Diario de León
Publicado por
Aurora Díez Díez
León

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La adopción es la fórmula que se emplea para acoger a un hijo de otro sistema familiar.

Hay un requisito fundamental para que la adopción pueda tener lugar, con relación a las leyes internas. Ese requisito es que se busque primero el interés del adoptado, no la querencia de los padres adoptantes.

Una vez realizada la adopción, teniendo en cuenta este requisito, hay que considerar que el proceso debe mirarse con amor. El niño, o quien sea el adoptado, necesita colocarse, integrarse y sentirse reconocido pero hay más. Los niños adoptados o tienen dos padres o no tienen ninguno.

Hay una ley, que rige los sistemas familiares, que no se puede obviar. Todo hijo nacido de una familia, tiene derecho a la pertenencia. Derecho que nadie puede quitarle. Así pues, para que se sienta en paz, con su familia de origen, debe vivir y ser acompañado a honrar a su familia de origen y a sentir gratitud por la vida, como bien más preciado.

Este reconocimiento le coloca en posición de sentir igualmente gratitud y honrar a los padres adoptivos, que nutren y sostienen esa vida.

En mi trabajo, me encontré con perfiles de adolescentes y jóvenes adoptados, que manifestaban conductas de inadaptación, porque esa ley de pertenencia a la familia de origen, no se respetó. Se olvidó honrar a los padres biológicos, por inseguridad, desconocimiento o inconsciencia…

La vida debe ser honrada en todo su proceso.

Así un hijo adoptado, no puede perder de vista el otro tramo de vida, aunque no lo recuerde, no haya conocido a sus padres o incluso aunque sus padres hubieran sido considerados, por ciertas legislaciones, como no capacitados para su función. La vida biológica vino de ellos, a través de ellos.

Así mismo, los padres que adoptan deben honrar a los padres biológicos de los hijos adoptados si quieren a esos hijos, que adoptaron y quieren su bien.

En Constelaciones Familiares se ponen de manifiesto, estos movimientos internos y su ausencia.

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