Diario de León

OPINIÓN

EDITORIAL: Defensa unánime de las raíces leonesas del puntal clave para las democracias

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La declaración como Memoria del Mundo de los Decreta de León de 1188 cumplirá cuatro años en el mes de junio y probablemente el balance que se puede hacer a estas alturas es bastante pobre. La mejor evidencia es que desde otros territorios se alza constantemente la voz para reclamar el ser pioneros en el parlamentarismo mientras en León han sido escasos los pasos dados para promocionar y defender esta singularidad tan relevante. La visita histórica de las Cortes autonómicas a San Isidoro o alguna publicación o campaña puntual integran básicamente ese balance, en el que se echa en falta una mayor iniciativa y ambición de las instituciones y entidades leonesas, a las que en ocasiones da la sensación de que esa Memoria del Mundo es poco más que un episodio heredado para el que no se termina de encontrar un espacio apropiado.

La democracia tiene como pilar central el hecho de que toda la sociedad consigue un espacio de representación en los órganos en los que se deciden las cosas. Y fue en la basílica de San Isidoro, en la Curia Regia organizada por Alfonso IX allá por el siglo XII, cuando por vez primera se otorgó voz a todos los estamentos de la sociedad, en lo que sin duda fue un paso clave para la creación de ese puntal imprescindible de la democracia que es el parlamentarismo.

Pero sería un error pensar que ese reconocimiento de la Unesco fue el punto final de algo. Supuso una victoria fundamental en una vieja aspiración que debía servir de arranque para una nueva era que no se ha iniciado en plenitud. Y no es cuestión de promociones turísticas o de perseguir referencias más o menos relevantes en libros y publicaciones de distinta índole. La catalogación de León como Cuna del Parlamentarismo es un reconocimiento totalmente merecido, que debe aunar voluntades y deseos en la ciudad y en la provincia para promover una defensa unánime de este acontecimiento, para que vaya difundiéndose y reconociéndose en todos los frentes posibles. La falta de iniciativa entre quienes recibieron allá por junio de 2013 esa catalogación de la Unesco ha contagiado de algún modo a los actuales responsables de las instituciones, hasta el punto de que sólo se ha recordado en estos momentos por la polémica suscitada tras el atentado de Londres junto al Parlamento británico y por las palabras del presidente de la Generalitat catalana, Carles Puigdemont, que aseguró en la Universidad de Harvard que el primer parlamento del mundo fue el catalán.

León tiene un reto clave en su Cuna del Parlamentarismo que no debería aplazar por más tiempo. La queja y la crítica hacia quienes defienden otros episodios no es suficiente. La defensa debe ser en positivo, haciendo bandera de que en el centro de la ciudad se facilitó voz por primera vez a la ciudadanía.

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