Diario de León

Ventura, poco luso y poco iluso

El rejoneador de ascendencia portuguesa que se proclamó triunfador de la feria, se saca la espina: «Vine hace siete años y lo hice bien, pero no me habían vuelto a llamar»

Felipe Zapico, Manuel Illana, Diego Ventura y Fermín Bohórquez.

Felipe Zapico, Manuel Illana, Diego Ventura y Fermín Bohórquez.

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A mitad del segundo toro de la tarde, el primero del lote de Hermoso de Mendoza, a Diego Ventura se le escaparon unos cuantos bostezos mientras seguía la faena apoyado en tablas. Luego, en la tertulia, la concurrencia también se quedó con la boca abierta escuchando al centauro portugués.

Manuel Illana y Felipe Zapico, en calidad de crítico taurino y matador de toros retirado respectivamente, abrieron la sesión que cerró las Tertulias Taurinas de Diario de León, celebradas en el Hotel Conde Luna: «Ha salido una corrida muy bien presentada y el público se ha divertido y ha aplaudido a rabiar. El último toro mereció la vuelta al ruedo en representación de toda la corrida en general».

«Para mí ha sido muy bonito torear en una plaza tan bonita como León y si encima las cosas salen así... Toreé una vez en León hace siete años y aunque corté tres orejas no me habían vuelto a llamar. No sé por qué, porque tenía muchas ganas de venir», explicó el caballero lusitano.

«Tenemos muchas horas de trabajo detrás de un éxito como el de hoy. No suelo montar cada caballo más de media hora a diario, porque pienso que con veinte minutos les sobra. Yo puedo montar nueve o diez horas diarias», explicó Ventura.

«Entro en la plaza con el pie izquierdo, dejo todas las luces de la habitación del hotel encendidas y siempre empiezo a caminar con el pie izquierdo primero. El otro día en Badajoz, salí de la habitación con el pie derecho y uno de los caballos se llevó una cornada...», lamentó Diego.

«Dos veces que he dejado el sombrero encima de la cama, una me caí del caballo y otra me partí una pierna, así que las supersticiones no existirán pero a mí siempre me pasan cosas».

«Me gusta ver el sorteo porque no es la primera vez que me dice que nos ha tocado un lote pequeño y luego cuando sale te encuentras cada pedazo de bicho que te llevas unos sustos terribles», bromeó Ventura. «Los triunfos grandes de los toros importantes para los rejoneadores siempre han sido con toros de Domecq y no lo digo porque esté el delante». Respecto a los rejones de castigo, el luso explicó que a veces se necesita más de uno «porque si no, no eres capaz de templar al toro».

Zapico ensalzó la tarea de Diego Ventura: «A los rejoneadores de ahora da gusto veros hasta cuando estáis mal. Os merecéis un diez los tres rejoneadores».

Preguntado Diego Ventura por los caballos de Bohórquez con los que se quedaría, eligió la yegua de salida, el caballo de banderillas «y Honrado, el del último tercio que es muy bueno, aunque lo saca muy poco». También se le preguntó por la nomenclatura de otro de sus ejemplares: «Ginés toma su nombre de Ginés Cartagena, porque me parece que transmite las mismas sensaciones que se recibían de él cuando salía a la plaza. Lo de los caballos en esta familia mía no es lo que parece. Mi padre compra los caballos y los que no quiere, me los coloca a mí, aunque sea más barato, pero no tiene miramientos, es como un negocio más», explicó jocoso el triunfador de la feria.

«El caballo más caro lo compré el año pasado y me costó 80.000 euros en Portugal. Fue una operación de mucho riesgo, se llama Orobuey pero hoy no lo he podido traer porque estaba lesionado. Morante se tira a morder a los toros pero lleva su nombre porque tiene un sentido muy especial del toreo y muy personalizado», significó Ventura.

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