Diario de León

Una vida de ruta en moto por la infinita carretera de León

Daniel Pisabarro, motero de nacimiento. Con unas Jordan, unas Raiban Aviator y la camiseta de Top Gun, este leonés lleva una vida dedicada a sus dos pasiones, las rutas en moto y la fotografía. El clásico estilo de los 80 se une con pasión a las carreras urbanas.

Daniel Pisabarro Gallego en la estación abandonada de tren en La Bañeza junto a sus tres motos clásicas. FERNANDO OTERO

Daniel Pisabarro Gallego en la estación abandonada de tren en La Bañeza junto a sus tres motos clásicas. FERNANDO OTERO

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«El viento en la cara y la sensación de libertad», esto siente Daniel Pisabarro Gallego, de 43 años, cuando se sube encima de una de sus motos. «La moto es el espacio donde más me encuentro conmigo mismo», «escuchar el silencio dentro del casco es lo que más me relaja». Duncan , así es conocido este motero, lleva desde que nació aficionado a las dos ruedas.

«Los primeros recuerdos que tengo son con cinco años al lado de mi padre para ver el mundial de motociclismo». La pasión de Daniel viene de su genética, sus padres le transmitieron esta devoción por los deportes de motor. La provincia de León también fue un pilar fundamental para que la afición de Daniel enraizara hondo en su corazón. La carrera urbana que se realiza a finales de julio en La Bañeza, lugar donde nació, despertó desde muy temprano la devoción por estos circuitos en las calles de la ciudad. La Road Race de la isla de Man en Inglaterra es el circuito más icónico dentro de esta modalidad de competición. Daniel tiene en mente, cuando la pandemia le deje, coger su Yamaha XJ600 e ir de ruta junto a su mujer hasta la isla.

Pilar Martínez Alonso tiene 57 años y es su compañera de ruta. En su Lambreta de 125 centímetros cúbicos Pilar y su marido viajan por las carreteras de la provincia, «empezó de paquete y ahora conoce la sensación y no quiere bajarse», comenta Pisabarro sobre su mujer. «La moto es la excusa». Pilar y Daniel van habitualmente de viaje, la pareja aprovecha los descansos para recorrer las carreteras de la provincia, «muchas paradas, calma y disfrutar del paisaje», esta es la filosofía de estos motoristas para lanzarse a la carretera. Desafortunadamente Pilar se lesionó hace poco la muñeca pero pronto esperan retomar las aventuras y las rutas.

La afición de Daniel
Los padres de este motero fueron los que le introdujeron en el mundo del motor y las carreras

Duncan ha pasado por muchos estilos y modelos en sus motos. Por las manos de este motero han llegado a pasar hasta 10 vehículos diferentes. Empezó con Harley Davidson, le gustaba ese espíritu libre que prometía la marca, pero reconoce: «Se ha perdido este alma modélica». «Cuando era pequeño siempre soñaban con un modelo concreto, la Yamaha XJ600. La veía todas las semanas en la revista y babeaba pensando en tenerla». Hoy, Pisabarro la tiene a su disposición además de su Triumph Speed Triple, clásico modelo de Tom Cruise en la película Misión Imposible dos .

«La moto tiene que hacer feliz a su dueño», responde Daniel cuando se le pregunta por su modelo favorito. «Cada uno tiene sus gustos». No tiene predilección por un modelo concreto, le gusta ver los diferentes tipos de motos y disfruta restaurándolas.

La moto no tiene edad
«Te quedas sorprendido de la gente que anda en moto, desde los 60 años a los más jóvenes»

«Dejar que una moto se pudra en un garaje es como dejar a un anciano abandonado en un asilo». A Daniel le encanta quitar el polvo de las motos y hacer que luzcan en la carretera. «Es como rescatar a un animal abandonado», aclara el motero, aunque siempre defiende que las motos se mantengan con su apariencia original. Él mismo arregla las motos, las compra de segunda mano y les da una nueva vida en la carretera para que puedan correr el motor hasta que sus propios engranajes sean los que decidan dónde ponen el kilómetro final.

Daniel Pisabaro siente las motos y la conducción muy cerca. Para él no es solo un pasatiempo. «Cuando arranco la moto solo estamos ella y yo». Trabaja de fotógrafo y para desconectar de las idas y venidas de la profesión o de su vida privada se lanza a la carretera con nada más que el manillar y las dos ruedas. «Para mí es como un psicoanalista, cuando estoy mal doy una vuelta y al parar el motor ya estoy mejor», comenta Duncan.

Rutas y aventuras

Son muchas las carreteras por las que se puede disfrutar de un viaje en moto. Todas las personas tienen sus predilecciones pero Daniel Pisabarro destaca uno de los viajes que hizo como el mejor entre todas las rutas que ha hecho. Y no solo por el viaje, esto es lo secundario, lo importante es hacer el recorrido cerca de las personas que quieres y al ritmo que mejor te convenga.

El viaje comenzaba en León, Daniel y Pilar, la que se convertiría en su mujer, decidieron hacer una ruta por Asturias. El viaje duró 4 días «Fue una de estas ocasiones en la vida en la que todo sale perfecto», menciona el motero. El tiempo fue admirable y recorrieron el puerto de Pajares entre sus serpentinas curvas. Estuvieron varios días de visita por los lugares más emblemáticos de la provincia, incluso llevaron la Harley Devison, que tenían por esas fechas, a que la Virgen de Covadonga bendijera el vehículo.

«Lo recuerdo con especial cariño porque fue la primera ruta de muchas que hicimos juntos», explica Daniel.

No todo iba a ser paseos por carreteras perfectas y un sol pletórico de compañía. Daniel recuerda como su viaje más complicado una ruta que hizo por Galicia. A la vuelta, en el Puerto del Manzanal, una nevada sorprendió a la pareja. La temperatura era de seis grados bajo cero y tuvieron que ir detrás de un camión para poder avanzar, «fue una ruta complicada pero aún así fue una experiencia brutal»

Daniel tiene unas reglas claras a la hora de empezar una ruta. No sacar la moto del garaje si las condiciones climatológicas son complicadas: «Nunca me arriesgo», aunque el motero esclarece, «no sabes lo que va a pasar una vez arrancas», asegura mientras recuerda.

Las apariencias engañan

Daniel siempre ha apostado por llevar la ropa que más le gusta y es un fiel defensor de que la gente vista como mejor se sienta, «solo tu te tienes que gustarte a ti mismo», resume Pisabarro sobre su manera de vestir.

Cuando empezó, Daniel vestía una chupa de cuero, tenía una barba espesa y negra hasta el pecho y lucía tatuajes. Él y sus compañeros de ruta vestían de una manera muy similar y siempre que entraban en algún bar la gente se les quedaba mirando con miedo, cuando en realidad «éramos gente de lo más sencilla y amable».

«Siempre se ha juzgado a la gente por sus apariencias y con nosotros no iba a ser menos», comenta Daniel, «La gente asocia la apariencia al carácter es algo innato», dice el motero. «También hay gente que se queda admirada por como vamos vestidos», diferencia como parte positiva. Además el look de motero ayuda a que los aficionados de estos vehículos se identifiquen entre ellos, «si algo tenemos los moteros es que nos reconocemos y hacemos piña». proclama Daniel.

El look de los moteros
Daniel y sus amigos siempre han llevado pinta «chunga», pero en verdad son unos «buenazos»

Los motoristas son un colectivo bastante extenso en la provincia y el país, «te quedas sorprendido de la gente que anda en moto». El uso de las motocicletas comenzó en los años 60 como alternativa económica al coche. En la actualidad, ese sector se ha generalizado a todos las personas. «Muchos amigos míos son motoristas y trabajan desde la ingeniería hasta la medicina», la pasión por este vehículo de dos ruedas no solo abarca a los gremios laborales. Esta afición llega a todos los géneros y edades, «conozco a gente que se ha puesto a correr con 60 años, y ya no se quiere bajar». Las motos han acompañado a Daniel Pisabarro desde pequeño. El motor ha estado presente en muchos de los momentos de su vida y las motos aún recorrerán muchos kilómetros más en el destino de este motero leonés.

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