¿Es el momento de León?

Con este titular y muy oportunamente «en el tiempo» los sindicatos mayoritarios y otros colectivos, anunciaron para el día 16-F manifestaciones en León, Ponferrada y Villablino. He dicho muy oportunamente porqué esta manifestación fue convocada «en cuanto que» la moción por la autonomía para el Reino de León, fue aprobada en pleno del Ayuntamiento de León con los votos de PSOE, UP y UPL. En contra, PP y Cs.

Este era el momento de convocar la manifestación y una mesa de diálogo, para intentar «reparar» la abandonada región leonesa. La ocasión era propicia y la UPL estuvo un tanto torpe y lenta de reflejos, y listos «anduvieron» los sindicatos.

La aprobación de la moción en el pleno de León fue como una catapulta para que el sentimiento leonesista despertara y día tras día nuevas mociones eran aprobadas, con votos de PSOE, UP, algunos de PP y la UPL claro. Estas mociones aprobadas, fueron engrosando las posibilidades de éxito de la manifestación, porque ¿habríamos salido a la calle 80.000 leoneses (60.000 en la capital) si solo hubiera sido por la movilización que despiertan los sindicatos? No.

Sin duda ninguna la manifestación ha sido un gran éxito de participación que no de organización. Los leoneses no faltamos para protestar por un pasado que nos ha dejado secos y un futuro que amenaza con eliminarlos, a no ser que la Mesa por León sea capaz de no perecer de la mano del centralismo de la Junta y del Estado. Misión imposible.

Habían venido a León los líderes más cualificados del Estado y de la Junta y han comenzado a «prometer». Pero ¡qué han prometido!: ¿nuevas empresas? ¿mejoría de la situación sanitaria? ¿movimientos en educación?, ¿inversiones para repoblar nuestra región? ¿intentar evitar la fuga de nuestros universitarios, e incluso repatriarlos? ¿trabajo para nuestros parados?... esto se está pidiendo continuamente, y donde han estado los sindicatos cuando la situación se degradaba en León década tras década? Cuantas de estas promesas se han vertido al papel y se han licitado? Ninguna.

Hay infinidad de datos, demográficos, de acceso a redes sociales, de asentamiento poblacional de ayudas a la agricultura y ganadería que justifican nuestra manifestación, y que debiera ser el principio de una nueva batalla para frenar/acelerar la recuperación. Solo pedimos «los leoneses del oeste» ser tratados al menos igual que los del «este y del centro» de la Junta y de España. A prometernos pues llegaron a León los más altos representantes de los sindicatos españoles que ya estaban subidos en la tarima y emitiendo sus mítines mientras la cola de la manifestación aún no se había movido de San Marcos.

Pepe Álvarez se llevo una sonada pitada con «fueras», «Autonomía Reino de Leon» y «Leon sin Castilla es una maravilla» gritos que se reanudaban cuando intentaba retomar la palabra. De su boca salían las peticiones que no han sabido defender hasta ahora y el colmo fue cuando dijo: «doy las gracias a la Junta de CyL por invitarme a esta manifestación». Su actuación fue decepcionante, como lo fue la de Unai Sordo. Ambos citaron que en realidad «los leoneses no quieren salir de la Junta de CyL».

Solo pedimos «los leoneses del oeste» ser tratados al menos igual que los del «este y del centro» de la Junta y de EspañaEste fue otro momento de repulsa y protesta unánime de los allí concentrados. Les faltó sensibilidad para tratar el fondo de la cuestión del pensamiento de los manifestantes. «No se enteraron de nada». Vinieron a León a refregarnos que nuestro leonesismo era una utopía y a decirnos que se ponían a trabajar por León. Ninguno de los dos ni de los que le precedieron, pronunciaron en ningún momento la palabra Autonomía o Reino de Leon. Solo hablaban genéricamente de las leonesas y los leoneses y que esta vez era la que esta tierra estaba esperando.

La cabecera de la manifestación estaba nutrida por sindicalistas de distinto signo con banderas de los sindicatos convocantes. Pero el grueso de la manifestación portaba masivamente la bandera de León y cantaban continuamente consignas sobre la autonomía del Reino de León. Mezclado en la manifestación pude recorrer casi toda la misma y puedo decir que por cada bandera sindicalista había cien de León y quienes la portábamos estábamos allí por las mismas ideas: reivindicar a León y a su autonomía.

Rápidas trascurrieron las proclamas de los «jefes» sindicales, apresurados por los pitos y la escasa atención prestada, independientemente de que para cuando aun parte de los manifestantes no habían salido de San Marcos, ellos ya recogían amarras. Un fracaso total de organización, una descoordinación total, la marcha trascurrió deslavazada a lo que también contribuyó la presencia de algunos líderes políticos.

Un éxito de público, un éxito de leoneses y un éxito para el leonesismo que basamos, en el hecho de que las banderas se podían contar por decenas de millares en la larga concentración y las de los sindicatos por decenas y solo en la cabecera.

Para cuando llegaba la cola a Santo Domingo ya había acabado el espectáculo que habían programado los sindicatos. Los leoneses, a tomar unos vinos y/o a comer. Por cierto, no se dio ningún papel de interés a la tractorada lo cual viene a decir que pasaron casi desapercibidos (agricultores y ganaderos) como siempre.