Diario de León

Esclavitud

Trata sexual a la puerta de casa

Veinte víctimas rescatadas en cinco años. La trata sexual está a la vuelta de la esquina. Detrás de las puertas de los clubes de alterne, en la orilla del río y en los pisos camuflados. Y existe porque hay clientes de la prostitución. En los últimos cinco años la Policía Nacional ha liberado a veinte mujeres víctimas de trata con fines de explotación sexual

Las campañas contra la trata para la explotación sexual hacen hincapié en que el consumo de prostitución es cómplice. JESÚS F. SALVADORES

Las campañas contra la trata para la explotación sexual hacen hincapié en que el consumo de prostitución es cómplice. JESÚS F. SALVADORES

León

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La trata de seres humanos es la esclavitud del siglo XXI. Es el tercer gran negocio ilegal por detrás del tráfico de drogas y de armas. Ayer se celebró el Día Internacional contra la Explotación Sexual, la Trata y el Tráfico de Mujeres y Menores con Fines de Explotación sexual.

Es una de las ramificaciones más potentes de esta lacra que se manifiesta también en explotación laboral y tráfico de personas para mendicidad, comisión de hechos delictivos, matrimonios ilegales y extracción de órganos.

La provincia de León no es ajena a este fenómeno. Ni mucho menos. En los últimos cinco años, un total de veinte mujeres —entre ellas alguna transexual— han sido liberadas por la Policía Nacional en operaciones llevadas a cabo en ‘clubes de alterne’ y en la margen derecha del río Bernesga, en la capital leonesa.

Un total de 66 potenciales víctimas fueron identificadas en 41 operaciones de la Brigada Provincial de Extanjería llevadas a cabo desde 2015 hasta este verano. «La mayoría de las veces no se reconocen como víctimas», asegura el inspector jefe Julio Crespo. Mujeres de nacionalidad paraguaya, brasileña, colombiana, hondureña y nigeriana componen el grueso de estas víctimas. En los últimos años no se han detectado mafias rumanas.

«Es frecuente que a la policía nos vean como entorpecedores y al explotador como alguien que les protege», añade. Una entrevista personal y aislada, en la que participan siempre alguna de las cuatro mujeres de la brigada, es decisiva en la mayoría de las ocasiones para determinar la condición de víctimas. «La mayoría son mujeres extranjeras en situación irregular. En ese caso se abre un expediente y tienen dos meses de período de reflexión para dedicir si colaboran», explica el inspector.

Hace unos años este trabajo era frustrante. «Veíamos que a los pocos días terminaban otra vez en manos de los tratantes», añade. La incorporación de la figura del interlocutor social tanto en el Cuerpo Nacional de Policía como en la Guardia Civil, así como la intervención de la Fiscalía y de las oenegés que atienden la situación de estas mujeres (vivienda, cobertura social y psicológica) facilita la labor, reconocen. «Ahora hay alguna víctima que viene desde una oenegé con intención de denunciar. Si tiene orden de expulsión se solicita suspender la ejecución y una tarjeta provisional de residente por circunstancias expcepcionales debido a trata de seres humanos», explica.

El desarraigo y la movilidad de las víctimas por diferentes puntos del territorio complica las investigaciones. La trata se caracteriza por la intervención de diferentes tipos de delincuentes que actúan de manera coordinada. El reclutador que realiza la captación, el negociador, el transportista, el receptador, el explotador y el controlador. Y también se da conexión con muchos tipos delictivos, desde la falsedad documental hasta las agresiones sexuales, explica el sargento Carlos Fernández deñ equipo de Homicidios y Delitos Violentos de la Comandancia de la Guardia Civil de León.

La figura de la mujer tratante o gerente de club es destacada por los expertos policiales. «Suelen ser mujeres tratadas y explotadas» que cuando saldan su deuda pasan a formar parte del engranaje de la trata, apunta. En las redes transnacionales se estima que hay un 62% de mujeres y un 38% de hombres.

El convenio de Estambul, al que España se sumó en 2014, ha impulsado el plan nacional contra la trata y, particularmente, la protección de las víctimas, aunque según la Fiscalía General del Estado el modelo aún está muy lejos de ser el adecuado y urge una ley integral.

Bajo nivel cultural, necesidades en su país, grandes esfuerzos para venir a España, incluso venta de pisos y propiedades para pagar la «bolsa de viaje», son algunas de las circunstancias que acompañan a las víctimas. Al llegar se encuentran con «el problema de devolver no sólo la bolsa sino también intereses y pagos por todos los lados», explica la policía.

Las cantidades que pagan por venir a España oscilan entre los 30.000-40.000 euros de una nigeriana, que la obligará a estar esclavizada sexualmente durante al menos seis u ocho años a otras más modestas en los países sudamericanos.

«Las africanas están amenazadas por prácticas de vudú que para ellas son amenazas reales», apunta Julio Crespo. Brindar protección a estas víctimas es muy complejo debido a que en los países de origen «no podemos garantizar nada», al contrario de lo que sucede con América Latina donde la colaboración policial es más estrecha.

No obstante, una de las operaciones llevadas a cabo en León en los últimos años rescató a dos nigerianas que eran explotadas en la prostitución callejera. Una de las detenidas había sido tratada y era prima de una de las víctimas.

Las redes de explotación de mujeres paraguayas han sido las más castigadas en la provincia debido a que en estos últimos diez años ha sido uno de los países preferidos por los captadores, además de la influencia del efecto llamada. En una de las operaciones se detuvo a tres personas por explotación sexual de seis mujeres de este país sudamericano, dos de las cuales volvieron al club por falta de protección a los dos meses.

La presión sobre los clubes y la crisis económica han hecho su mella. Se estima que en la provincia de León de los 60 ‘hoteles de alterne’ que había en 2007, actualmente perviven unos 20 y con apenas 5 o 6 mujeres en cada uno, cuando antes eran auténticos supermercados con veinte mujeres por club.

«La presión policial sobre los clubes también ha desplazado mucha actividad a los pisos, donde para nosotros es más difícil acceder», explica.

La policía ha detectado un aumento de la edad de las mujeres y más presencia de casadas y con cargas familiares. También se ha desplazado la publicidad a internet a través de las redes sociales, «En los pisos va rotando la gente para ofrecer novedades continuamente», añaden.

La situación de los países también influye en las olas de mujeres víctimas de trata. Actualmente, la Fiscalía del Estado detecta un incremento de las mujeres traficadas desde Venezuela.

En la provincia de León, la Unidad de Violencia de Género reúne en mesas de coordinación a todos los agentes implicados en la lucha, desde cuerpos policiales hasta Fiscalía y oenegés.

Actualmente, prepara una guía de recursos en la provincia para atender a las víctimas de trata. Según las memorias de la Fiscalía de León en los últimos cinco años se han instruido 8 diligencias por trata de personas.

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