Diario de León
Publicado por
MIGUEL PAZ CABANAS
León

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El último atardecer del año dejaba en el cielo de León unas nubes de color púrpura y malva, como si la gélida luz de diciembre hubiese sido sustituida por un barniz tropical, y mientras me tomaba un vino blanco en la barra del Etterbeeck junto a Henry Pierrot, vimos a un tipo agachándose en la acera para recoger una colilla encendida, ni siquiera la brasa de un habano bruñido y con vitola, sino la de un vulgar cigarrillo, no se trataba, contra lo que ustedes puedan pensar, de un quinqui famélico, sino de un señor con abrigo de paño y estampa honorable, que se fajó con dos caladas golosas y profundas, como si estuviesen a punto de llevarle al paredón, el fumador se subió los cuellos y dobló la esquina del edificio Europa, me lo imaginé entrando en casa una hora después, con los despojos de la nicotina en los labios, sentado ante una mesa frugal, intentando sobrellevar otra noche de privaciones, en la tele estaban echando Vacaciones en Roma, Gregory Peck con aquellos pantalones de pinzas que le rebasaban la cintura, y sobre todo Audrey Hepburn, como una filigrana de ámbar, los dos paseando por una ciudad donde aún se percibían los vestigios de la posguerra, en los niños que recibían una sandía como si fuese el maná, en los braceros y las viudas, en los rostros oscuros, como el de ese leonés que recogía colillas del suelo, a punto de consumir las últimas horas del año, un poco antes de que los cancilleres europeos vaticinasen que lo peor estaba por venir, con esa solemnidad fúnebre que se respira en las iglesias luteranas, el caso es que el cielo de León hacía pensar en playas de color vainilla, en tiempos más dulces y copiosos, pero debía ser sólo una impresión fractal, a lo mejor era efecto del verdejo que me estaba tomando, también yo salí a la calle y me fui hacia casa, empezaba a soplar un viento frío, en la penúltima secuencia Audrey Hepburn saludaba a un corresponsal español, un tipo enjuto y canijo, no sé por qué me lo imaginé cogiendo colillas en las aceras, apretando el culo camino de Alemania, el año nuevo amaneció con un cielo plomizo, habrá que hacerse a la idea de que en este país, sin Berlanga que nos lo cuente, volverán a verse las películas en blanco y negro. Feliz 2012.

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