Diario de León
Publicado por
Javier Menéndez
León

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Ya no caben titubeos. En León volvemos a sumergirnos en ese tiempo de incertidumbre y desconcierto que tanto daño ha producido en nuestra estructura social y económica, en este extraño y difícil 2020. Y por eso, ante la situación crítica que vivimos y padecemos, necesitamos respuestas acordadas desde el consenso, para asumir la responsabilidad imprescindible para frenar esta pandemia, tanto desde el punto de vista personal como desde el colectivo que representamos. Cada cual debemos asumir la que nos corresponde.

Aleco, fiel a su principio de cercanía a la sociedad de la que formamos parte como uno más de sus pilares básicos, somos conscientes de la necesidad de trabajar –todos— codo con codo sin personalismos interesados que nublen nuestra principal meta; construir puentes sólidos para encarar el futuro con optimismo. Ese ejercicio de responsabilidad que nos puede devolver la esperanza, exige, sin medias tintas, que todos seamos capaces de remar en la misma dirección.

Es ahora cuando necesitamos con urgencia una clase política sin fisuras que sepa aparcar las diferencias para asumir una respuesta única, sólida, lógica, sin resquicios para absurdas interpretaciones. Necesitamos un itinerario consensuado que combine a la perfección las medidas que salvaguarden la salud y las que eviten un deterioro aún más pronunciado de una economía como la nuestra, que ya ha entrado en la unidad de cuidados intensivos. En juego está la vida de muchas personas, familiares, amigos, compañeros de trabajo o de ocio y el futuro de muchas familias, de muchos pequeños negocios que componen el principal sustrato económico de nuestra ciudad y de nuestra provincia, el germen que nos impulsó a crear Aleco, hace ya un cuarto de siglo.

Es desolador que nuestra tierra no pueda dar cabida a jóvenes con talento y formación

Y a ellos, a nuestros políticos, también les compete en su ámbito de responsabilidad, estatal o territorial, mantener o generar los recursos necesarios para que la agonía que propicia la inactividad no se convierta en un camino sin retorno.

Hemos comprobado demasiado tiempo que tanto reino de taifas, tantas órdenes y contraórdenes y no pocas veces tantas contradicciones, nos han conducido al borde de un abismo del que aún no estamos a salvo. Ni muchos menos. La guinda envenenada llegó este fin de semana pasado con esas estampas de violencia y destrozos de mobiliario público y privado en nuestra calles, alentadas ¿por quién o quiénes? Sabemos que estos protagonistas de la barbarie no representan a nadie y en algunos casos no son desconocidos de los cuerpos y fuerzas de seguridad el Estado, pero son episodios que no pueden volver a repetirse.

El camino que debemos encarar con un trazado responsable, claro y sin baches, y que nos devuelva esa normalidad que hemos perdido, también es responsabilidad de todos y cada uno de nosotros. Cierto es que partimos de un principio que es visible, buena parte de la sociedad leonesa cumple con regularidad y tesón las normas básicas que nos protegen, el uso de la mascarilla, el gel de desinfección, la distancia de seguridad, etcétera. Pero ante la delicada situación todos debemos extremar todas las precauciones para cumplir aquello que nos compete. Y aunque nos cueste algún desaire, también deberíamos recordarles a quienes no cumplen que para salir de este precipicio es necesaria la responsabilidad de todos y cada uno de nosotros. Es el camino más lógico y eficaz.

Desde Aleco sabemos que nuestro principal objetivo no es otro que mantener esa cercanía que ha marcado y marca la diferencia frente a otras propuestas comerciales, tanto en el caso de las grandes superficies como la venta on line. Fueron nuestros abuelos, nuestros padres, nuestros parientes que nos dieron el testigo, los que nos machacaron una y mil veces que la inteligencia emocional, la cercanía, ese trato afable que se alimenta día a día entre el comerciante y el cliente, el amigo, es la mejor de las políticas para que ese comercio tan cercano como necesario e imprescindible, no sucumba.

Cabe una última reflexión. En esta marejada imprevisible, donde prima el desconcierto, es tiempo ya de recuperar a muchos jóvenes leoneses con talento y formación que han tenido que echarse la vida a sus espaldas e irse lejos a construir su futuro. Resulta desolador que nuestra tierra no pueda darles cabida. León necesita el liderazgo de estos jóvenes capaces de interpretar las claves para atinar cómo afrontar el futuro. Por tanto no señalamos culpables, urgimos soluciones —políticas— para frenar la salida, hacia otros países, de nuestra generación mejor preparada y que no puede aplicar sus conocimientos en su propia tierra.

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