Diario de León

Discapacidad

La ventana que protege y rompe barreras

La Universidad de León distribuye las mascarillas de lectura labial de la Fundación Universia que facilita la comunicación de las cinco personas con discapacidad auditiva del campus

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León

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Ainoa Gonsálvez es alumna de 4º de Educación Primaria en la mención de Educación Especial, de la Universidad de León. Es una de las cinco estudiantes del campus con discapacidad auditiva que esperaba como agua de mayo las mascarillas transparentes que facilitan la comunicación para quienes como ella tienen dificultades con sus oídos.

«Me apoyo principalmente en la lectura labial, a pesar de tener la ayuda protésica (audífonos). Sin este apoyo me pierdo mucha información y me genera mucha angustia», explica la estudiante. La Unidad de Discapacidad de la Universidad de León ha iniciado la distribución de estas mascarillas entre el profesorado que imparte clases a los estudiantes con barreras comunicativas por la audición.

Las mascarillas de lectura labial han sido donadas por la Fundación Universia y aunque todavía no están homologadas cuentan con varios certificados de calidad, señala Rosario Turienzo, quien también las usa en el despacho del edificio de servicios múltiples para atender al alumnado con dificultades auditivas. «Funcionan bastante bien, aunque se empañan un poco se soluciona fácilmente con un tratamiento de jabón líquido», explica.

Alumna beneficiada

«No es la solución más eficiente, pero tengo más apoyo que al inicio del curso»

La Unidad de Discapacidad de la ULE está buscando nuevos modelos, aunque por el momento «no hemos encontrado ninguna homologada», explica debido a que se trata de un producto muy novedoso.

En general, el profesorado es receptivo a usar las mascarillas de lectura labial para facilitar la comprensión durante las clases que imparten a las personas que no oyen bien o ni siquiera tienen restos auditivos. Es el caso de una joven estudiante que cuenta con intérprete de lengua de signos y además se apoya en la lectura labial para comunicarse.

«En mi caso, los profesores sí que están utilizando las mascarillas con ventana transparente. Aunque afirman que son incómodas y se empaña la ventana. Aún así deben ponerlas. No es la solución más eficiente, pero por lo menos tengo algo más de apoyo que al inicio del curso», explica Ainoa Gonsálvez. Esta alumna de la ULE subraya que usar las mascarillas de lectura labial es una garantía más para que se cumpla su «derecho a aprender, igual que mis compañeros oyentes». Que sus profesores la usen «significa que rompen una barrera que me perjudicaba y me excluía en mi proceso de formación universitaria».

Se puede decir más alto, pero no más claro. Un pequeño gesto puede cambiar la vida de las personas que sufren los daños colaterales de los rigores que exige la pandemia.

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