Diario de León

Coronavirus y concepto de infección

Publicado por
Jorge Gutiérrez Fernández
León

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Como explica el Dr. Eduardo Alfonso en su libro, Curso de Medicina Natural en cuarenta lecciones, el microbio no es causa por sí mismo de enfermedad. En toda enfermedad infecciosa lo verdaderamente causal es la perturbación primordial del terreno orgánico. Existen individuos que, sometidos al contacto con gérmenes, no enferman. 

También es verdad que hay enfermos portadores de gérmenes y no existe en ellos enfermedad aparente.

Cuando la materia viva pierde parte de su potencial energético por el acúmulo de detritus en sus tejidos, por defectos de inervación o por desgastes de vitalidad, los microbios se hacen dueños del terreno enfermo.

Nuestro organismo lleva constantemente millones y millones de microorganismos de todas clases, que no entran en acción patógena mientras se conserva la plenitud de nuestras defensas vitales. El bacilo de Loffler, el pneumococo, el estreptococo, etc, viven habitualmente en nuestras fosas nasales y cavidad bucal, sin que por ello nos hagamos diftéricos, pulmoníacos ni erisipelatosos.

No cabe contagio por transmisión de gérmenes si la persona que convive con el enfermo carece de terreno abonado para la manifestación de su virulencia

La alteración de ese equilibrio entre germen saprofito (que reside en nuestras mucosas sin causar enfermedad) y nuestro organismo, tiene lugar en determinadas condiciones, entre las que destacan la nutrición defectuosa (por defecto o por exceso), la intoxicación por ingesta de múltiples fármacos o las perturbaciones psíquicas severas.

Tampoco la noción del contagio puede ser admitida como se hace corrientemente. No cabe contagio por transmisión de gérmenes si la persona que convive con el enfermo carece de terreno abonado para la manifestación de su virulencia. El contagio sólo cabe admitirle entre personas que, por seguir las mismas normas de vida antifisiológica, presentan características semejantes de intoxicación orgánica y desfallecimiento vital. Y entonces más debemos atribuir la enfermedad a concomitancia de causas patógenas que a verdadero contagio. Prueba de ello es que, muchas personas que cuidan a enfermos infecciosos en íntima convivencia, no contraen la enfermedad. Lo importante, por consiguiente, es conservar la integridad defensiva, manteniendo el organismo puro y bien constituido.

Estos conceptos, conocidos desde hace muchos años por la Medicina, nos hacen plantearnos enormes dudas respecto a la actual pandemia por coronavirus. 

Estas dudas nos asaltan a todos, médicos, enfermeros, epidemiólogos, políticos, enfermos etc. ¿son totalmente fiables los métodos de detección que empleamos?, ¿qué significado tiene ser positivo?, ¿qué debemos hacer con los casos que dan positivo?, ¿un caso positivo es realmente un enfermo?...

Si hacemos caso de los conceptos presentados mas arriba, deberíamos preocuparnos más de mantenernos en buen estado de salud, que de evitar el contagio. 

Como ya vemos, el virus estará con nosotros un tiempo largo y parece que tenían razón los que dijeron que su transmisión se puede retrasar, pero no parar.

No nos olvidemos de que para mantenernos en buen estado de salud son necesarios; una buena alimentación (frugal, de calidad y equilibrada), la práctica de ejercicio, evitar tóxicos (tabaco, alcohol, drogas, exceso de medicaciones) y un buen equilibrio mental, tan difícil de conseguir en estos tiempos de estrés.

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