Diario de León

Afectados por el covid

El virus que también agota las despensas

Siete meses de pandemia han dejado las estanterías del Banco de Alimentos en las últimas. A estas alturas ya se han repartido 475.000 kilos de alimentos. Actualmente atienden a 953 familias, 300 más que el año pasado. 225 acuden por primera vez desde marzo, tras decretarse el estado de alarma.

León

Creado:

Actualizado:

El Banco de Alimentos de León tiene casi agotadas las reservas que otros años llegaban a diciembre, justo con la gran recogida, que también se verá modificada este año por la pandemia.

La fuerza con la que llega la segunda ola obliga a suspender una campaña que llenaba las estanterías pero no reduce el número de familias derivadas por los servicios sociales, que se incrementa en un 33% desde julio. Del 15 de marzo al 31 de mayo se han repartido 475.000 kilos de alimentos.

Usuarios colocan los productos en el coche. FERNANDO OTERO

«Tradicionalmente, los meses de verano nos dan un respiro con un descenso de atenciones, pero este año ha crecido». Juani Pérez, responsable del Banco de Alimentos de León, hace cuentas.

«Ya nos hemos merendado las existencias, pero el reparto no se va a suspender, las familias se llevarán los carros llenos sea como sea». Todavía queda un remanente del dinero donado durante el estado de alarma «que utilizaremos para comprar productos, además de pedir a nuestras empresas colaboradoras».

Israel Santos | Taxista

«Traigo a Katerina en el taxi gratis, es mi ayuda, porque ella no puede pagar los treinta euros que cuesta este trayecto para venir a por la comida»

Las esperas a la puerta del almacén son ahora más largas por la obligada distancia de seguridad y las familias llegan en coches, furgonetas o en taxis solidarios para recoger productos. A día de hoy, el Banco de Alimentos atiende a 953 familias, 300 más que el año pasado.

Lo llamativo es que 225 recurren por primera vez a este servicio desde que en marzo se decretó el estado de alarma. La mayoría arrastran una situación social y familiar complicada, estructural, que se complica por las restricciones y limitaciones a la movilidad. Los alimentos llegan a otras 750 familias a través de organizaciones como Cáritas, residencias o comedores sociales.

Juana tiene 28 años y Jonatan 33. Ella cobra 699 euros de la Renta Garantizada de la Ciudadanía de la Junta. Él no tiene ni trabajo ni ayuda. «Hace cuatro meses que no venía. Tengo cuatro niños pequeños y es muy complicado llegar a final de mes y comer».

Mirian y Antonio, con su hijo Emilio. FERNANDO OTERO

María Asunción y Jose reconocen que «siempre hemos andado justos». Jose es chatarrero. El confinamiento durante el estado de alarma y las restricciones de movilidad perimetral actuales «me complican mucho salir a por chatarra o buscarme la vida. Antes traía treinta o cuarenta euros en un día, que para nosotros era bastante».

A las dificultades para trabajar se suman los problemas porque la familia crece. «Tengo cinco hijos y el nieto porque mi hija es madre soltera y la tenemos con nosotros», cuenta María Asunción que está en paro desde que la despidieron del cátering en el que trabajaba tras decretarse el estado de alarma.

«Ahora cobro la ayuda al desempleo que es de 290 euros». Es la segunda vez que la familia recurre al Banco de Alimentos.

«No nos da para mucho con tantos en casa, pero al menos tenemos para hacer una patatita y algo de verduras para los niños. Eso lo primero. Hay días que no hemos comido porque no llegaba para todos, pero los niños sin comer no se quedan».

Oxfam Intermón advierte que la pobreza en España podría aumentar en más de 1,1 millones de personas por el impacto de la pandemia.

Mirian y Antonio | Feriantes

«Vivimos de la feria, tenemos un puesto de dulces. No contábamos con el virus que lo paró todo. Lo importante es que no le falte nada al niño»

La dominicana Katerine Baldéz Báez acude al Bando de Alimentos acompañada de Israel Sántos, un taxista de Villaquilambre que la acompaña altruistamente para que pueda cargar con la comida para ella y sus tres hijas. Katerine es madre soltera y no trabaja desde hace cinco años.

Antes de tener a las niñas se ganaba la vida como camarera, un trabajo por el que cotizó y le permitió, cuando quedó en el paro, cobrar 440 euros.

Pero en mayo se agotó la prestación y solicitó el Ingreso Mínimo Vital por el que cobra 111 euros. «No es nada. Debo mil euros de cuatro meses de alquiler», dice. «He pedido ayuda a la asistente social. Tengo que pagar la luz y comprar carne y con 111 euros no me llega con tres niñas».

Hoy carga el maletero del coche de Israel, un taxista solidario de Villaquilambre. «Siempre que me llama vengo con ella y otras dos o tres personas que me piden ayuda. Este trayecto costaría 30 euros y ella no se lo puede permitir».

Israel pide que demos su teléfono (636 205 046) porque, en la situación actual, está dispuesto a ayudar a más personas siempre que pueda. «Con el covid los taxistas también estamos mal. Esta crisis nos afecta a todos».

Gracias al Banco de Alimentos comen 1.703 familias directa o indirectamente. FERNANDO OTERO

La institución que dirige Juani Pérez en León ha realizado ya 1.308 intervenciones. Durante los meses de confinamiento aumentaron un 192 % y en los tres últimos meses ha subido un 33 % con respecto al mismo periodo del año 2019.

Una de esas familias es la formada por Mirian Rubio, de 20 años, Antonio García, de 24, y Emilio, un bebé de seis meses. Son mercheros y venden dulces en las ferias. «Ahora no hay ferias y no tenemos ingresos. Pensábamos que este invierno podríamos ganar para vivir mejor una temporada, pero ahora no podemos trabajar. He echado el currículo en todas las empresas grandes de León. Es difícil encontrar trabajo si no tienes estudios».

Para Mirian y Antonio su hijo Emilio es ahora lo más importante. «Vivimos en una autocaravana que nos ha dejado mis padres», dice Mirian.

«Nosotros no contábamos con el virus. Lo único que queremos es que no le falte nada al niño. Con esto que nos da la Juani tiramos unos días, Siempre que nos vemos apurados la llamamos. Mis suegros nos ayudan en lo que pueden, pero tampoco tienen mucho», dice Antonio.

tracking