Diario de León

Humanitaria acción ¿Nos vamos todos? Abusos en el parking de Santa Nonia Omaña y Las Omañas

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Si, como las notas de un clarín hubiese sonado en cada rincón de nuestra provincia y aún más allá, tras mares y montañas de otras banderas las gentes miran para el noroeste peninsular de los tres mares y perciben los lamentos de angustia que las gentes de la mar y las costas: que son de la mar y viven de la mar. Los aires traen la desgarradora llamada a la vez que empujan la mancha hacia playas y costas ennegreciendo la fina arena y cubriendo las piñas de moluscos que van a morir. El buque, enorme, de los muchos que navegan cercanos a las costas: cantábricas y oceánicas ha comenzado a perder de su vientre un combustible que puede ser un principal complemento para que la industria continúe floreciendo en su afán de progreso. Pero ya no es posible. El uso fungible de las cosas no puede impedir que una masa viscosa se mezcle con la salada de la mar y los hidrocarburos del fuel comiencen a flotar obligando a generalizarse la alarma y de ahí que, de muchos rincones incluso insospechados comiencen a agruparse formando legiones de voluntarios resueltas a intervenir en tan ejemplar y humanitaria acción para el logro de que miles de familias no vean desaparecer el pan de cada día. Las masas compactas del negro combustible que en cada flujo las olas depositan sobre la arena, rocas y acantilados, son troceadas y transportadas a los contenedores donde el tanto por ciento de azufre mezclado con las demás sustancias venenosas para la fauna de cercana y profunda superficie no cumpla su cometido. Grupos, cada vez más numerosos y nutridos se alinean sobre las arenas y rocas. Son gentes sencillas que, muchos no dudaron en dejar sus ocupaciones o libros momentáneamente y cambiando su ropaje por el obligado en el disfrute de la mar temporada veraniega, se entregaron a la labor. El jueves, 19 de diciembre del año 2002 quedará imborrable en las mentes. El Prestige baja a la profundidad del océano y nace un consuelo, un respiro. Es sólo un pensamiento. De sus tanques continúan saliendo hilos que suman cientos de kilos. El trabajo es duro y los miles de voluntarios esparcidos por más de un centenar de playas invadidas o en peligro de serlo, no piden relevo. Sólo a los que las aulas llaman son los que ceden lugar a nuevos voluntarios. Soldados de los tres ejércitos aunque ordenados, acuden con el corazón voluntarioso. Setenta y nueve mil toneladas transportaba el petrolero. Varios miles ya han sido rescatadas y las manchas, pese a los intentos de conseguir que no se eleven a la superficie y fluyan o se alejen y vuelvan a regresar: el ánimo del voluntariado no decae hasta que los hermanos gallegos puedan continuar llevando el pan a la mesa, los obligará a hacer hasta lo imposible. Envidias para muchos que por incapacidad natural no hemos contribuido, prestamos con nuestra oración el deseo de que la mar vuelva a ser azulada y jamás salpicada con motas de chapapote. Que todo lo ocurrido quede grabado en la película de cada uno y, volverán, cómo no, el próximo verano o el siguiente y todos los demás a tender la toalla para henchirse de sol porque de sal y azufre tienen reservas. Pa- searán satisfechos la mirada y, de soslayo, con humildad, leerán lo esculpido en la placa labrada en el monolito que en la playa han levantado en señal de gratitud a quienes hicieron posible que el pan volviese a la mesa del pescador. Santiago Francisco Benavente (San Andrés del Rabanedo). Leo, alarmado en un principio e indignado a medida que entro en la noticia, que las universidades de Castilla y León han llegado a un acuerdo con la Junta para buscar empleo a los titulados universitarios castellanos y leoneses en la UE. Y que, gratamente, 35 de ellos ya han conseguido un puesto de trabajo en ese marco europeo ¡genial! Todos somos europeístas, pero esto supera algunos límites de la razón. O sea que, si no he entendido mal, nuestros gobernantes (?), los encargados de la cosa pública, han asumido la incapacidad de desarrollo de esta comunidad autónoma (?), su propia incapacidad al fin y al cabo, y ya no lo disimulan sino que directamente ¡fomentan la emigración con fondos públicos! ¡Promueven descaradamente que nuestros mejores profesionales, jóvenes titulados universitarios, abandonen esta tierra y se vayan a crear riqueza fuera! ¿Es esto asumible? ¿Es de recibo? ¿Es que nadie va a hacer nada? Visto lo visto, mejor nos vamos todos de aquí y dejamos que esta ¿comunidad? se convierta en vertedero, basurero nuclear o lo que tengan a bien determinar en Bruselas, Madrid o Valladolid, que, visto lo visto, viene a ser la misma cosa. Antonio García (correo electrónico). Me dirijo a este periodico para denunciar el abuso que sufrimos los usuarios del parking de Santa Nonia. Hoy, y ya es la cuarta vez, se ha repetido el suceso. Al dejar mi coche estacionado, habían entrado antes que yo otros dos coches que, entre ponte para allá y estate quieta, fueron a recoger su tiquet después que yo, a pesar de haber entrado antes. Esto no es lo indignante, aunque sí motivo de queja. Lo peor ha sido al regresar a buscar mi coche y por pasar cinco minutos del tiquet ajeno que me habían entregado, me cobran una hora a mayores, o sea, 1 euro por 65 minutos El precio por los 60 minutos es el mismo que el de la ORA, solamente que no existe ni fraccion, ni máquina que demuestre realmente a qué hora has dejado aparcado tu vehículo. Creo que, en estas condiciones, la flexibilidad a la hora de desfasarse en 5 ó 10 minutos deberia de ser la misma que concedemos los usuarios a la hora de no exigir una máquinita que dé fe del momento exacto de la llegada, con lo cual poder ceñirse a la hora exacta; al igual que deberían de disponer de fracciones de tiempo ya que no es lo mismo 15 minutos, que 60. En fin, creo que no está de más colocar dicha maquinita a la entrada al igual que en el resto de los aparcamientos publicos. Así, al menos, nos darían pie a hacer la correspondiente reclamacion de tal abuso en el lugar competente. M. F. F. (correo electrónico). José García Fernández llama al Teléfono del lector diciendo: «Quiero hablar sobre una noticia que salió hace unos días de Televisión de León. Confunden el nombre de la comarca de Omaña con el pueblo de Las Omañas. Demuestran así su ignorancia en geografía. Y que lo digan desde Valladolid, bueno que bueno, pero desde León... En mi infancia todos los niños de siete años sabíamos de memoria las comarcas de la provincia...».

tracking