Diario de León

Elecciones generales con pretensiones plebiscitarias

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Se aproximan semanas difíciles para la estabilidad emocional y política española, ya que Sánchez se derrotó a sí mismo el pasado 28 de mayo. Sobre dicha estabilidad emocional, influye de sobremanera la nueva irrupción electoral, obligando a pensar a la mayoría del electorado, qué nuevo «tejemaneje» se traerá el presidente entre manos.

Respecto a la estabilidad de la política española, Sánchez se autodestruyó ante la realidad de unos resultados expresados por la sociedad, probablemente ya gestados en el interior del propio PSOE, al que intentaba bloquear su afán personalista.

Existió en dicho afán, un notable fracaso en la inicial y pretendida «movilización» de afiliados y simpatizantes, en intento previo, descreído y vago en convencimientos, dirigidos a los verdaderamente responsables territoriales y municipales, primando criterios del «staff» de Ferraz y Moncloa, a los que un sinfín volvieron la espalda, al igual que muchos otros españoles.

La memoria, tiene en ocasiones al igual que la tinta indeleble, efectos imborrables, y el electorado recordó que, como presidente de España, junto a sus nuevos aliados de enero de 2020, fue el primero en ignorar la confianza otorgada cuando le eligieron. Mediante una egolatría compartida junto el interés partidista de sus socios medió una progresión de actos inexplicables que no vamos a mencionar, ya que se encuentran en la mente de todos, los cuales continúan perdurando.

Vamos a indicarlo de otra manera, ya que no descubrimos nada nuevo: sus «socios radicales del Gobierno», han venido trabajando a su sombra o no, sus propios intereses partidistas, permítanme el símil, amparándose en la egolatría del presidente, elaboraban políticamente el diseño y construcción del mayor y magnífico ¡panteón para un político ilustre!, consecuencia de la suma de desatinos acumulada, y que los españoles a la primera oportunidad que han tenido de expresarlo así lo han hecho, a través de las urnas, único lenguaje que entienden los políticos.

Por otro lado, una parte importante de la prensa internacional se ha hecho eco con titulares entre otros, alusivos a: «sorpresa»: «durísima derrota»; «debacle histórica», etc. Institucionalmente, ya lo hemos comentado en tribunas anteriores, una Presidencia de la UE simbólica y temporal, sí a consecuencia a las circunstancias del estado miembro, no puede ejercerla o lo hace de forma intermitente, no afectando para nada al mismo, ni tampoco interferiría en la propia UE. La misma continuará funcionando de igual manera, y para determinados actos, si es el caso, existirá un Gobierno en funciones.

Queda por comentar, ¿qué ha llevado al presidente a adoptar tal decisión? Permítanme manifestar que su declaración institucional resultó algo difícil de creer. Podría dar la impresión en su mensaje de representar el pasaje de la Biblia respecto a Sansón en el Templo, gritando: ¡Muera yo, y conmigo todos los Filisteos! Demasiado cinematográfico y tampoco somos Filisteos.

¿Época vacacional con festivos, desplazamientos e inconvenientes? Pueden suponer trabas logísticas más fáciles de superar siempre por las izquierdas que por las derechas.

Considerar ramplona la victoria del PP obteniendo 761.000 votos más, que el PSOE, y que los mismos podrían resultar superables en unas elecciones generales, siempre y cuando existiera una amplia movilización y alianza negocial con las izquierdas e independentistas, víctimas de sacudidas en sus Municipales, lo cual preocupa a sus mayores. Es factible. Nos consta que ya se encuentran negociando un frente común, cuyos réditos si los hubiera, serían fijados en función de la obtención de escaños, ya que Dª Yolanda ha constituido partido.

La estrategia de resistencia aliada a desarrollar por el PP y Vox resulta vital para sus intereses, ante esa especie de «bonoloto» que le ha tocado en las elecciones, ya que el PSOE ha sufrido abstenciones y votos de castigo.

Me voy a tomar la licencia, aprovechando su bondadosa lectura de una anécdota ocurrida en el Estadio Santiago Bernabéu en la final del Mundial de 1982, entre Italia y Alemania.

Allí se encontraba Sandro Pertini, presidente de Italia y cercano a él como presidente del país anfitrión, Leopoldo Calvo Sotelo. A la hora del «ambigú», alguien le deslizó al italiano, que Calvo Sotelo, iba a convocar elecciones anticipadas en España. Pensará ganarlas… le espetó, por que si no se encuentra seguro… El convocante las perdió y el nuevo presidente fue Felipe González.

Asume esta veracidad, un agnóstico de la política. Así lo dicen los que me conocen.

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