Diario de León

Eutanasia: el arma de la derrota

Publicado por
Juan Llor Baños, Medicina Interna
León

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Cuando se ejerce la medicina se intenta que cada acto médico ayude a solucionar o, al menos, mitigar el estado de debilidad que presenta el paciente. Así lo exige el enfermo y la deontología médica. Al paciente no le interesa, esencialmente, saber los mecanismos fisiopatológicos que tiene alterados, sino cuál es la solución que cabe adoptar y los procedimientos más correctos, rápidos, y eficaces que se deben tomar para solventar su padecimiento.

En su actuación el médico tiene a su cargo una persona que muestra un deterioro orgánico o psíquico, en mayor o menor proporción, reclama que se le preste una atención integral a su persona, y requiere, desde el inicio, ser acogido por la ciencia y la humanidad del facultativo.

Tanto si el resultado del acto médico conduce felizmente a la curación, como si sólo cabe adoptar medidas de cuidados paliativos, invariablemente debe permanecer constante la actitud médica inicial. Es decir, querer garantizar siempre el mejor cuidado científico y humano posible. Por otra parte, mantener viva esa conducta básica inicial asegura y facilita que los procedimientos científicos que se vayan tomando están en la vía adecuada.

Muestra nítida de ejemplaridad de ello se tiene en la Medicina Militar, al menos, en lo que respecta al ejército español. En las misiones en donde tiene que actuar, sean ordinarias o especiales, es regla de oro que estén presididas por no hacer, en absoluto, acepción de procedencia de los pacientes que les llega, sea de un signo u otro, y vengan de donde vengan, tratando a cada uno con la misma dedicación profesional. Se subraya, así, que lo esencial en todo acto médico es acoger a la persona vulnerada para prestarle los conocimientos científicos que le solucione o, al menos, le alivie la gravedad de su situación.

Por tanto, en el horizonte de la actuación del médico militar no tiene cabida la eutanasia, pues, para él, el enfermo cuenta desde el inicio con todo el amparo científico y paliativo eficaz disponible, sin dar cauce a una valoración espúrea del paciente según criterios de mayor o menor utilidad, o de calidad de vida, que son los que abastecen y nutren a la mentalidad eutanásica.

Las siguientes palabras sintetizan muy bien lo que se viene comentando: «hemos aportado, durante toda la historia militar, sacrificio, heroísmo, conocimiento, ciencia… en definitiva, vida. Porque nosotros lo que aportamos es vida y tranquilidad a nuestros soldados. Lo venimos haciendo desde siempre de manera organizada» General Manuel Guiote, médico militar.

En la Medicina Militar al médico sólo le mueve un interés básico: sacar a cualquier enfermo que le llegue de su comprometida o grave situación, venga de donde venga, y sólo por el hecho de ser enfermo. El médico militar, tiene muy aprendido, y asumido, que el médico que no sabe cuidar o paliar tampoco sabe curar.

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