Diario de León

La derecha náusea y la izquierda desodorante

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Los medios de comunicación están jugando un papel esencial en la política e influyen, la mayoría de las veces, en el cambio de opinión de las personas. Es cierto que, por regla general, a los españoles nos falta mucha cultura democrática y seguimos machacando la historia y reviviendo el pasado. Los medios de comunicación bombardean continuamente y los ciudadanos se quedan con los trozos de metralla. Se crea opinión y se consigue un ambiente que inclina la balanza hacia un lado o hacia otro. Es el viento que mueve las hojas. Ese viento está azuzado por un ventilador que gira conforme a los caprichos del comentarista. Sabemos que hay medios radicales, viscerales, demoniacos. Hay mucha boca que echa fuego y mucha lengua viperina pero me pagan por influir en la plebe, sobre todo, en la que es más proclive, yo diría en la ignorante que no sabe distinguir entre una oveja churra y una merina.

No obstante, la ignorancia en este país afecta al bolsillo. La izquierda me da de comer. La derecha me explota y me roba. La derecha me puede quitar las pensiones. La izquierda las incrementa. La influencia de los medios es vital en la sociedad. Pero esto es así y así será.

Me gano la vida, unos, haciendo el payaso y otros, contando historias y mentiras pero, creíbles. Las noticias calan más en la izquierda que en la derecha. Tenemos el ejemplo de la corrupción. Parece ser que se han esfumado unos sesenta y tantos millones. Todos los días Bárcenas en las ondas, Mariano Rajoy, el PP etc. son unos corruptos y eso influyó en las elecciones y las perdieron.

La izquierda es la que ha editado la gramática de la demagogia y sabe qué tienen que decir, cómo tiene que decirlo y cuándo. Lo lamentable es que los representantes de esta izquierda casposa tienen unas armas ideológicas que, como hemos dicho, son aprendizaje de escuela y de universidad

Por el contrario, en Andalucía se diluyeron más de tres mil millones de euros y apenas se informaba Y el PSOE está en el poder. Parece que la noticia estaba lejos. Esta es la diferencia. A la izquierda se le da desodorante. A la derecha, la poca mierda se le revuelve y se extiende provocando un olor nauseabundo. Así actúan ciertos periodistas. Así actúan los que viven del poder y ponen el ventilador según convenga.

Desgraciadamente quedan pocos medios neutrales, independientes. Los medios audiovisuales son los que más penetran en los sentidos. Me viene a la memoria aquel anuncio del detergente que el gerente Manuel Luque propagó y consiguió que todo el mundo lo hiciera suyo en las conversaciones «Busque, compare y si encuentra otro mejor cómprelo».

La izquierda ha nacido para el anuncio popular. La derecha solo usa el marketing cuando llegan las elecciones. La izquierda crea un estribillo y cuando le interesa ya tiene los medios para difundirlo. Hoy sabemos que el markéting juega un papel esencial tanto en dar a conocer el producto como en su gestión. Históricamente, hemos conocido escuelas de terrorismo que se crearon en el mundo. En Checoslovaquia, se formaron muchos para propagar las revoluciones comunistas en el mundo, así como los dirigentes guerrilleros. En Libia, se formaron los terroristas de ETA y en Cuba, capitaneados por el Che Guevara, exportó su revolución y fue un mito.

La izquierda es la que más graduados tiene en terrorismo. La izquierda es la que ha editado la gramática de la demagogia y sabe qué tienen que decir, cómo tiene que decirlo y cuándo. Lo lamentable es que los representantes de esta izquierda casposa tienen unas armas ideológicas que, como hemos dicho, son aprendizaje de escuela y de universidad. Que Echenique, ante un ataque de la izquierda aberzale, Bildu y los pro etarras, lancen una pedrada a Rocío de Meer del partido de Vox y sangre por una ceja, la expresión del representante de Podemos «Solo hizo falta un poco de kétchup».

Este símil o metáfora no es el resultado de una improvisación, es el resultado de una gramática que se aprende en la universidad de la mentira y de la demagogia. Es cierto que hoy los políticos suelen lanzar todos dardos pero los más certeros son los que vienen de la escuela en la que se han formado los políticos de la izquierda. Lo de Echenique no tiene nombre. Si hubiera sido al revés y un aberzale proetarra era el perjudicado quizá la expresión hubiera sido: ya tenemos a la ultraderecha amenazando con un golpe de estado. Ya estamos en la guerra civilista. Hoy la izquierda y la extrema izquierda con su desodorante están extendiendo de esencia lo que en algún tiempo era: muerte, persecución y trincheras. Esta izquierda no condena los atentados de la historia.

Hoy se están cometiendo muchos atentados con la palabra: Se hacen homenajes a los terroristas, pasan por el arco de triunfo a los que asesinaron y los que tuvieron a Ortega Lara quinientas cincuenta días en un zulo inmundo, se le recibe como héroes. Me gustaría que Echenique invirtiera la gramática pero no le interesa porque es más importante el poder que el respeto a las víctimas. Es más importante tener buena relación con los independentistas, porque los necesito. Es más importante poner a los presos en la calle porque son mis interlocutores y son mi salvación en las penas y dificultades.

Qué pena de país que aquellos que defienden España, la unidad de la patria, aquellos que van en contra de las desigualdades territoriales, todos estos están incluidos en la derecha y para muchos periodistas y medios rezuman un olor nauseabundo. Los martirizamos. Y, sin embargo, a los separatistas, a los terroristas, esta izquierda casposa los blanquea y les da el desodorante para tapar la mierda. Están consiguiendo que la derecha sea nausea, corrupción, que añora el franquismo y que la izquierda sea la esencia del progreso y la democracia.

Esta España es así. Y así nos va. Todo esto se consigue y hay muchos que viven de la difamación y la mentira. Qué pena. Hace unos años cuando disputaban la presidencia de la Casa Blanca Kennedy y Nixon un periodista de la BBC seguía la campaña, informaba, daba sus opiniones etc. En cierta ocasión, un comentarista le dijo que cual era su preferido y contestó: después de tanta información, comentarios... ¿Usted aún no sabe cuál es mi candidato proferido? Periodistas así, comentaristas así, casi no hay. No existen porque el poder de los medios es tal que nos inclinamos a un lado u a otro según el poder económico que domine La difamación, la mentira, tienen un salario al que se le añade unos buenos complementos y resulta una nómina muy suculenta. Esto es difícil cambiarlo porque la derecha no tiene escuelas, ni universidades para inocular la mentira. La derecha es un grupo de profesionales que, perdido o dejado el poder, desaparecen ya que son profesionales. Sin embargo, la izquierda, vive y trabaja exclusivamente para mantenerse en el poder. De ahí, que debe difundir la gramática parda. La derecha no tiene gramática, ni la tendrá porque, si alguien intentara elaborarla, ya se encargarían los medios de no ponerla en los centros. Luego, si los medios siguen así, la derecha siempre será nausea y la izquierda desodorante.

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