Diario de León

FUERA DE JUEGO

Dos caldos castellanos

León

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Mi madre siempre contaba a sus amigas lo mucho que me gustaba el puré de patata. Quizás ignoraba —o no— que detrás de mi insistencia en que preparase ese plato tenía mucho que ver el odio que le tenía mi hermano. Me acordé del puré al ver la receta que nos aplica el dedo de Herrera, con doble plato de caldo castellano.

Viendo los análisis y las valoraciones del giro de 180 grados en la política local pepera que llegan desde las orillas del Pisuerga a uno le queda la duda de si habrá causa posible por prevaricación en quienes han destinado tantos recursos a la vertebración de esta nuestra comunidad porque seguimos viviendo literalmente de espaldas unos a otros.

Siempre me parecieron estériles y muy dañinos los discursos del victimismo y el patrioterismo que tanto gustan en las riberas del Bernesga. Pero hace tiempo que es imposible negarse a ver la evidencia de que es complicado ‘tragar’ una cucharada de la misma receta en León tras leer el menú de logros en Elmar, LM, Antibióticos, Everest, RMD... que ponen simplemente guindas a una minería —del campo mejor no hablar— de la que apenas quedan las raspas y de unas infraestructuras y proyectos que asoman con cuentagotas y casi caducadas cuando logran salir del cajón.

Parece cierto que el PP leonés necesitaba cambiar el sabor porque se hundía sin remedio con un Emilio Gutiérrez que nunca supo quitarse tanto lastre como le envolvía. Pero por mucho que le alaben el nuevo traje de emperador a Herrera la opción de añadir doble ración de ‘Castilla’ al caldo servido a los leoneses no está exenta de riesgos.

Con el santo ya desvestido queda tiempo para recauchutar un relevo que lleva casi dos décadas mirando otras mesas muy distintas a las que ahora le tocará atender en su ciudad. Probablemente sus opciones pasen por vestir adecuadamente los platos con elementos novedosos que le ayuden a cambiar radicalmente los sabores.

En poco tiempo se abrirá el AVE desde Valladolid. La autovía tardará mucho más. Pero parece que se hacen cada vez más imprescindibles porque ya que estamos condenados a convivir al menos será bueno empezar a conocerse. En el Bierzo ya aguardan a Herrera porque dicen que por allí sólo se le ve el día del mitin cuando tocan elecciones... La duda es si a Silván lo echa de su mesa o lo envía a la cocina a coger fuerzas.

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