Diario de León

Asistente Social Olga Cobo. Una nueva calle en León

Publicado por
Margarita Alonso Sangregorio
León

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Parafraseando a Abraham Lincoln podemos decir que el mundo apenas recordará por mucho tiempo lo que aquí digamos, pero queremos que no olvide quien ella fue: por esta razón se ha querido honrar su memoria dando su nombre y profesión a una calle de la ciudad. Es importante lo que las personas son y hacen en su vida, si bien, si lo que han sido y han hecho no se dice, no se cuenta, no se transmite, entonces, pronto, incluso sus cercanos, sus contemporáneos lo olvidarán. Sirva este escrito para aportar información sobre Olga Cobo, en concordancia con el profesor de la ULE Javier Rodríguez, quien señala la «función didáctica necesaria del callejero y la importancia de que la ciudadanía conozca por qué las calles se llaman como se llaman».

La iniciativa de solicitar la utilización de «Asistente Social Olga Cobo» para dar nombre a una calle de la ciudad, se realizó en el marco de la propuesta en vigor que, iniciada en 2008, se plantea desde el consenso político en el Consistorio de León, consistente en utilizar en las calles de la ciudad referencias a mujeres de interés local, nacional e internacional, cuya vida u obra hubiera sido relevante y valiosa en términos sociales, culturales, económicos, políticos o de género. Ante dicha propuesta a nosotras, exalumnas y colegas desde 1981, nos atrajo la posibilidad de que su actividad como asistente social fuese estimado en su valor social y ella, considerada merecedora de ocupar un lugar prioritario en el listado de «mujeres de interés» que se elaborase por parte de otras mujeres en calidad de ciudadanas, gestores y políticas. A nuestra propuesta de una calle para Olga Cobo se adhieren la Escuela de Trabajo Social, el Colegio de Trabajo Social y la Asociación Alcohólicos Rehabilitados de León.

La Escuela Superior de Servicio Social de la ciudad de León se funda en 1961 como fundación de la Iglesia, por el entonces Obispo de León; denominada Escuela Universitaria de Trabajo Social cuando los estudios alcanzan el nivel de Diplomatura y en la actualidad de Grado universitario. En aquel momento asume la dirección y docencia María Cristina Angelini junto a otras asistentes sociales, todas ellas miembros del Instituto de Assistenti Sociali Missionarie, quienes, llegadas de Italia, acercaron y difundieron las principales, acreditadas y nuevas ideas y los contenidos teórico/prácticos de los autores europeos y del continente americano relativos a la disciplina y la profesión, y dieron a conocer a las primeras promociones el trabajo y posiciones sociales de las mujeres pioneras en Trabajo Social (entre otras: Jean Adams —Premio Nobel de la Paz en 1931—, Mary Richmond o Gisela Konopka). En una breve exposición, se puede señalar que el Trabajo Social es una profesión de ayuda a las personas, familias, grupos y comunidades a resolver sus problemas y mejorar su calidad de vida; profesión que promueve el cambio positivo, el desarrollo y la cohesión social, desde los principios de la justicia social, los derechos humanos, la responsabilidad colectiva y el respeto a la diversidad.

Olga Cobo realiza los estudios de Asistente Social en la primera promoción junto a otras 36 alumnas y obtiene la Diplomatura de Trabajo Social en la misma Escuela, ya denominada Escuela Universitaria, en 1984. Algunos de sus méritos, son estos: fue la primera asistente social que ejerció como tal en la provincia de León, al finalizar sus estudios en 1964, es contratada inmediatamente por la Diputación provincial de León, donde desempeña su labor en diversas entidades y servicios: en la Residencia Infantil San Cayetano, en el Hospital psiquiátrico Santa Isabel y en diversas áreas de acción social y servicios sociales; colaboradora en la Escuela de Asistentes Sociales Ntra. Srta. del Camino de León, ejerce como profesora de las asignaturas Métodos y Técnicas de Investigación Social y Servicios Sociales y como supervisora de prácticas de alumnos en un periodo de más de 30 años, trabajando en la formación de alumnos en un número de que supera los mil. Asimismo, fue actor principal en la creación de la Asociación de Asistentes Sociales primero (1968) y en el Colegio Profesional después (1983), desempeñando el cargo de Presidenta en ambas organizaciones profesionales. Olga cobo actuó en todas las instituciones, organizaciones y servicios en que llevó a cabo su actividad profesional comprendiendo y enfrentando las situaciones dadas por las coordenadas político-sociales de cada momento y orientó su trabajo a la conquista de una mejor posición para el Trabajo Social: para lograr una mayor y mejor formación de los profesionales, que les permitiera tomar parte con voz propia en las plataformas existentes en España y en Europa dedicadas al desarrollo científico de la disciplina y participar así, junto a otras instancias profesionales, sociales y políticas, en la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos desde la justicia social.

En León los inicios del asesoramiento y tratamiento a los enfermos alcohólicos y sus familias en una modalidad diferente a la realizada por la Organización Alcohólicos Anónimos, se inicia en 1970 por un grupo de enfermos liderado y coordinado (desde las labores terapéutica y de apoyo) por el psiquiatra Valentín Rodríguez Melón, quienes se definen Grupo Navidad 71 dentro de las asociaciones de Ex-alcohólicos Rehabilitados de España, a través la terapia de grupo en tanto considerada uno de los instrumentos terapéuticos más idóneos, realizando simultáneamente un amplio repertorio de acciones por toda la provincia leonesa para lograr la visibilización d ela enfermedad alcohólica y la atención a la misma. El grupo inicial es la base de lo que luego será la Asociación Alcohólicos Rehabilitados de León (Arle). En palabras de Rodríguez Merlón «La incorporación de Olga Cobo en 1972 a las tareas del grupo y de la asociación interviniendo como asistente social y co-terapéuta fue un regalo» […] «estando ligada a ella a lo largo de más de treinta años de forma voluntaria y gratuita, hasta más allá de su jubilación» (Diario de León, 2016). Olga Cobo actúa de enlace entre Arla y la Escuela de Trabajo Social para hacer de la primera un centro de formación en prácticas.

En cierta literatura y foros profesionales se tiende de forma radical a desprestigiar a las profesionales de la época anterior a la democracia; pero podemos preguntarnos: ¿hubiese sido posible la aportación que se llevó a cabo por parte del colectivo en el proceso democrático y de organización del Estado de Bienestar en España, sin esos conocimientos y ejercicio del trabajo social con método; sin ese espíritu de libertad y sin un criterio previo de reivindicación del cumplimiento y respeto a los derechos de los ciudadanos usuarios? ¿Quién hizo esa aportación, sino las mismas profesionales que llevaban trabajando durante más de veinte años? Profesionales en ejercicio, que siendo algunas de ellas como Olga Cobo, también profesoras de las Escuelas de Asistentes Sociales de España, sirvieron de ejemplo como «maestras» en el más noble sentido de la palabra, y transmitieron a las nueva promociones: conocimientos, confianza y entusiasmo por la profesión, amor por la justicia y humor para enfrentarse a las dificultades.

Se puede afirmar que Olga Cobo, como tantas españolas y españoles, vivió durante los años de dictadura, en el denominado «tiempo de silencio», hablando con su vida y su actividad profesional, para llevar la dignidad, la salud mental y el bienestar a los usuarios con los que trabajaba, y el conocimiento y el avance social a los profesionales con los que colaboraba y a los alumnos que formaba, desde los espacios de libertad que fue capaz de crear con su hacer personal y profesional. ¡Tenemos tanta capacidad de olvido!, que aunque en un marco global y a escala humana no importen tanto las personas como los hechos y los avances, es importante manifestar que en los años duros y difíciles para nuestra profesión, llenos de carencias respecto a los objetivos y a los medios disponibles para trabajar, Olga Cobo fue capaz de influir positivamente en las circunstancias en las que trabajaba, y ofrecer cada día a la población unos servicios profesionales y humanos. Profesionalmente era apasionada, metódica, rigurosa, exigente, leal, colaboradora, intuitiva, orgullosa (con el orgullo que posee quien tiene una alta estimación propia debida a su dedicación a causas nobles). Al promulgarse la Constitución española en 1978 y desarrollarse los Servicios Sociales como cuarto pilar del bienestar, otras formas de hacer, otras estructuras y otros profesionales aparecen en el escenario social y político; en este nuevo contexto se despliegan iniciativas e infraestructuras que requieren equipos de profesionales altamente formados en teorías, métodos y técnicas. Olga Cobo participa desde su puesto de trabajo, en los cambios y la actualización correspondiente, aportando su saber, su saber ser y su saber hacer. En los últimos años de ejercicio profesional no ostentó cargos relevantes, dejando voluntariamente —y en algunos aspectos, de forma involuntaria— el papel protagonista a otros profesionales más jóvenes, pero observando, analizando y comunicando el valor que ella daba a las acciones y a las cosas; y amando la vida: gustaba de la amistad, la conversación, la lectura, la música…, siguió trabajando hasta su jubilación con y por las personas. Tras su muerte, Rodríguez Melón, amigo y compañero en el trabajo, nos dijo «se fue entre el silencio más abominable de unas instituciones públicas a las que siempre representó» (Diario de León, 2016). Reivindicamos por ello, la trascendencia que, desde la opinión de aquellos que la conocimos, tuvieron para el Trabajo Social y los Servicios Sociales, el trabajo y el impulso que aportó Olga Cobo.

En esta Tribuna se quiere incluir un breve pero destacado recuerdo y agradecimiento a las primeras trabajadoras sociales que, junto a Olga Cobo, realizaron en las décadas del 60 y del 70 una labor profesional y docente con bases sólidas en principios, valores y metodología, de modo que las siguientes generaciones formadas intelectual y técnicamente a partir de dichas bases, pudieron desde la continua innovación, asumir los retos y las responsabilidades que una sociedad libre y democrática exige en el campo del bienestar social.

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