El vacunólogo Federico Martinón: «La gente no vacuna a sus hijos por desinformación"

Federico Martinón-Torres, coordinador y jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Clínico Universitario de Santiago, coordinador de la Unidad de Investigación en Vacunas y el Grupo de Genética, Vacunas, Infecciones y Pediatría del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago, Federico Martinón-Torres, participó este jueves en el congreso de la Asociación Española de Enfermería Pediátrica que se celebra hasta hoy en León. 

—¿Qué le preocupa de lo que pasa en Francia e Italia?

—Las coberturas vacunales han caído significativamente. En Europa, en su conjunto, vuelven  enfermedades prevenibles con vacunación, como el sarampión. El que no nos esté pasando a nosotros no quiere decir que no pueda pasar y no deberíamos esperar a que eso pase.

—La OMS alerta de que la caía de la vacunación por el colapso del sistema por el  covid y por la imperfección del sistema de inmunización en algunos países está aumentando un 5% la mortalidad infanti l.

—Llueve sobre mojado. El descenso de las vacunas ya era considerado por la OMS una amenaza de la salud global. En el contexto pandémico hubo un colapso del sistema sanitario que hizo que la cobertura de vacunas cayera en todos los países, pero  algunos tienen una rápida capacidad de respuesta y otros, más desfavorecidos, no. La OMS estima que hay 100 millones de niños que no han recibido las vacunas rutinarias. Cuando dejas de vacunar las enfermedades vuelven. Hay enfermedades controladas, como el sarampión, difteria o polio, que están retornando, agravados por los procesos migratorios y las guerras.  Hay que ponerse las pilas.

—¿Qué le diría a las familias negacionistas que no se fían de las vacunas?

—En  España son muy pocos. La gente no vacuna a sus hijos por desinformación o por una información incorrecta. La información y la formación son los pilares para proteger el sistema de vacunación. La educación sobre vacunas es un asuntos de Estado que deberíamos inculcar desde la infancia para que las decisiones que se tomen se hagan con la información adecuada. Asumimos  que la información es buena, pero no lo es. En el caso de los niños es diferente porque no pueden decidir por ellos mismos. Deberíamos proteger los derechos de lo niños hasta de sus propios padres cuando pueden poner en peligro sus vidas. La vacunación es un derecho fundamental.

—¿Debería ser obligatoria?

—No, y menos en un país como el nuestro donde el 98% de los niños reciben sus vacunas sistemáticas. Hay que identificar por qué ese porcentaje que queda no se vacuna y no asumir que son todos antivacunas y conspiranoincos que están fuera de la razón. Me preocupan las personas que tienen dudas legítimas. Hasta los que somos expertos nos planteamos dudas razonadas, pero hay que tomar la  decisión correcta. Nadie que se va a operar lo hace porque sí, lo hace con todas las dudas, pero al final prevalece el beneficio de operarse.

—Después de más de tres años de pandemia se atribuye a las vacunas esta situación de normalidad. ¿Tienen datos de cómo está la situación de la pandemia en los países subdesarrollados a los que no llegaron las vacunas y no hay tanta población vacunada?

—La inmunidad natural se adquiere a través de la vacunación o la exposición a la enfermedad, pero los resultados son diferentes. Transcurrido un tiempo todo el mundo se va a infectar, pero la diferencia es que en los sitios donde se vacuna se controla el exceso de mortalidad. La evolución de la pandemia va a ser similar en el sentido de que todo el mundo acaba expuesto, pero los resultados de la gente que se muere y queda con secuelas son diferentes. Tenemos evidencias contundentes en términos de mortalidad y de ingresos. Las vacunas han sido una pieza fundamental para superar la pandemia y donde no han llegado se ha traducido en más muertes directas e indirectas. El beneficio es innegable.

—Hablar ahora de nuevas variantes y nuevas olas es  volver a una realidad que ya parece superada. ¿Estamos suficientemente protegidos con las vacunas que ya nos hemos puesto?

—No lo sé y no creo que nadie lo sepa. Desde hace un tiempo prolongado no hay nuevos cambios. Seguimos con subvariantes de Ómicron. Lo lógico es que el virus tienda a estabilizarse a un comportamiento estacional, como otros respiratorios. Lo que ha cambiado es que estamos vacunados y expuestos a la infección, lo que genera defensas adicionales que persisten en el tiempo. Muy probablemente habrá que poner vacunas de recuerdo, igual que la de la gripe, pero no se sabe con qué periodicidad y casi seguro en las personas de alto riesgo. Será más discutible en el resto de la población, sana y menor de 60 años.

—Con los que se sabe ahora ¿cree que fue acertada la decisión de vacunar contra el covid a los menores?

—Es una pregunta complicada. La vacunación de los niños de factores de riesgo es indiscutible. En los niños sanos, la enfermedad tiene un comportamiento menos agresivo que en la población adulta. Antes de la vacunación universal frente al covid en niños sanos hay otras vacunas infantiles que deberían estar en el calendario.

—¿Cuáles?

—La del rotavirus no está en el calendario nacional.

—Castilla y León la tiene.

—Galicia también. O la profilaxis contra el virus respiratorio sincitial, que ahora va a estar disponible. Ese virus tiene una mortalidad y morbilidad infantil mucho más alta que el covid.

—Los expertos también recomiendan la vacuna de la gripe en la infancia.

—A partir de este año todos los niños en España se van a vacunar de gripe, que tiene una carga de enfermedad conocida y clara, muy superior al covid.

—La vacuna del covid supuso una revolución tecnológica por la utilización del ARN mensajero. ¿Cree que abrirá las puertas a luchar contra otras enfermedades?

—Sin duda. El covid fue un acelerador de una estrategia  de desarrollo de las vacunas basadas en ácidos nucléicos, que ya existían tanto para vacunas como para tratamientos. Todos los laboratorios con plataformas de ARN mensajero y los que no lo tenían, trabajen en vacunas para cualquier enfermedad infecciosa, como la gripe, sincipial. También se está desarrollando con fines terapéuticos, como en oncología.

—¿La vacuna contra el cáncer podría llegar por el avance de la tecnología contra el covid?

—Esperemos que sí. Los avances tecnológicos deben y pueden marcar un antes y un después en el impacto contra el cáncer. Ya tenemos las de la hepatitis C y el papiloma humano.

—¿Qué le parece la vacuna española contra el covid de Hipra? ¿Cree que en este momento es importante o hubiera sido preferible antes?

—El que hayan llegado a este punto marca un antes y un después en la capacidad como país para ser competitivo en el desarrollo de vacunas. Es muy importante, independientemente del recorrido práctico que esta vacuna en particular tenga a estas alturas de la pandemia, pero es una garantía para futuros retos que podamos acometer.

—Hay médicos que aunque reconocen que no hay estudios que muestren los efectos secundarios de la vacuna covid aseguran que en las consultas van un aumento de infartos .

—No. No es cierto. Son impresiones. Las vacunas tienen efectos secundarios, como cualquier producto biológico, pero están bien controlados. Ningún fármaco está sometido a tanta vigilancia antes y después de su implantación. Cualquier señal, por rara que sea, se investiga a fondo, y hemos visto en la pandemia. A estas alturas, si cualquiera de las vacunas produjera efectos como infartos u otras patologías, ya se sabría. Lo que sucede es que las vacunas universales, como la del covid, con casi todo el mundo vacunado con alguna dosis, es fácil intentar relacionar cualquier patología con el hecho vacunal. Son puras especulaciones temporales. La gente puede estar absolutamente tranquila.

—¿Cuál será la próxima vacuna?

—Creo que varias. Las próximas serán frente al virus sincitial en el adulto y se aprobarán nuevas variaciones de las vacunas del covid.

—¿Qué papel tiene el personal de Enfermería en la vacunación?

—Una de las lecciones de esta pandemia del covid ha sido el papel tan importante que  ha jugado en el éxito de la campaña de vacunación. La campaña masiva de vacunación que ha supuesto el covid se ha instrumentalizado  a través de enfermería. no sólo en la administración de las vacunas sino en el diseño de la logística de aplicación, que ha sido un éxito. Es importante tenerlo en consideración para la vacunación en su conjunto. El papel de enfermería hay que cuidarlo y cultivarlo a través de la formación continuada y de la consideración. Es un vector fiable, seguro y robusto en cuando a vacunación se refiere, pero hay que darle los medios.