Diario de León

El incremento de la agresividad humana

Publicado por
Carlos Antón Roger
León

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LLa agresión individual, al igual que la conjuntada (física o psíquicas ambas), y tan solo en decir en esta parte occidental de mundo, ha encontrado un caldo de cultivo como forma de revelación o entendimiento falso y aseverado en lo irracional, distópico en sí mismo; en el sistema nervioso humano, por los propios estudios del mismo, se están aplicando las investigaciones en cuanto a la existencia en su estructura de un todo, capaz de dar una instrucción acorde a modos y coyunturas actuales.

En la propia neurología, psiconeurología, neurociencia actual y así mismo empíricas (guerra bacterioterrorista), ya se han localizado tiempo atrás, áreas cerebrales que pueden determinar la conducta universal en las más variopintas formas artificiales y menos caras que las propias guerras anteriores, y como lo escribo, agresivas en cuanto a costes y materiales; es decir, en el propio sistema límbico implícito e inherente en el ser humano. Con esta base de estudios e investigaciones de expertos y científicos, nos encontramos que investigaciones bacteriológicas, virológicas, retrovirológicas, biológicas... etc... nos pueden llevar o llevarán inevitablemente a la conclusión que nuestro cerebro está o estará cableado o programado al deseo de laboratorios afines hacia el acrecentamiento de la propia agresividad humana en su incremento antojado con fines económicos (conexiones neuronales/sinapsiales) para la propia agresión en forma genética o eugenésica. Por tanto, quienes piensen o pretendan que la agresividad humana es innata o tal vez instintiva en el ser humano, estarán errados sin ninguna duda, pero en estos tiempos, con perplejidad diversificada.

En mis lecturas (Ashley Montagu, sobre su tesis etológica, indica bien a las claras, que ninguna conducta humana, está genéticamente determinada....), me he topado, con el hecho de que podemos producir un efecto conductual (psicológico-específico), mediante la destrucción o estimulación de un área concreta de nuestro cerebro, que será la base orgánica de nuestra conducta, pues es ahí, donde se encuentra focalizada y actualmente con la precisa ayuda artificial externa al mismo tiempo que enérgica. Bien, y dicho todo lo precedente como entrada técnica en el presente Atc., quisiera explicar la propia agresividad humana, desde un estado comprensible, el social, personal y conductual.

Encuentro plausible, que los eventos relacionados con el aprendizaje (psicología conductista), cambian o así mismo modificando nuestro comportamiento y maneras de actuación, siempre que nos ayude a la repetición de un comportamiento o talante deseado

En idéntica forma, que el ser humano es psicópata de nacimiento, amén de cualquier otro tipo de alineación, y tales son conjeturados en brotes, situaciones extremas, altibajos conductuales o relaciones sociales, naturales o de índole variopinta, la mencionada agresividad, es y será muy pareja al mismo, siempre. Pero es obvio que atravesamos tiempos convulsos que, por sí mismos, nos inducen a manifestarnos de forma enteramente equívoca con esa tendencia a ser o sentirnos superiores a nuestros análogos, o lo que sería lo mismo, que nuestro propio sistema evolutivo, se vea tendente a ser, a ser más que nuestros idénticos, en igual forma, que el tener ha iniciado una curva descendente, es decir, nos encontraremos con unos parámetro cambiados, que nunca complacerán al pensamiento propio o conjunto, conjunto y uniforme tal en tiempos pasados. Con lo cual, nos hacemos por propio sentido de existencia dicho, en escala evolutiva, de la propia sopa Darwiniana, en seres agresivos e irreflexivos en un conjunto social de por sí, ya corrupto, corrompido al mismo tiempo que artificial y engañoso, siendo el resultado lo que estamos percibiendo día a día; odio, ira, agresividad, egoísmo... etc.. Obviamente, en el bloqueo incesante del diálogo por la persistente solidez interna y personal de cada cual, falsa y equívoca, pues la conjunción de ese pensamiento maniqueo y dirigido desde entes ajenos a nuestra propia razón de ser, se está trocando en viral, en colectividades definidas, pero erróneas en motivos y fines, es decir, esclavos de nosotros mismos y nuestra mitigación pasa por aceptar la ignorancia a la cual nos hemos hecho adeptos al fin, pasando e ignorando nuestro propio potencial humano, ya que la mente lo bloquea más, al dejar de usarla como mejor herramienta, por ese pensar irracional o tal vez compulsivo o irreflesivo en el uso del recurso hacia la adicción paulatina de nuestra agresividad creciente, impostada en gran medida, ¡pensemos en ello!

Y cada fecha que ocurre, más convencido me siento, de que la felicidad, la presumen aquellos que no piensan nunca o tal vez lo estrictamente inapelable, para crearse su propia objetividad. El pensamiento verdadero, veraz, verídico... es y será como un leviatán, perturbador de nuestros orígenes o tal vez una alineación que ataca a los mismos, transfigurandolos en agresivos individuales o sociales, en el abandono del ser, como esencia suprema de existencia. Leo a B.F. Skinner (1904), y encuentro plausible, que los eventos relacionados con el aprendizaje (psicología conductista), cambian o así mismo modificando nuestro comportamiento y maneras de actuación, siempre en cualquier ente que nos ayude a la repetición de un comportamiento o talante deseado y siempre en función de concretas circunstancias, cierto!, o tal vez, el conductismo, pienso, ha tocado fondo... me surgen al respecto ejemplos varios, por la similitud que se está operando en esta centuria. (La psicología tiene sus límites marcados, en el cometido del día a día), y la podemos distinguir entre el mundo libre y el limitado (prisión, presos, limitados sociales...) y percibimos que las diferencias son nimias, triviales, pero eso sí, probadas a través de la convicción empírica, ya que la propia sociedad actual, la dueña de la pautas de conducta, nos las indican en un amplio espectro conocido por todos, por tanto el ser humano se extinguirá siempre con su muerte, mientras que la persona jurídica será consumida en su disolución y liquidación, queda por tanto claro el espacio que ocupa el ser humano en este nuestro mundo, ya que la razón, sí la razón, nunca lo razonable, tratará de decidir lo que justo, mientras que la agresividad humana, lo que sea justo, o lo que por ella decidan o ya han decidido. Por obligación y necesidad será el pensar individualizado.

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