Diario de León
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El 29 de octubre es una fecha que transcurre entre los leoneses sin apenas relevancia alguna. Y, sin embargo, ese día se conmemora la festividad de San Marcelo, patrón de la ciudad de León. Una lástima. Pero, la cosa es como es y, además, viene de lejos. Y es probable que esa inadvertencia este año se acreciente y acentúe aún más dado que todos somos rehenes del covid-19.

El capítulo XXX de las Políticas Ceremonias del Marqués de Fuente Oyuelo, fechadas en 1693, dispone que en la festividad litúrgica de San Marcelo, el Ayuntamiento de León, en compañía del Cabildo Catedralicio, al que hasta hace muy pocos años se iba a buscar a nuestro primer templo, «sale en procesión y va a la iglesia parroquial de este glorioso Santo, que goza su inestimable cuerpo, y allí se dice la misa con toda solemnidad, y la Ciudad se sienta con el Cabildo en la misma forma que va dicho en los días de sermones y letanías; vuélvese a la Catedral, adonde se da fin a la función». Actualmente, ponen término a este ceremonial, un pregón literario, la veneración de las reliquias del Santo Centurión, y las debidas cortesías protocolarias de despedida entre ambas corporaciones.

La imagen de San Marcelo del templo erigido bajo su advocación es obra de Gregorio Fernández

El Santo Centurión, adscrito a un escuadrón de la Caballería Astera de la Legión VII, fue ejecutado en la subprefectura de Tánger, el 29 de octubre del año 298, por hacer pública defensa de la fe cristiana el 21 de julio anterior, ante las altas magistraturas romanas que ocupaban la tribuna establecida en el lugar donde hoy se alza la iglesia erigida en su memoria, durante las fiestas conmemorativas de los natalicios de los emperadores Diocleciano y Maximiano.

Doce siglos más tarde, en 1471, Alfonso V de Portugal conquistaba Tánger, donde se encontró una tumba en cuya lápida se leía: «Marcellus, mártir legionense». El 29 de marzo de 1493, Sábado Santo, sus restos mortales llegaban a León, por iniciativa del rey Fernando el Católico, el Cabildo Catedralicio y el Concejo leonés.

San Marcelo estaba casado con Santa Nonia. Padres de doce hijos, los tres primeros, Claudio, Lupercio y Victorico, fueron martirizados el 30 de octubre de 303 y sepultados en el mismo término donde se edificó el desaparecido monasterio de San Claudio. Sus restos descansan hoy en el altar mayor de la iglesia de San Marcelo, en tres arcas del siglo XVII, autoría del platero leonés Hernando de Argüello. Una cuarta, obra del mismo orfebre, custodia las reliquias de San Ramiro, prior de señalado monasterio, víctima, con sus doce monjes, del martirio a manos de los arrianos.

La imagen de San Marcelo se venera en el retablo central del templo erigido bajo su advocación. Obra de Gregorio Fernández, fue un encargo de Ramiro Díaz de Laciana y Quiñones, regidor leonés, al célebre imaginero, mediante contrato suscrito el 19 de febrero de 1628. Escoltan a la efigie, que viste indumentaria a la usanza del siglo XVII, las tallas de su esposa y de sus doce hijos. Éstas son obra de Santiago Velasco y datan de 1722. Debajo de la mesa del altar mayor, un arca de plata, realizada en 1627, por el indicado Hernando de Argüello, guarda las reliquias del mártir y patrono.

Al socaire de esta festividad, la feria de San Marcelo, «en obsequio del glorioso centurión», como señala Madoz en su Diccionario fechado en 1847, quedó incardinada en la feria de Todos los Santos concedida a nuestra ciudad por Enrique IV en 1466, cuya celebración comprendía quince días antes y quince días después de la referida festividad del 1º de noviembre. Ganado caballar, vacuno y mular propiciaba importantes transacciones comerciales y la consiguiente repercusión en la economía local.

San Marcelo gozó de una gran devoción entre la sociedad leonesa. Y tanto es así que ha sido también santo de rogativas. Durante el siglo XVI, en 1501 y en 1586 se llevó a la S. I. Catedral por mor de la sequía. Y en 1599, al mencionado Real Monasterio Benedictino de San Claudio, a causa de la peste. En el manuscrito que recoge la historia de dicho cenobio, redactado en 1620 por un monje cuya identidad se desconoce, y reproducido en 1930 por Eloy Díaz-Jiménez y Molleda, [pg. 266], se consigna lo siguiente: «El año de 1599, abrasándose de peste esta tierra, trajo aquí el cabildo [catedralicio] al glorioso san Marcelo, a buscar a sus hijos, y el convento los llevó a la iglesia mayor y los velaron allí una noche. Fue esta procesión devotísima y solemnísima; vino casi todo el convento de Eslonza y cruces de dos arciprestazgos; lloraba la gente en voz alta, pidiendo favor a los santos. El cabildo los festejó con perpetua música y oficios solemnísimos y regalo mucho. Los monjes, aquel día y noche y al otro día, trajeron los santos a casa y aunque no se acabó la peste, luego se fue sintiendo mejoría».

San Marcelo es el patrón de la ciudad de León. Y desde el 25 de enero de 1983, lo es también de la Policía Local legionense.

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