Diario de León

Entrevista | Directora de la Organización Nacional de Trasplantes

Beatriz Domínguez-Gil: «Las terapias avanzadas van a poner en jaque el sistema sanitario»

Beatriz Domínguez-Gil, directora de la Organización Nacional de Transplantes (ONT). FERNANDO OTERO

Beatriz Domínguez-Gil, directora de la Organización Nacional de Transplantes (ONT). FERNANDO OTERO

León

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Beatriz Domínguez-Gil (Santiago de Compostela. 1971), especialista en Nefrología y directora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), participó ayer en León en el XVII Congreso de la Asociación de la Española de Bancos de Tejidos (AEBT), en el que ejerce de anfitrión el Banco de Tejidos de la Fundación Clínica San Francisco, que es el referente para la Comunidad de Castilla y León.

—¿Cómo se está volviendo a la ‘normalidad’ de la donación de órganos y tejidos en la actual situación de la pandemia?

—En el año 2019, España alcanzó el máximo histórico en donación de órganos y una situación extraordinaria en actividad de donación y trasplante de tejidos. Nos planteábamos muchos retos. Pero llegó la covid-19 en 2020 y tuvo un impacto muy importante. Nos encontramos con los hospitales saturados y las UCI colapsadas, que es donde tiene lugar la donación y el trasplante. Desconocíamos si se podía transmitir la enfermedad de donante a receptor. En la primera ola tuvimos una actividad residual. A partir de junio recuperamos niveles de actividad y nos aproximamos a 2019, lo que demostró la capacidad de resistencia y adaptación del sistema nacional de trasplantes. Aprendimos a coexistir y finalizamos 2020 con un 20% menos que en 2019, superando con creces por cualquier país en épocas normales. En 2021 crecimos un 7% y en lo que va de 2022, un 11% lo que reitera la capacidad de volver a nuestra normalidad, que es una situación de privilegio en comparación con cualquier otro país del mundo.

—¿En qué estado se encuentra la estrategia nacional de donación de órganos y tejidos?

—La ONT junto con todas las comunidades autónomas hemos adoptado sucesivos planes en el ámbito de la donación y el trasplante. En 2018 presentamos el de órganos con planes como el 50-22, cuyo objetivo era llegar a 50 donaciones por mil habitantes en 2022. Se habría conseguido de no haber sido por el covid. Yo creo que podría ser realista pensar que lo conseguiremos en 2023. Básicamente se centra en estrategias que van desde la colaboración con servicios fuera de la UCI (Urgencias, Neurología, Medicina Interna) para ampliar la donación. Queremos ampliar la donación en asistolia —a corazón parado— que iniciamos en 2009 con personas que fallecen tras una parada cardiorrespiratoria, situación en la que los órganos pierden su viabilidad y necesitamos técnicas sofisticadas para preservala. A día de hoy la donación en asistolia supone el 35% y hemos conseguido trasplantar todo tipo de órganos, incluso el corazón; ahora queremos aumentarla y transformarla en una donación multiorgánica. El trasplante de órganos mayores y el trasplante de órganos de donantes con diversas patologías también ha avanzado. Ya tenemos pacientes donantes con PCR positiva para todos los órganos excepto para pulmones, que excluíamos hasta hace poco tiempo, pero la evidencia nos ha hecho replantearnos esa política y hemos adquirido experiencia en 2022. Trabajamos también en la donación pediátrica y en la incorporación de la actividad privada a la donación.

—¿Qué retos supone el nuevo Plan Nacional de Tejidos en este contexto?

—Se va a poner en marcha una estrategia compleja en los próximos meses que busca progresar hacia la autosuficiencia de todos los tejidos: que no necesitemos importar tejidos de otros países y nos valgamos nosotros mismos en la provisión de tejidos para nuestros pacientes. Otro objetivo es generar mucha más uniformidad y cohesión a nivel nacional en los requisitos de calidad y seguridad de estos tejidos, de tal forma que todo el país trabajemos con estándares comunes.

—¿La donación de tejidos está menos consolidada que la de órganos?

—Está muy consolidada, pero quizá hablamos menos de ella. Todos somos muy conocedores de la criticidad del trasplante de órganos, pero quizá tenemos que hacer mucho más esfuerzo en hacer entender la criticidad de los tejidos y las células. Las células son más conocidas, sobre todo por el trasplante de médula ósea para enfermedades de la sangre, leucemias y linfomas, pero el trasplante de tejidos es necesario para la supervivencia o para mejorar la calidad de vida de miles de pacientes cada año. En nuestro país se realizan más de 3.000 trasplantes de córnea, a lo que tenemos que añadir el trasplante de piel para el tratamiento de grandes quemados. El trasplante de válvulas cardiacas y tejido vascular; el de tejido músculo esquelético que sirve para tratar una infinidad. Son menos conocidas para el público. La donación de tejidos, que normalmente se puede hacer después del fallecimiento pero también en vida, es un tipo de donación que puede transformar la realidad de miles y miles de pacientes.

—¿Qué retos tiene el Banco de Tejidos de Castilla y León, que es el anfitrión de este congreso?

—Los retos son muy comunes a todo el territorio nacional, pero Castilla y León tiene las peculiaridades de su grado de envejecimiento y la extensión de la comunidad autónoma. Pese a ello, de forma reiterada, en los últimos años, Castilla y León ha superado prácticamente todos los años la tasa nacional en materia de donación de órganos y es una comunidad autónoma que ha aprendido a trasplantar con éxito órganos de donantes de edad avanzada porque son el tipo de potenciales donantes de la Comunidad. Hay que reconocer la labor de la Coordinación Autonómica de Trasplantes, con el apoyo de la Consejería de Sanidad, y toda la labor que realiza la coordinación de trasplantes y los equipos trasplantadores. En Castilla y León hay programa de trasplante renal en Valladolid y Salamanca, trasplante hepático en Valladolid y trasplante de páncreas en Salamanca. Si hablamos de médulas y tejidos hay un mayor número de centros implicados, pero lo que me gustaría es resaltar la labor que hace el Banco de Tejidos, en este caso localizado en León, que tiene un reconocimiento a nivel nacional por su buen hacer. De hecho, no es casualidad que hoy nos reunamos en León en un evento que ha sido organizado con el apoyo de la Coordinación Autonómica de Trasplantes, con el Banco de Tejidos de León, que reúne a los expertos en este ámbito de todo el territorio nacional e incluso con invitación de expertos internacionales. Ha tenido una capacidad de atracción de expertos que se debe a su capacidad de liderazgo y al buen hacer de este banco de tejidos.

—¿Está bien dimensionado? ¿Tendría que crecer?

—En Castilla y León, al igual que en el resto de España, somos siempre muy inconformistas en materia de donación y trasplantes. Si nos comparamos con cualquier país del mundo, todos querrían tener las tasas españolas, las tasas de Castilla y León y la actividad de Castilla y León. En donación y en seguir adaptándonos a retos como el que plantea el envejecimiento en Castilla y León. Existe margen de mejora en la donación en asistolia en todo el país, pero también en Castilla y León y quizá en seguir trabajando en hacer procesos de donación multiorgánica. Castilla y León ha puesto en marcha un sistema portátil (Ecmo) que permite hacer mantenimiento de estos pacientes en diferentes hospitales de la comunidad autónoma. Es un proceso que requiere de muchas mejoras en todo el país, pero en lo que está trabajando muy activamente Castilla y León. Tenemos que seguir trabajando en la incorporación de la sanidad privada y en la donación pediátrica. Son todos aspectos en los que tenemos trabajar en España y a nivel de la comunidad autónoma para mejorar. Pero el reto particular de Castilla y León, es importante reconocerlo, es su trabajo en un entorno que pone las cosas difíciles a la donación por su envejecimiento.

—¿Los dispositivos de circulación extracorpórea para donación (Ecmo) en asistolia están en todos los hospitales de Castilla y León?

—La comunidad autónoma ha dotado a varios hospitales de estos dispositivos Ecmo que tienen la posibilidad de desplazarse que tienen esta tecnología a centros que no la tienen para darles el apoyo técnico para el desarrollo de un proceso en el que podamos garantizar el trasplante de un mayor número de órganos. Por lo tanto, posibilidades de crecimiento existen, pero es cierto que estamos entrando en un área de excelencia y de sofisticación a la que Castilla y León sin lugar a dudas se suma y da lo mejor de sí misma.

—¿Hay previsión de implantar en León algún nuevo trasplante?

—Que yo sepa, no. Pero eso depende más de la coordinación autonómica, el doctor Pablo Ucio.

—Se ha debatido es la sostenibilidad del uso terapéutico de células y tejidos. ¿Cuáles son las dificultades?

—La investigación en terapia celular o la innovación en el ámbito de los tejidos es algo necesario y estamos en una época convulsa en la que se va desarrollando y el reto es ver cómo las nuevas terapias se incorporan de manera más ágil a la práctica clínica. El ámbito del trasplante está en continua renovación y expansión y el reto es conseguir identificar las terapias que sí se tienen que incorporar a la práctica clínica y hacerlo de una manera sostenible para los sistemas sanitarios. Uno de los temas que hemos abordado, en el acuerdo marco regulatorio vigente, es la transformación de células en medicamentos de terapia avanzada. Son medicamentos muy costosos que ponen en jaque a los sistemas sanitarios. Se producen a partir de sustancias de origen humano y probablemente tenemos que buscar modelos de coexistencia de ambos mundos en los cuales podamos garantizar los principios del trasplante al mismo tiempo que buscamos modelos que permitan esta coexistencia con los medicamentos de terapia avanzada de una manera que resulte sostenible para los sistemas sanitarios. Estos ámbitos de investigación y desarrollo de medicamentos de terapia avanzada son los retos que vamos a tener en los próximos años.

—¿Las carísimas Car-T?

—Las terapias Car-T son medicamentos de terapia avanzada. Hasta ahora hemos tenido las Car-T autólogas (son las células del propio paciente las que sufren una transformación sustancial) y se transforman en un medicamento para ese paciente. Pero en breve vamos a hablar de las Car-T halogénicas de donantes para otros receptores y de otro tipo de terapias avanzadas, de ingenierías de tejidos que van a suponer un reto, van a poner en tensión nuestros sistemas sanitarios y es importante que tengamos unas políticas de actuación bien diseñadas para garantizar el acceso de nuestros pacientes a esas terapias y de forma sostenible del sistema sanitario porque son extraordinariamente costosas.

—¿Esto significa que tendrá que pagar el paciente por acceder a terapias avanzadas?

—No. No. No. En absoluto. Lo que quiero decir es que tenemos que buscar modelos que nos permitan garantizar la accesibilidad de nuestros pacientes y de una forma sostenible. ¿Cómo hay que hacerlo? Esto tiene mucho debate. Pero lo cierto es que llegan unos medicamentos que están revolucionando el tratamiento de determinadas enfermedades como la leucemias, linfomas... y otros tipos de tumores y tenemos que buscar la forma de incorporarlo a nuestros sistema público de salud de manera sostenible y accesible a todos los pacientes que lo puedan necesitar. Es el reto en el que estamos trabajando.

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