Diario de León

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A las generaciones mayores nos gusta decir que hemos hecho las cosas bastante bien. Que hemos levantado España después de una guerra civil, que hemos hecho una sociedad próspera y hemos transmitido a las nuevas generaciones unos valores humanos de convivencia y solidaridad.

Pero parece que no ha sido todo tan positivo, pues estamos entregando a las nuevas generaciones una sociedad con innumerables problemas. El calentamiento global amenaza a las presentes y futuras generaciones.  Los niveles del mar están subiendo.  Cada día son más los incendios que arrasan nuestro país. La sequía y el hambre se vuelven más comunes. Numerosas especies de animales, aves, peces e insectos se están extinguiendo.

Y por si esto fuera poco, nos llegó la pandemia con más de 100.000 muertes en España y de millones más en el extranjero. El Covid-19 aún no ha terminado y es probable que haya nuevas variantes. La pandemia ha exacerbado los suicidios, las adicciones y otros problemas de salud mental, problemas que ya existían pero que ahora están más presentes entre nosotros. Todos estos cambios afectan a la supervivencia humana. Los seres humanos hemos hecho en los últimos 50 años más daño a la humanidad de lo que se ha hecho en toda su historia. Gran parte de este daño será irreparable. 

Las nuevas generaciones heredan de sus mayores un mundo en el que estamos asistiendo a grandes progresos y grandes calamidades. Aunque en nuestro país se han hecho grandes avances en derechos humanos, todavía existe mucha exclusión social. Es un país donde las mujeres tienen más derechos que antes, pero donde aún son degradadas, maltratadas y asesinadas. Solamente en lo que llevamos de 2022 han sido asesinadas 21 mujeres por violencia machista y 1.150 desde 2003, cuando se empezaron a recoger estos datos. Somos un país atormentado por divisiones políticas, donde algunos están dispuestos a usar la mentira, el fraude y la violencia para lograr sus fines, donde la confianza y el compromiso son bienes escasos.  Todo el mundo está enojado por algo y contra alguien.

Las nuevas generaciones heredan un mundo con grandes progresos y grandes calamidades. En España se han hecho grandes avances en derechos humanos, pero existe mucha exclusión social

De esta situación ciertamente no podemos culpar a los jóvenes de las últimas generaciones. Las generaciones mayores hemos causado estos problemas. Lamento decir que los jóvenes no pueden buscar soluciones en nosotros. Lo único que podemos hacer es disculparnos ante ellos. A muchas personas mayores les gusta mirar por encima del hombro a los jóvenes y criticarlos como egoístas e irresponsables.  Pero somos las generaciones mayores las que pasaremos a la historia como las generaciones más egoístas e irresponsables de la historia de la humanidad. El único consejo que puedo dar a los jóvenes de hoy es que no sigan nuestro ejemplo. Que no ignoren los problemas hasta que sea demasiado tarde. Que no piensen que hay soluciones simples para problemas complejos. Que no crean en promesas de éxito sin sacrificio.

Nuestra sociedad necesita líderes políticos, sociales y religiosos que se preocupen más por los pobres que por su propio poder, más por el medio ambiente que por las finanzas, más por la reconciliación que por la política partidista. Un ejemplo lo tenemos en el papa Francisco que, a pesar de sus muchos años, sigue siendo una voz profética por la paz, la justicia y el medio ambiente. Si pudiéramos clonarlo, la Iglesia Católica estaría de enhorabuena.

Muchos jóvenes, por el mero hecho de ir en contra de las generaciones mayores, han abandonado sus tradiciones religiosas. Espero que algún día miren más allá del liderazgo fallido hacia los valores centrales de su fe: amor, respeto, perdón y compromiso. La esencia de la religión es que Dios es amor y quiere que nos amemos unos a otros. No debemos permitir que los malos acontecimientos borren la verdadera idea de Dios. Si las nuevas generaciones abren sus corazones al amor y la compasión, serán la generación más grande de este siglo. Esta nueva generación debe ser la que trabaje unida para salvar al planeta de la destrucción, levantar a los pobres, integrar a los marginados y llevar la reconciliación y la paz a todas las personas. Esta generación tiene una última oportunidad. Si falla, el futuro será muy incierto para todos. Los jóvenes deben lidiar con los problemas que las generaciones anteriores les hemos dejado. La generación que sale al mundo hoy debe salvar al mundo del mañana. Si no lo hace, la existencia misma de las generaciones futuras estará en entredicho y será responsabilidad exclusivamente suya.

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