Diario de León
Publicado por
Ángel Almanza Pérez
León

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El titulo que encabeza este texto bien pudiera ser un remedo de ‘En busca del fuego’; lo malo es que los hombres prehistóricos de aquella película encuentran fuego y una manera sencilla de generarlo, cosa que no es tan fácil con el agua dulce. En España llevamos varios meses con polémicas entre autonomías o entre estas y el Gobierno central por causa del agua; bien por la distribución o disponibilidad del agua del Tajo o por otro posible trasvase de los ríos Tinto y Odiel al entorno de Doñana. La campaña electoral ha ampliado interesadamente estos debates. Tenemos casi 700 desalinizadoras en las costas, de las cerca de 20.000 instaladas en todo el mundo, funcionando todas con energía no renovable. Al record de días de olas de calor sufrido el pasado año se suma éste con pocas precipitaciones y temperaturas también record, suelos secos hasta bastante profundidad, gran evapotranspiración, necesidad de riegos anticipados, cuando ello es posible y daños ya insuperables en muchas zonas de secano. Si no fuera por la PAC y los seguros agrarios muchos agricultores y ganaderos quedarían en la ruina.

El pasado año y éste no son los primeros con déficit de agua en España, por supuesto. Llevamos décadas en que los glaciares de los Pirineos van reduciendo su tamaño o ya no existen. Algunos grandes acuíferos subterráneos, como el num. 23 de La Mancha (que afecta a las tablas de Daimiel, hoy sin agua); el de Los Arenales en la Meseta Norte (de unos 7600 Km2) o el núm. 27 de Andalucía (debajo del parque de Doñana y parte de su entorno), están bajando de nivel, están sobreexplotados. Una sentencia del Supremo de hace unos meses confirma que a partir de 2027 el trasvase Tajo-Segura deberá aportar un 40% menos de agua de la que aporta actualmente para riegos, con lo cual, o se riega con agua desalinizada, lo que es problemático y caro (el Gobierno ha prometido subvencionar esta agua!!), o se deja de secano la superficie regada. Como contraste, actualmente está de regadío en torno a un 35% de la superficie de viñedo y más de un 30% de la de olivo. Hace 50 años estos no se regaban, en particular el viñedo, que tenía prohibido el riego.

En España se ha ido modernizando el regadÍo a buen ritmo en los últimos años con el fin de reducir el consumo de agua y lograr al tiempo mayor eficiencia. Esta modernización está siendo costosa, tanto para el Estado (todos nosotros) como para los agricultores, que han sustituido su trabajo manual por sistemas automáticos de presión forzada, pero estos sistemas consumen energía que ha de pagarse. Como vemos, la energia está ligada al agua.

Acercándonos a nuestra tierra, León, también se nota la falta de agua. El nevero del Teleno, en los años 40-50 del siglo XX llegaba a San Juan. Ahora se agota antes de San Isidro. El lago de La Baña se puede decir que ya no existe. El pasado año la carencia para riego se ha notado más pues ha habido zonas, sobre todo las no modernizadas, que han tenido que suprimir algún riego. ¿Se imaginan lo que hubiera pasado sin los denostados pantanos?

En el tema del agua hemos pasado de la prioridad absoluta para riego obviando cualquier consideración ecológica en el régimen de Franco (con la autarquía había que producir alimentos, energía y crear empleo), a la actualidad, en que prevalece la ecología por encima de casi todo, desde luego por encima del riego. De extremo a extremo, y ningún extremo es bueno.

En León, la prevalencia absoluta por la ecología comenzó justo después de cerrar Riaño, que con los años transcurridos entre su construcción y cierre «se había pasado de sazón» pues muchos de los potenciales regantes se habían jubilado o emigrado. «Después de éste, ningún pantano», fue la consigna del PSOE. Que el sistema Carrión en Palencia presenta déficit de agua, pues no hay problema, se dijeron, no construimos Vidrieros en esa cuenca y lo solucionamos trasvasando agua de Riaño haciendo el canal de Galleguillos y la llevamos hasta el Canal de Campos (47 Kms.). Se descartó también por el socialista, boy belicoso, Borrel, el embalse del Omaña para acabar de regar El Páramo, haciendo caso omiso a los sindicatos agrarios y en base al informe de impacto ambiental desfavorable. La alternativa 3, que bajaba la cota no fue suficiente; afectaba a tres localidades en su totalidad y parcialmente a otra (unos ciento cincuenta habitantes). Ahora resulta que presentan más rechazo social las dos balsas que quieren construir en la zona de Carrizo y que emplean para ellas el truco del almendruco: bombear el agua hacia ellas en invierno y en verano que baje por gravedad. Pues bien, como solución a la no construcción en el Omaña, las autoridades decidieron «chupar» más agua del Esla, de Riaño, en Villalobar, elevando el agua más de 80 m. y construir un nuevo canal desde ese punto (¿era más ecológica la elevación de un caudal tan grande, con la energía que ello conlleva?). Por cierto, el presidente de la Confederación no era favorable a dicha elevación. Se ha demostrado que esa solución no era suficiente. Me parece que han querido «estirar» demasiado Riaño.

Otro proyecto que se vino abajo con el PSOE y que se podía haber hecho, al menos en parte, con escaso daño ecológico, fue el plan Eria-Duerna. Si bien el embalse del Duerna conllevaba impacto importante, no así el del Eria, que no afectaba directamente a ningún pueblo ni tenia oposición social. La Confederación prometió buscar otras soluciones. ¿Tú las has visto?

Igual que la «pertinaz sequía» de los 40 del siglo pasado hizo acelerar la, según algunos, «pantanitis», puede que la de ahora, si persiste, nos vuelva a hacer repensar el regular los ríos en su cabecera (el Omaña ya no), pues de lo que no cabe duda es que la mayor parte de España, no es novedad ahora, recibe precipitaciones irregulares, tanto dentro de un año como de unos a otros y se hace necesario conservarla para periodos secos. Como la mayoría de los pantanos se hicieron en el régimen anterior, a los ecologistas y muchas personas de izquierdas no pueden oír ni ver esa palabra, pero supongo que saben que muchos de ellos ya estaban en la mente y en proyectos de grandes técnicos, ingenieros o intelectuales de finales del S. XIX o comienzos del XX como Joaquín Costa, con tendencias sociales de izquierdas o de Lorenzo Pardo con su Plan Nacional de Obras Hidráulicas de 1932 que contemplaba la construcción de diversos pantanos y que sirvió de base para obras franquistas.

Como soy partidario de la regulación de las aguas superficiales (y de una generosa indemnización por el desarraigo para los habitantes de las poblaciones anegadas, por supuesto), cuestiono el aprovechamiento para riego de los acuiferos subterráneos.

Actualmente hay varios países en Guerra (Ucrania, Siria Yemen, Libia) en los cuales el agua dulce ha sido un factor más en su inicio o en alguna acción bélica de las mismas.Mientras hay cientos de millones de personas que no tienen acceso en sus casas al agua potable, ésta se está convirtiendo en un gran negocio a nivel mundial para las multinacionales. No es buena noticia que haya empezado a cotizar en la bolsa de Nueva York y otras; eso quizá sea un indicio más de su escasez. Bien sea por el cambio climático y aumento de temperaturas (y por ende de evaporación), por el aumento poblacional, por el derroche de la misma o por todo ello junto, la carencia de agua en muchas zonas ha pasado de ser temporal a estructural y ya no caben medias tintas; nos está pillando el toro del agua y hay que lidiarlo. Todos debemos actuar por voluntad antes de que tengamos que hacerlo forzosamente.

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