanterías. «Tengo que contar seis disparos», se dijo pensando en las oportunidades que tiene de sobrevivir.

«No pude hacerlo, cuando vi que el sicario salía había dos policías en la puerta y se hicieron señas. Los policías se acercaron y me dijeron que les acompañara a la compañía, yo me tomé mi tiempo para levantarme y cuando lo hice eché a correr. Creo que me hubieran matado», relata con pausas para tomar aire.

Su jefe de esquema, el primer escolta que tuvo, ya le había advertido: «El día que me quitaron el esquema entraron en su casa, le quitaron el armamento y el vehículo blindado, fue un allanamiento. Se tiene que ir, lo van a matar, me dijo», recuerda Ruidiaz.

Periodista y activista, Ruidiaz fue reconocido por la Unión Europea en Colombia como defensor de los Derechos Humanos «que trabaja para mejorar la situación de los niños y niñas más vulnerables y recibe terribles amenazas». Patricia Llombart, entonces embajadora de la UE en Colombia, lanzó una llamada en enero de 2020 para proteger a los defensores de los Derechos Humanos con el hastag #SalvemoslaVida.

Dos meses después, Ricardo Ruidiaz salía de su país en un avión con destino a Madrid junto con familiares de personal de la embajada evacuados a causa de la pandemia. En el aeropuerto le recibió la Guardia Civil y fue entregado a Amnistía Internacional. Pocos días después estaba en Granada.

«Me costó mucho recuperame. Separarme de mi madre, una mujer adulta con riesgo en la pandemia, de mis hermanas y mis sobrinos fue muy duro», explica. Pero no sólo eso. Durante meses sufrió ataques de pánico por estrés postraumático. «Mi jefe de esquema me había dicho que no durmiera en la cama, que lo hiciera en el piso y simulara que alguien estaba en la cama con un bulto. Me dijo que no me podían proteger las 24 horas. Y en Granada me pasé meses durmiendo en el piso», añade.

Las persecuciones, cartas amenazantes y atentados empezaron en 2017 cuando recibió una llamada en directo en la radio de un miembro del clan del Golfo. En un programa semanal que se emitía los domingos, el periodista colombiano exponía las denuncias de corrupción y complicidad con el narcotráfico de políticos del partido gobernante o los abusos de «cientos de niñas secuestradas, abusadas y desaparecidas después de ser entregadas, en lugares apartados, a ‘caporales’ de las organizaciones de traficantes que se aglutinan en el clan, vinculado al cártel mexicano de Sinaia.

«Uno de los peores errores que cometí fue compartir información con un policía que tenía como de confianza», porque este hombre «le pasaba información a un superior». A partir de esa llamada le pusieron la escolta. Primero uno y al final diez. Los «ataques sicariales» empezaron de inmediato. El primero, un atentado en el autobús cuando iba con su escolta, ataques con granadas y otros materiales explosivos... «Todas las denuncias fueron archivadas aún con pruebas», señala.

Cuando Ricardo Ruidiaz se le pregunta si tiene esperanza en poder regresar a su país, se derrumba: «No tengo vida en Colombia, se me acabó», responde. Incluso ha tenido que salir de Granada porque la persecución prosiguió en la ciudad andaluza. La Guardia Civil investiga el caso. Al ser solicitante de protección internacional, el periodista ha sido acogido en los dispositivos que Cruz Roja de León tiene para personas refugiadas.

Su voz es ahora un testimonio de la lucha de Amnistía Internacional para visibilizar a las personas que sufren persecución por defender los derechos humanos. «León es una ciudad fantástica y estoy muy cómodo y tranquilo aquí», asegura. Desde hace siete meses la capital leonesa es su hogar. La Asociación de Periodistas de León (APL) se ha sumado a la acogida como uno de los muchos compañeros que están perseguidos en el mundo a causa de denunciar a través de su trabajo los abusos y corrupción.

El periodista con más amenazas en Colombia se despide recordando que la cifra de asesinatos a periodistas en Colombia han crecido en el último año. Reporteros sin Fronteras, Fundación por la Libertad de Prensa, entre otras organizaciones además de Amnistía Internacional, le han apoyado en este proceso de huida, en el que ha precisado ayuda de profesionales porque también sufrió torturas por parte de la policía. «No me mataron porque buscaban unos papeles en mi ordenador que implicaba a un personaje del partido del Gobierno»,

«Colombia es el segundo país del mundo más alto en criminalidad, necesitamos ayuda», dice dirigiéndose a la población leonesa. Quiere que se sepa que «la libertad de prensa y en general los derechos humanos están atravesando una situación complicada en todas partes, no solo en los países con violencia. Se necesita proteger a los periodistas para que puedan ejercer su labor», señala. «Hay personas que tenemos que huir para que no nos maten», apostilla. El país —añade— «sigue un proceso de paz con las Farc, dejaron las armas pero se ha trasladado el problema a la sociedad».

Jóvenes que reclaman que no exista corrupción son asesinados, cientos de niños mueren de hambre y a quienes contamos la verdad nos están asesinando», lamenta. Ricardo Riudiaz quiere llamar la atención sobre lo que está sucediendo en Colombia, una país donde la violencia es un obstáculo para el progreso económico y la muerte está en cualquier parte. «Yo he caminado entre cuerpos desmembrados. Yo viví el horror de madres abrazándome porque han perdido a sus hijos y los que logramos salir nos quedamos sin patria».

El relato de este periodista de 50 años estremece. «De pronto no puedo volver a mi madre y todas las personas que se relacionaron conmigo están amenazadas, mi pareja tuvo que huir a México», comenta. El periodista se culpa de lo que ha sucedido en su «como que me convertí en el veneno para la gente que me quiere. Por querer hacer mi trabajo, he sido egoísta»,

Ahora cree que le buscarán en cualquier parte «porque he aportado pruebas de políticos del partido gobernante de ser cómplices con los narcotraficantes», asegura.

Crítica a Sánchez

Respecto al Gobierno de España está agradecido a Sánchez porque aceptar su acogida «me salvó la vida». Pero le recrimina que haya condecorado a Iván Duque, a quien considera responsable de masacres como el bombardeo de un campamento del ELN donde había niños y niñas «y lo sabían». «Son niños soldado, de acuerdo, pero están reclutados a la fuerza y las armas que llevan casi levantan más que ellos», añade. El día que Sánchez conderó a Duque «lloraba»

A los ciudadanos españoles les pide que reflexionen porque a veces juzgan a los inmigrantes y pueden ser personas que, como él, cargan a sus espaldas una historia de persecución.

Para Ruidiaz, España es un país donde volver a nacer», afirma.

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